Narrador Omnisciente.
Tres Jones y un Collins se enfrentaban a tres escenarios diferentes.
Una Jones con el de la vergüenza al recordar lo que había pasado esa mañana con su odioso vecino, porque se había burlado de ella y de su torpeza al no percatarse de las cortinas abiertas, y todavía más al recordar como este la ignoro olímpicamente en todo el día. Desde que se atrevió a decirle esas palabras y a mirarla de la forma en que lo hizo, no la miro en el resto de horas, solo se la pasó hablando por su teléfono causándole a Sofía una gran curiosidad y una de esas preguntas que su cabeza generaba era: ¿tendrá novia?
Por otro lado, una Jones acababa de entrenar y la había pasado bien con su "Apuesta". Porque por fin acordaron un dinero con respecto al dichoso trato propuesto por Guzt. Pese a que Aitana disfrutaba de la compañía y los chistes malos de Austin, su conciencia solía reclamar continuamente cuando estaba con él por todo lo que Austin pudiera hacerla sentir en un futuro y por más que se lo trataba de meter a la cabeza que no. Ella sabía que también podría salir perjudicada sobre todo eso. Ya había visto cómo su padre sufrir por el amor de su madre, por su partida y lo menos que necesitaba ella era convertirse vulnerable ante ello.
No muy lejos de ellas estaba un Collins, el que solía odiar los compromisos, odiaba consolar a la gente y el que odiaba abrazar a las personas que lloran delante suyo porque le parecía que la mayoría de veces era una ridiculez, pero viéndola así, dejó todos esos prejuicios. Sabía que esta sufriendo que pese a eso, ella tenía que estar sola y retomar su camino, era consciente que era lo que estaba haciendo mal. Que a su vecina no debía estar abrazándola de la manera que justo en ese momento lo están haciendo, no donde por un momento sintió que podía hacerla sentir mejor.
Lo que él no se alcanza a imaginar es que Aina le agradeció internamente. Porque desde que su mamá, su hermano y su hermana no estaban, no recibía esos abrazos tan sinceros. Extrañaba a su hermana, que su consejera estuviera para que le dijera lo que estaba mal y lo que estaba bien, cuando le preguntaba sobre su relación y si él alguna vez le había hecho daño. Pero ya que ella no estaba, tenía un abrazo que hace meses no recibía, uno que al parecer compartía su dolor.
Porque ni su novio compartía ese momento con ella, ya que mañana se cumplían seis años de la muerte de su madre y de su hermano Edward. Y Aina era la que más le costaba no demostrar cuanto eso le dolía.
—Todo va a estar bien —Esas fueron las palabras de Pablo y pese a que no más sabía que decirle, para ella ese abrazo era más que suficiente.
A las afueras del instituto se encontraban Sofía, Austin, Aitana, Lionel, Hongi y Grace, esperando a sus respectivos padres. Para Hongi y Grace una gran sorpresa les estaba por llegar y eran sus hermanos mayores cosa que ellos no sabían. Mientras las dos Jones se preguntaban por su hermana, ya habían visto salir algunos de su clase de cocina pero todavía no había señales de ella.
—¿No sé quedaría con el imbécil de Gustavo? —Aitana le preguntó sin ocultar su tono de desprecio hacia el novio de su gemela a lo que la rubia solo se encogió los hombros—. El día que me entere que terminaron, voy hacer una maldita fiesta.
Sofía estaba un poco tranquila ya que Mateo no estaba con ellos, pero pocos minutos después apareció y a ella le provocó empezar a cavar un hueco para no verlo a la cara. Sus mejillas automáticamente se tiñeron rojas y eso que nadie excepto ellos dos sabía lo que había ocurrido esa mañana.
—¿Qué te sucede?, ¿tienes fiebre? —preguntó, curiosa Aitana al ver a su hermana mayor con la cara totalmente roja.
—No, es solo que tengo un poco de calor —contestó algo nerviosa, a lo que su hermana no le prestó mucha atención y sencillamente se estreso más al ver que su hermana no aparecía.
—Si, ahora le dicen así a la vergüenza —escucho como murmuro con cierta burla, de su vecino.
Lo que la hizo plantearse seriamente sobre su mudanza a China.
Cuando todos estaban en lo suyo, un auto deportivo azul llegó, y se bajaron dos personas realmente grandiosas. Chloe y Will, los hermanos mayores de Hongi y Grace.
— ¡Sorpresa! —gritaron a todo pulmón al bajarse del auto, tomados de una de sus manos y con los brazos arriba.
Grace empezó a correr a los brazos de su hermana, algo que tenían era un amor único por ambas. Grace empezó a llorar al sentir el aroma y cuerpo de su hermana, se había ido con su novio y su hogar no era lo mismo sin ella. Por otro lado Hongi se quedó paralizado en su puesto, pese que con su hermano se llevaban bien y el parentesco que tenían era como de dos gotas de agua, este no reacciono y sencillamente se alegraba internamente que volviera, porque la extrovertida personalidad de su hermano era una de sus razones para reír cada día.
—¡Oh, hermanito!, ¡si, no me asfixies! —ironizó Will poniendo los ojos en blanco.
—Lo siento —Se acerco despacio a su hermano y se dieron un gran abrazo fraternal.
Las dos Jones corrieron a los brazos de Wilson y Grace cuando los otros dos se habían separado. Estos las abrazaron juntas, también eran personas muy importantes para la vida de los pelinegros, y cómo no serlo y las había visto crecer y pasar por diferentes etapas juntos a sus hermanos.