Las Jones.

44. La Verdadera Culpable.

ADVERTENCIA: Este capítulo es narrado tanto en presente, como pasado.

 

Mateo.

****

CANCIÓN DEDICADA: Get you the moon.

 


Verlo de pie ante mí es más difícil que antes. Porque antes no sabía que se siente tener una vida sin tener al monstruo presente, lo descubrí y la paz emocional que gane fue mucha. 

El punto está que no puedo toda la vida huir e ignorar el problema, quiero ser un nuevo Mateo o quizás no, solo quiero enfrentar de las cosas por las cuales no soy sincero. Verlo tan parecido a Santiago me hace saber el porque él es su orgullo, su hijo favorito, al único que no le haría daño. 

Lágrimas salen de mis ojos y el recuerdo del niño de 14 años me inunda.

 

— ¿Estás dispuesta acabar con la vida del pilar de tu familia? — escuché la voz de mi papá. Estaba viendo por un hueco que había en una pared de la cocina a la sala. — Es todo no es cualquier cosa.

— ¡Te quieres callar! — grito aquella mujer rubia, un un cuerpo ancho y unos ojos entre azules con gris — Amor, te necesito al ciento por ciento, no que te me acobardes. — vi que se acercó al sillón donde estaba mi padre y se le subió encima con la piernas abiertas — ¿Éstas de mi lado?

—Por supuesto que sí, Ava — la tomó del cuello y la acercó a sus labios.

 

La vi por primera vez, consciente que mi madre iba a sufrir al saber que mi padre le era infiel. Pero tenía la esperanza que cuando se enterara su relación pronto se iba acabar, a la vez me daba alivio, suponía que ya no iba a tener que sufrir las peleas constantes de mis padres.

Pero al verlo al frente en esta nueva casa con la botella en la mano; yo de rodillas ante él, me doy cuenta que yo me quejaba en ese entonces, pero en realidad no era nada comparado con lo que me esperaba.

Porque mi vida dio una vuelta de 360° al verlo convirtiéndose en lo que se convirtió, por una mujer que supo manejar a su antojo.

Convirtiéndolo en un asesino.

 

Ese fin de semana no había querido ir a visitar a la familia de mi mamá, las tías siempre me molestaban los cachetes y era muy incómodo. Así que solo me quedé en la casa, sabía que mi papá iba a estar entonces preocupación no tenía, si él llegaba borracho yo sencillamente me iba al cuarto que compartía con Santiago y listo.

Pero esa noche tuve que idear otros planes, para salvar a aquella niña.

— ¿Quieres decirme porque tardas tanto? — reconocí la voz de esa señora a través de la puerta.

—Te esperas, voy a ir por una cosa — no me di cuenta lo cerca que estaba del cuarto y solo lo vi cuando abrió la puerta — ¿Tú qué haces acá? — me preguntó con odio y nervioso.

—Yo, mi-mi mamá se f-fue y yo me que-quede — tartamudee y la señora rubia se asomó por la puerta y al verme sonrió con maldad.

—Que niño tan lindo — empujó a mi padre para pasar y se agacho un poco para acariciarme la mejilla —. Lo que sea que hayas escuchado es un secreto, si cuentas algo, no querrás saber lo que pasara.

Un frío recorrió todo mi cuerpo.

—Vamonos — ordenó mi padre — Tu te quedas acá y cuando vuelva vas a tener que escucharme. 

—Al, me parece que deberíamos llevarlo. Sería como llevarlo a ver una película — soltó una carcajada fuerte.

 

Recuerdo eso y me doy cuenta el porqué odio a las rubias, ella es la culpable. Culpable que tenga miedo de Sofía o de cualquier otra y sonará estúpido, pero esos recuerdos son tan frescos en mi memoria y duele el solo saber que yo estuve presente para todo en esa noche.

— ¡Nuestra vida no era perfecta! — grito a todo pulmón — ¡Pero después de ese día, que realmente paso! ¡Te quedaste, sin la mujer que decía amarte! ¡Te quedaste sin saber que hacer! ¡Y tu única opción es hacer sufrir a tu familia! ¡A mamá! ¡A mí! ¡Y a ti, al volverte un ASESINO! — desesperado sacó todo, lo que nunca me atreví a decirle y menos sabiendo que mi familia estaba.

— ¡Callate! — El primer puño llega y caigo al suelo.

—La verdad duele, Alfredo.

 

Es mujer logró convencerlo y voy en la parte de atrás del auto, ella lleva un cigarro en la mano y va fumando. Papá va al volante y veo rabia en su mirada y yo inconsciente de lo que me esperaba.

—Ella ya está de camino para acá  a Nueva York, pero nosotros la vamos a sorprender de camino a Napa, entonces va a llegar a un punto de encuentro. De igual ya mande a que le pusieran GPS a su auto, justo ahora esta con la puta familia que tengo.

— ¿Por qué nunca lo denunciaste?

— Amor, es difícil, es mi padre quien abusó de mí —empezó a lloriquear

Lo peor es que mi padre creyó cada palabra de esa mujer. Nunca pensó que tal vez mentía al decirle semejante cosa, porqué el señor Damián jamás hubiera hecho eso y soy testigo de eso.

 

— Me convertiste en el vacío que soy hoy en día, él que se quiere morir, él que sencillamente no puede más. Él que odia llevar tu sangre, él que odia el padre que le tocó, él que está acá para que acabes con su vida. Porqué lo dijiste esa vez, si abres la boca no sabes de lo que soy capaz, pues acá estoy para que lo hagas y me quites el peso del pasado que llevo en mis hombros — hablo rápido y él me mira sin sentimiento alguno— Hazme otra marca, ¡matame!

 

El domingo llegó y ese día íbamos en carretera, la familia que en ese momento era desconocida estaba a no menos de 20 kilómetros.

—Te llegó tu hora, hermanita —susurraba a cada rato y mi padre ni cuenta de eso se daba.

Llegó el momento a un curva de distancia y un barranco cerca, la pesadilla empezó, como ella lo dijo.



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En el texto hay: vecinos, ex novio y mentiras, playboys

Editado: 23.01.2022

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