Cafetería Loyalcoffe
Nadine llego apresuradamente, pero justo a tiempo, solo a unos segundos de llegar atrasada ‘’menos mal llegue justo’’ pensó para sí. Las horas se le pasaban rápido, entre atender clientes, recibir y llevar ordenes, limpiar mesas y recoger propinas, junto con el gran público que ha impactado la cafetería recientemente, su trabajo podía volverse agotador en varios momentos, pero muy pocas veces perdía su actitud positiva y amable.
Sin embargo, la excitabilidad de su charla con David no podía ocultarse mucho, siendo que hasta su compañero de trabajo Adrián, lo pudo distinguir:
-¿Te encuentras bien, Nadine? – Pregunto durante su descanso.
-¿Mande? ¡Ah! Sí, sí, me encuentro perfectamente – Pronuncio Nadine, al mismo tiempo que trataba de arreglarse su ya despeinado cabello castaño.
-¿Segura? Te noto algo… tensa – Dijo Adrián, mostrando preocupación sobre el estado de su amiga.
- Bueno, honestamente si me siento un poco preocupada, hoy en la tarde me cito el príncipe David en el palacio… - Respondió Nadine
- ¿De verdad? ¿Pero cómo, cómo ha pasado? – Pregunto Adrián, con asombro, no era muy normal que un miembro de la realeza citara personalmente a un ciudadano.
- El día del baile, mi hermano me pidió su ayuda como mesera, ya que el labora en el palacio real. De hecho… ahora que recuerdo, me he cruzado con el príncipe en el jardín y charlamos por pocos minutos, aunque me concierne la razón de porque me querrá ver personalmente – Dijo ella, de forma reflexiva.
Adrián permaneció callado por un momento, supuso que lo más asertivo era que se le ofreciera un empleo a su amiga, mas no dejaba pasar la otra posibilidad, ya que él había sido testigo del rumor que trascendía aquel baile, sobre que el príncipe estaba buscando una posible futura esposa. Pero de ser asi, que sus sospechas fueran ciertas, rogaba que no fuera el caso, no solo porque secretamente él se encontraba profundamente enamorado de Nadine, sino también porque la familia real le daba mala espina. Muy mala espina.
- ¿Adrián? ¿Adrián? – Pregunto Nadine, ya que su compañero prácticamente la ignoro al escuchar su respuesta.
- ¿Mande?, ¡ah, perdona! Me he perdido un poco en mis pensamientos – Dijo el, con pena. Nadine rio levemente ante la situación de su amigo. – Pero seguramente te ofrecerán un empleo en la casa real – Respondió Adrián, con algo de nerviosismo.
- Es lo mismo que han dicho Alexander y Leila, y con tu opinión, me doy cuenta de que si, en efecto, solo se tratara de una oferta de empleo, asi que no tengo por qué preocuparme – Contesto Nadine, aliviada.
La jornada laboral continuo normal, hasta que el reloj dio las 2:45 pm. Nadine había pedido permiso anteriormente para salir 15 minutos antes de su trabajo, ya que este no se encontraba muy cerca del palacio real. El permiso se le fue concedido y ella ya estaba en camino hacia el palacio, al igual que el príncipe David, quien terminaba de arreglarse para recibir a su invitada.
Justo a las 2:55 pm llego Nadine a las puertas del palacio, las cuales eran dos grandes puertas de reja negra, y obviamente, se hallaban supervisadas por los guardias de seguridad.
- Buenas tardes caballeros, mi nombre es Nadine Moreau, se me solicito presentarme en el palacio a las 3 en punto por orden del príncipe Real, si me permiten pa... – Dijo Nadine, tratando de que los guardias le dieran entrada, pero esta fue interrumpida por uno de ellos
- No se nos ha notificado ningún acceso en especial señorita, retírese por favor – Contesto firmemente uno de los guardias.
- Disculpen, pero específicamente se solicitó mi presencia justo hoy, por propias palabras de David. – Replico ella, completamente segura de sus palabras.
- Y yo le vuelvo a decir, señorita Moreau, que no se me fue notificada tal cuestión, por lo tanto, ¡retírese ahora mi…! – Exclamo el guardia con un tono levemente agresivo, pero esta vez, él fue interrumpido por el mismo príncipe, quien se encontraba a pocos pasos de la entrada.
- Oficial Smith, ¿es acaso esa la forma correcta de tratar a los invitados? – Anuncio David, llamándole la atención al oficial.
- Disculpe, alteza real, pero no se me fue previamente notificada la presencia de la joven – Respondió el guardia, apenado.
- Muy bien, ahora mismo te la notifico, y ya que estamos en ello, te anuncio que la señorita Moreau tiene acceso ilimitado al palacio Real – Anuncio David, seriamente, causando la sorpresa de Nadine.
- En.… entendido su alteza – Contesto el guardia nerviosamente, y procedió a abrir las puertas.
Nadine dio las gracias, y entro hacia el palacio, saludo al príncipe con un suave apretón de manos y ambos se dedicaron una pequeña sonrisa.
- Mi hermano me ha notificado que solicito verme esta tarde, su alteza – Dijo Nadine, mientras ambos caminaban hacia el jardín. El bendito jardín donde ocurrió todo.
- Asi es señorita Moreau, también me ha comentado que ya has desempeñado el rol de mesera con anterioridad – Pronuncio David, en un tono serio.
- Efectivamente, he trabajado como mesera en pequeños restaurantes desde que era más joven – Responde ella, siguiéndole el paso.
- Perfecto, el motivo de esta reunión es ofrecerte personalmente un empleo oficial como mesera, en la casa real – Anuncia David, mirándola fijamente, y a su vez ofreciéndole asiento en la misma banca donde charlaron la noche anterior.
- Alteza, no… no sé si este totalmente capacitada para un empleo de tan alta categoría, disculpe – Contesto Nadine, con inseguridad, ya que sus otros empleos no se podían comparar con trabajar para la familia real.
- A mi familia y a mí nos ha encantado tu labor en la noche del baile, ha sido excepcional – Dijo el príncipe, con entusiasmo, tratando de elevar su seguridad.
- Me alegro de saber eso alteza, pero existen algunos impedimentos por los cuales tengo que rechazar su oferta – Menciono ella.