Pablo.
***
Estoy nervioso, lo estoy y mucho. Me acomodó la chaqueta negra para sacar el calor que siento.
Tu puedes, recuerda que esto es lo que amas hacer, amas cantar, amas la música y amas expresar lo que sientes.
Bueno lo último tal vez no...
— Pablo lo harás bien — me alienta Julis — Todos lo haremos bien, además van a estar la gritona de la peli azul y la gemela.
— Rayitos azules — corrijo —Y si una de las gemelas, es raro que solo sean ellas acá en el instituto.
—Antes habían unos muchacho, pero mejor ni me hagas hablar de ellos — hace una mueca —Con tal, tienes a tus dos chicas para felicitarte después de esa canción. —nos reímos — ¿Por qué decías que no se te daba, si lo hace?
— Porque hasta hace dos meses así era, no era capaz de escribir, ni nada de eso.
—Bueno, ahora ya sabes que eres capaz, entonces puedes perfectamente aprovechar tu talento. —los demás se nos unen —Ya que todos están tengo algo que preguntarles. Que día que fui a una cafetería un poco lejos de acá note que es muy concurrida y que están haciendo unas audiciones dentro de poco, entonces me preguntaba ¿Por qué no participabamos?
Nos miramos entre los demás sin saber qué responder.
— Veamos como sale esta canción propia de nosotros y después miramos a ver que tal. Es una buena de iniciar — habla Aaron, Enge asiente.
Mi teléfono suena y me voy aparte para contestar. Ya las personas están ahí ubicadas, todos quedaron fascinados por el espectáculo de danza, donde vi a Sofía jugandoselas todas o todas, pero también algo muy raro en Mateo, no como si le hubiera molestado el beso, mucho más que eso.
Me llevo el teléfono a la oreja.
— ¿Alo?
— ¡Pablo! —me separo el celular y quedó confundido, es un número nuevo —¿Alo?
— ¿Con quién hablo? — pregunto.
—¿Qué te pasa Pablo? No te acuerdas del negro Caleb — me empiezo a reir, Caleb al parecer tiene gripa y no le reconozco bien la voz.
— ¡Hermano! ¡Hace tiempo que no hablábamos!
—Si, desde que nos abandonaste hermano — escuchó una voz al fondo — ¿Cómo vas?
—Bien Caleb, acá en San Diego, acostumbrandome a los climas, al ambiente, al conocer, al todo.
—Debe ser difícil. Briand me contó que vas a venir con tus hermanos.
—Exacto, en una semana.
—Por eso te llamaba, cuando vengas a fiestar hermano, porque no creo que tengas tantas candidatas por allá — se ríe —A mi parecer las mujeres de Nueva York son mejores.
—Son dos tipos de mujeres diferentes, mientras las de allá son más de ciudad y con una estructura de vida, fiestas los fines de semana y una vida más monótona. Las de acá son mucho más naturales, que se yo ¿más libres?
—¿Es a mi o hay alguien?
—Es a ti, enfermo.
—Bueno, pasamelo — Briand aparece —¡¿Qué tal insecto?!
— ¡¿Qué tal, molusco?! —le respondo. Briand es como mi mejor amigo, pero últimamente se es difícil comunicarnos. El instituto de allá con exámenes, acá los deberes escolares, más los extras. Es pesado.
— ¿Ya cantaron? —le contesto que no— Le pides a alguien que grabe, quiero ver que tal salen esos gallos matadores.
Los tres nos reímos a través del teléfono.
>> Cuando vengas, procura traer regalos. O por lo menos a las gemelas —me empieza a joder —Porque ya tienes a la peli azul esa.
—Rayitos azules, además deja de pensar de esa manera en mis vecinas.
En Aina
—Ya quiero ver, quien es la de ellas dos que te mantiene tan confundido — comenta Briand y escucho la voz de Caleb quien discute—No te lo voy a explicar ahora... Yo soy su mejor amigo, deja de ser raro — le dice y niego por su discusión.
Julis llama mi atención y me hace mímica, señalando su muñeca como diciendo que la hora — Porque no tiene reloj—. Me despido de los chicos y me exigen grabar la presentación. Esta mañana le dije sobre eso a Austin.
Ojala lo haga él atronado ese.
Nos preparamos y me acomodo en una banca. Ya hemos cantado tres canciones, pero esta es diferente. Es de nosotros, una de la que yo escribí, una en la digo tanto —Por primera vez —.
A lo lejos veo a Austin que le saluda como un soldado, sabe que esto es importante para mí. Espero que a él le haya ido bien en los partidos.
—Chicos llego el momento de saber que es lo que expresan los que aman la música. A darla toda — Nos dice Ernesto que acomoda unos cables y se baja por las escaleras, al frente de la tarima.
Todos nos damos una mirada y sabemos que esto va a empezar. Julis empieza dando un sonido con el bajo, Aaron con la batería da unos toques y Enge con la guitarra. Yo sentado en la silla, veo que todos están fijos en nosotros y respiro antes de empezar con la canción.
¿Ves lo qué yo veo?
No, no lo creo.
Veo cosas que tu no.
Veo las cosas de las que huyo.
Veo miedo en tu mirada, pero te lo diré de una vez.
Sonríe de nuevo (Sonríe de nuevo)
Sonríe demostrando que eres grande.
Sonríe de nuevo, sonríe con valor.
Repaso toda la audiencia, pero sin prestar mucha atención. Hasta que llegó a ellas dos. A ella. Están en el lado derecho, en la mitad de la gente, ambas me miran con una sonrisa, pero la de ella me desemboca. La siguiente parte es justo para ella.
Sonríe de nuevo (Sonríe de nuevo)
No llores por él.
¿Lo vale? No lo creo, vale más lo que tienes.
Vales más que él, vale más el volverte a querer.