Aitana.
Hablando con la rubia y Elena, acerca de Mateo que parece el grinch por su traje y todo esto de la reunión, está de muy mal humor. Uno que nos causa mucha gracia. Esta que se acomoda la corbata y bufa.
—¿Alguien sabe de su hermana? —pregunta, llegando papá —No me contesta y le dije que la quería acá.
—No debe tardar, ella sabe que es importante para ti —lo anima Sofía.
Pero reviso mi teléfono y ya esta algo tarde, todos los invitados están y ya nos tomamos una fotos, para hacer el brindis.
—Su hermana no cumple ni a... —no termina la oración. Porque Layla hace presencia en el salón.
Nuestros ojos se van a ella y luce impecable. Un traje de pantalón, con saco rojo y unos tacones negros, con una blusa debajo blanca, pegada a su torso. Su cabello esta suelto a lo natural y se maquillo un poco. Ella se acerca, mirándonos algo rara.
—¡Papá! —le da un abrazo a nuestro progenitor —¡Elena! —la saluda a ella —¡Les quedó todo tan hermosos! —dice con entusiasmo.
—¿Por qué no habías llegado? —su sonrisa se borra un tanto ante la pregunta y se remueve en su baldosa.
—Eh, no hay una excusa como tal. Solo que tuve que hacer algo muy importante. —explica, pero sin mirarlo a los ojos.
Eso me hace mirar a Sofía, como queriendo que ella me explique que esta pasando. Ella también está confundida, pero algo me dice que es sobre lo de mamá y Edward.
Las cosas se quedan así y pasamos hacer el brindis, el cual lo hace papá y Elena. A y también la entrometida que estuvo en casa semanas atrás. Saluda a papá lo más de confianzuda y a Elena ni la repara. Dan las palabras y todos aplaudimos.
—Ya mismo saco a esa tipa del lado de papá —dice y se dirije como toda la elegancia Layla.
—Esto va a estar bueno —murmura mirando atentamente Sofía.
Layla se la quita de encima de papá y parece que hasta discuten, pero papá se llave a la Layla lejos.
—Es un caso —niega con diversión —¿Cuándo es el lanzamiento de los vino? —pregunta Sofía a Santiago.
—Es en dos semanas, se hará para las fechas de mi cumpleaños —hace una seña como que él es importante —. Y por fin conocere a quien me tuvo trabajando un 25 de diciembre —bufa —¿Qué persona hace eso? Era mi día de descanso y no, yo levantado a las 8 de la mañana trabajando.
—Para eso te pagan —me burlo.
Además que la situación es divertida, teniendo en cuenta quien es la dueña o bueno la directora principal.
Austin y Pablo se acercan y entre todos hablamos y de esa manera se dan las 11:30 de la noche. Mi teléfono suena y noto que es un número desconocido. Me separo de ellos y Austin me mira con curiosidad. Tomo la llamada y un escalofrío me recorre.
—Te quiero a fuera de ese lugar inmediatamente y trae a ese novio —reconozco la voz de Armando, me giro un poco y veo que Austin me observa atentamente.
— ¿Qué quieres? —digo seria.
—Sal y averigualo —hace una pausa —. No te preocupes, no te voy a hacer daño y menos si él viene contigo.
Cuelga antes que pueda decir algo y algo se trama. Miro a Austin y él da algunos pasos hasta quedar al frente mío.
—¿Que pasa, nena?
—Armando llamo y dijo que a ambos nos quería afuera —noto como forma sus manos en puños y suspira pesadamente.
—Vamos —empezamos a salir del salón. Hasta llegar afuera, donde está Armando con otros dos.
—Debimos llamar a los demás —murmuro, tomando su mano.
—No queremos problemas justo ahora —dice, antes de encararlo —. ¿Qué quieres? —habla bruscamente.
—Nada, solo vamos a charlar como amigos —sonríe tan cínicamente —. Ay, por cierto dile a tu hermana que esta mano derecha, pega de lo lindo. Solo que tenga cuidado, no hace falta que yo le enseñe que tan buena es la mía — prieto la mandíbula por su amenaza —. Bueno como amigos que somos, vamos a hablar de verdades.
— ¡Deja esa mierda, de tu hermano! —brama Austin.
—Tranquila bestia, charlemos. Es el último momento antes que la campana de finalización de año se cumpla. Primero yo, luego ustedes para que me entiendan —se recuesta en un árbol que hay cerca —, he odiado Aitana desde hace años y sigue ese odio.
—He odiado a Guzt por meterse con mi hermana —habla un amigo suyo.
—Te he tenido ganas, desde que tengo memoria —dice el otro y me da una mirada de depravado. Cosa que no pasa desapercibido por Austin.
— ¡¿Te quieres morir imbécil?! —hace el ademán para golpearlo, pero lo sostengo fuerte del brazo.
—Austin cuéntanos tu secreto —la malicia de sus palabras se nota a kilómetros —. Verdad no tienes nada, solo que le rompiste el corazón a Kanti, lástima que ella no sea de esas niñas sensibles y será un problema para ti o a lo mejor no —esta vez, me mira fijamente — Quizás cuando Aitana cuente su secreto, estarás en sus brazos.
—¡Entremos! —se gira para a entrada y me arrastra con él.
— Aitana cuéntaselo —me niego a crecer que habla sobre eso —. Dile, como apostaste por él —eso hace que Austin se detenga a pocos pasos de la entrada—. Cuéntanos Aitana, ¿qué apostaron? ¿Y si ganaste?
Austin me suelta y camina hasta tomarlo del cuello. Corro a ellos y trato de separarlo.
— ¡¿No te cansas de hablar tanta mierda?! —se gruñe —. Déjanos en paz.
—Si que sabe engañar —sonríe —Muestraselo.
Mi corazón empieza a latir por mil y uno de sus amigos, pone un celular al frente de Austin y lo reproduce. La grabación del día que estábamos en el patio los cinco. Se empieza a reproducir y Austin va soltando el agarre de Armando para ver el video, mis manos tiemblan y se que esto será lo peor y llega mi parte.
—Tu Aitana, con Austin —las lágrimas quedan retenidas en mis ojos.
—Acepto —mi voz es lo último que se escucha de la grabación.