En ésta historia les regalo un pedacito de mi corazón. Esperando que a través de ella disfruten de un momento agradable.
Les cuento que mi hermana fue inspiración para mí a pesar de que eramos muy diferentes.
Mis hermanos en una ocasión le tomaron una fotografía con una cámara instantánea y en la parte de atrás escribieron una nota que decía "Issa la fea", de ahí el nombre. Aun después de mucho tiempo ella misma hacía bromas sobre eso.
Audry está inspirada en mi otra hermana mayor, era bellísima aunque ese no es su nombre. Lamentablemente ambas lucharon contra la depresión, ambas enfermaron de cáncer, pero Issa decidió quitarse la vida al no soportar el dolor y poco después mi otra hermana también falleció. Parece tragedia pero es que la realidad supera la ficción por eso quise darle un toque realista a ésta historia.
Doy gracias por la vida de ellas, por sus consejos y por su amor. Yo misma he sufrido de baja autoestima y comprobé que es un problema que afecta indistintamente a personas de cualquier clase social y aspecto físico.
Como cuenta la historia, Issa era inexpresiva, tenía mucha fortaleza pero le costaba demostrar sus emociones. Muchos hemos sido así, me incluyo, por miedo a dar una impresión de debilidad. No es que no sintiera alegría o gratitud, simplemente no lo expresaba.
Es común escuchar a frases como sonríe sin importar como te sientes, pero así no funciona porque no lloramos para estar tristes, lloramos porque estamos tristes. De igual manera no podemos sonreír para estar alegres, sonreímos porque nos permitimos estar alegres, nos permitimos amar y disfrutar los bellos momentos que la vida nos regala.
No podemos controlarlo todo, no todos los amores vuelven, no podemos obligar a nadie a permanecer a nuestro lado y no podemos librarnos por completo del caos pero si te aceptas a ti mism@ y te permites apreciar las cosas buenas que hay en tu vida te prometo que estarás muy cerca no solo de la felicidad sino de la plenitud.
Podrás disfrutar de las cosas que amas sin miedo, sonreirás porque te permites ser feliz. Podrás disfrutar de amores bonitos, de una sexualidad placentera, sin lastimar ni ser herid@, podrás dar y recibir, aprender y enseñar.
Yo tuve un comienzo muy caótico, pero decidí que quería más momentos alegres, más amor, menos miedos y aún estoy en el proceso pero agradezco y disfruto cada cambio positivo por más pequeño que sea. Después de escribir ésta novela, decidí hacer algunas certificaciones de coaching, pnl y mindfullness, me di cuenta de que quería compartir un mensaje a través de mi pasión que es la escritura y aquí estoy intentándolo. Quiero que perdamos el miedo a que nos llamen feas, sabiendo que podemos ser unas feas felices. Mi hermanita no pudo leer el final de la historia, no pudo verme crecer como mujer pero fue una persona hermosa, no la culpo por lo que hizo, el dolor se interpuso entre ella y sus deseos de vivir pero estoy segura que deseaba una vida plena para las personas que amaba. Y yo también te deseo plenitud a ti que me has regalado una parte de tu tiempo al leer ésta historia y si así lo deseas puedes pasarte por mis otras novelas.
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A continuación les comparto los primeros dos capítulos de mi novela SIN MIEDO A VOLAR.
Cuando era pequeña pocas cosas podían frenar mis alocadas desiciones, tal vez porque desconocía que la vida adulta y la ansiedad intentarían acabar con mi espíritu aventurero.
En fin, ahí estaba yo, preparando el equipaje para pasar una semana de vacaciones junto a mi hermano Liam y su familia.
Estaba mas preocupada que emocionada, no solo porque a mis 27 años sería la primera vez que viajaría en avión sino porque me dedicaba a recaudar fondos para una organización sin fines de lucro que protegía una pequeña reserva natural y las cosas no iban muy bien, así que, aunque yo había trabajado bastante los últimos meses necesitábamos la mayor cantidad de recursos posibles para mantener a flote el lugar.
El caso es que yo vivía en en el noreste de México y mi hermano en el norte de Canadá por lo que no nos veíamos físicamente desde que mi madre se casó por tercera vez y ya habían pasado unos 4 años de eso. Mis sobrinos estaban creciendo y verlos era quizás lo único que me hacía ilusión de ese viaje.
No tendría que salir del país pero nos veríamos en uno de los resorts más costosos del Caribe. Por supuesto que los gastos de hospedaje correrían por cuenta de Liam porque yo ni en sueños pagaría por hospedarme ahí, aunque tuviera dinero para hacerlo seguramente preferiría utilizarlo para la reserva.
— Relájate Yuli, los búhos y ocelotes no te juzgarán por tomarte una semana libre — dijo Andrea, mi mejor amiga, compañera de trabajo y de vivienda.
— Ya quisiera yo unas vacaciones pagadas — replicó Lalo — nuestro mejor amigo y arrendador.
— Ojalá pudieran ir conmigo, para que sostuvieran mi mano durante el vuelo — cerré la maleta, la puse en el suelo y me tumbé boca abajo sobre la cama intentando hacerme a la idea de que no tenía otra opción ya que por carretera sería un viaje largo y cansado.
— Ojalá pudiéramos nena, pero por lo menos te llevaremos al aeropuerto — dijo Lalo y eso era un gran gesto de su parte ya que el aeropuerto más cercano estaba en una ciudad a unas 2 horas de donde vivíamos.
Después de hacer chek-in me despedí de mis amigos y respiré hondo pero mientras caminaba hacia la sala de espera estuve a punto de tener un ataque de ansiedad así que me detuve para sentarme un momento en el piso e intentar calmarme, algunas personas me miraron con desagrado e incluso un guardia se acercó a mí y revisó mis pertenencias porque mi comportamiento le pareció sospechoso, así que aunque no quería hacerlo tomé una de mis pastillas calmantes sabiendo que me causaría mucho sueño.
Cuando llegó el momento de subir al avión comencé a sentir pesadez y afortunadamente me quedé dormida durante el vuelo, tanto así que una azafata tuvo que despertarme para que bajara cuando llegamos al lugar de destino.