19-06-20 (11:50 pm) dentro de unos minutos acabaría el otoño y empezaría un nuevo ciclo…
una mirada basta para entender que no había vuelta atrás, que ya nada sería lo mismo, que solo faltaban minutos para que su mundo se acabase, faltaban minutos para que aquella florecita cerrara esos enormes y hermosos ojos, pero no puedo parar de observarla… tengo miedo de que si los cierro tan solo una vez pierda mi última oportunidad de mirarla…
mientras me perdía en su mirada ya cansada, le decía cuanto la amaba…
—tengo miedo, no quiero irme, no quiero estar sola— dijo con los ojos llenos de lágrimas.
¿cómo consuelas a una flor? Si sabes que sin importar lo que pase se va a marchitar, que sin importar que el invierno la alcanzara.
—Todo estará bien florecita, te lo prometo—las lágrimas también corrían por mi rostro.
Ella al ver que lloraba, con la poca fuerza que le quedaba alzo su brazo y con sus dedos me limpio las lágrimas, su mirada reflejaba tristeza y dudas, pero aun así me sonrió… como antes, antes de que toda esta mierda ocurriese.
La abracé despacio y delicadamente tenía miedo de lastimarla, ella me abrazo con fuerza, podía sentir como clavaba sus dedos en mi espalda… sentí tantas cosas, en ese momento sentí que mi vida se acabaría cuando la soltase. Como cuando estás en el fondo del océano e intentas salir a la superficie y no puedes y poco a poco el oxígeno es menos por lo que el pecho duele, pero no puedes hacer nada, nadie puede ayudarte y te sientes solo.
Mientras este sentimiento corría por mi cuerpo un pitido sonó aunque estuviese cerca parecía tan lejano. En ese preciso momento mi pecho se infló y desinfló de golpe, temblé y de repente parecía que toda el agua del océano que había retenido, por tanto, tiempo hubiera salido atreves mis ojos… sentía como el alma se me vaciaba dejando la tristeza, la angustia y la soledad apoderarse de mí.
Me levanté para ver su rostro parecía imperturbable como si todas las dudas y el temor hubieran desaparecido.
20-06-20 (00:01 am) siento como un viento helado, me roza el rostro, mire hacia ventana y aunque veía muy borroso por la acumulación de lágrimas, observe como caía nieve y con un dolor muy fuerte en el pecho tuve que aceptar que el invierno se había llevado a mi hermosa flor.