Capítulo 16: Amistades

Escapé de ese lugar, me fui a la plazoleta del Distrito Central, vi toda esa gente enferma. ¿Es egoísta de mi parte tener que escapar de todo esto, teniendo una cantidad de gente muriendo a mi alrededor? No lo supe, tenía muchos sentimientos. No podía más. Sabía que no podía ir a mi tienda, me iban a encontrar ahí de seguro. Mi corazón me dolía, como nunca. En esa plazoleta, me senté a la orilla de la fuente, y me puse a llorar. Mucha gente decidió ignorarme, otras solo ponían atención a sus familiares enfermos, que se encontraban en el suelo.

Para mi desgracia, en en ese mismo lugar, mientras lloraba, las cosas empeoraron aún más: Comencé a toser. Me cubrí la mano, y para mi sorpresa; gotas de sangre.

Estaba enfermo, sabía lo peor. Mi tiempo estaba contado, y no tenemos una cura aún. Sabía lo que había pasado en ese momento: Fallé. Le fallé a ese ángel, no podía hacer nada más. Y que de todas maneras, Smirtk tenía razón. Un simple herbolario no podía curar una enfermedad con las que ni los más grande médicos pueden combatir. 

Era hora de volver a Oriunde. Esperar a que se me acaben los días ahí. Tal como hace 18 años atrás. Encerrarme para no contagiar a nadie, y ver como se apaga mi energía, porque como estaban las cosas, estaba claro; No íbamos a alcanzar a crear una cura a tiempo. 

Me levanté, me limpié la sangre en mi pantalón, y me dirigí a mi tienda. Esperando que no haya nadie. Para mi buena o mala suerte, sí había alguien. Chelsea sentada en frente de la puerta de mi tienda, con la mascarilla de pico largo. 

-¡A-Abraham! ¿Dónde has estado? ¡¡Me tenías preocupada!!, no te veo desde la mañana...- Dijo Chelsea abrazándome. Al separarse de mí, intentó quitarse la mascarilla, pero la detuve.

-No lo hagas.....-

-¿Por qué.....? Ay....No, no, no me digas qué...-

-Sí. Lamentablemente, supongo. Fallé con ayudar, supongo.-

Chelsea, aún con la mascarilla, hizo que me sentara al lado de ella al frente de la puerta de mi tienda. 

-Es la segunda vez que estamos así....Y te lo repito, no sé qué habrá pasado adentro del castillo, ni con el doctor, o con la reina....Pero sí tengo fe que te has esforzado como nadie....No puedes rendirte ahora...-

-Me rendí, Chelsea, ya no puedo más. Creí que estaba ayudando con esto, pero, me enamoré....Perdí el tiempo, hice perder el tiempo, no puedo ayudar siendo un simple herbolario de Oriunde...Yo-.....Simplemente no puedo, no soy fuerte....Traté de mantenerme fuerte por todo este tiempo. Pero ya no puedo más...-

-Abraham......Eres la persona más valiente que conozco...Te atreviste a salir de tu pueblo, viajar a la gran ciudad, crear una gran tienda, ayudaste a los que necesitabas, llegaste a trabajar en el castillo, y lo más valiente.....¡Te enamoraste! Mostrarte vulnerable a otra persona, es de valientes.-

No sé como las palabras de Chelsea me ayudan. Lo hizo al principio, lo volvió a hacer.

-Y....No sé, puede que sea cierto, y la enfermedad nos haya ganado...Pero no puedes desperdiciar tu poco tiempo aquí. ¿No crees?. Ayuda al resto con tus hierbas. Nadie más lo sabe hacer, solo tú.-

Me sacó una sonrisa. No lo puedo negar, de hecho, comencé a reírme. Era raro que alguien con esa mascarilla me diera consejos sobre la vida.

-Muchas gracias, Chelsea. Supongo....que es lo que necesitaba.-

Nos reímos por un rato, y entre nosotros se inundó un silencio por un rato.

-¿Abrimos la tienda? Creo que la gente lo necesitará. Al menos para aliviar los síntomas....-

-Sí, por supuesto.- Respondí. 

Creo que sin Chelsea, ni siquiera podría haber llegado hasta aquí. Y quizá nunca tenga una amistad tan linda como ella. Todavía se mantenía el pensamiento de que ya no podríamos hacer nada. Solo esperar. Dejándole el problema en las manos de los doctores y de Zoe.