Todo parecía excepcional, tanto como para ser real: el primer evento como empleada real de Nadine resulto ser todo un éxito, igual que los otros 5 eventos que siguieron de este. A la vez, el príncipe David tenía la tranquilidad de que había encontrado a su futura esposa, al mismo tiempo que los reyes compartían este sentir ya que su hijo se estaba tomando más seriamente su deber, en el hogar de los Moreau reinaba la paz… Y la primera cita del príncipe, también compartía el mismo éxito, estar con Nadine le proporcionaba cierta seguridad y gozo. Mientras tanto, ella poco a poco iba enamorándose de él. Sabía que sus sentimientos nunca serian correspondidos, pero no podía evitar sentirse en el paraíso a su lado. Cuando se lo confeso a su hermana Leila, ella le respondió ‘’normal, querida, ¿Quién no se enamoraría de un príncipe de fantasía? Ademas, ¿Qué tu no guardabas una fotografía del príncipe dentro de tu armario hace varios meses?’’ Pregunto Leila, provocando que la cara de Nadine se tornara roja como un tomate. Al parecer, convivir con él hizo que su enamoramiento aumentara.
Horas antes, ambos acordaron verse cada sábado y domingo en los jardines del palacio, exactamente a las 5, simplemente ‘’citas express’’ (como ellos solían llamarlas, ya que solo duraban 2 horas) para conocerse mejor, y formar una linda amistad, porque David le aseguraba a Nadine que jamás había conocido a alguien tan magnifica.
24 de mayo de 1985
La serenidad que engloban las grandes y fuertes paredes donde residía la poderosa dinastía, fue cortada por el llamado de la reina Cristina hacia su hijo mayor:
- ¿Y bien? ¿La boda, en donde? ¡Ni siquiera nos has presentado a la chica! ¿Ya hablaste bien con ella? ¿De qué familia es? Recuerda que no puede ser de otra religión que no sea la nuestra, va contra el protocolo. – Reclamo la reina, exaltada ante su hijo.
- Te la presentare la próxima semana, y por la religión no te preocupes, si comparte nuestra ideología, madre. – Aseguro David, buscando cesar la tensión del ambiente.
- Entendido. Cítala para el 30 de mayo en la sala de discusiones, y esperemos todo resulte bien, recuerda que es indispensable que tu padre y yo tengamos una buena impresión sobre quien ocupara mi lugar una vez que sea la hora de marcharme. – Comenta la reina, con leve dureza. Los nervios de David aumentan, ha puesto gran parte de su futuro en una estudiante de letras de 19 años, era primordial que todo resultara lo más cercano posible a la perfección. El príncipe asintió con la cabeza, y la reina procedió a retirarse y volver a sus ocupaciones reales.
David se encamino rápidamente a su alcoba, asegurándose de estar lo más solo posible. Parecía que su corazón fuera a salirse de su pecho, tomo valientemente el teléfono, y oprimió los botones en secuencia del número de su ‘’novia’’. Se escuchan 3 timbrazos, alguien finalmente levanta el teléfono.
- Hola, señorita Moreau… - Dice el, con sus latidos al máximo. Él sabe perfectamente que la vida de una damisela está a punto de cambiar por completo, solamente para salvar el pellejo de su alteza real, por lo que rezaba al cielo por una sonrisa del destino. – Necesito verte, necesito tu presencia en el palacio, sábado 30 de mayo, 8 de la mañana… Nadine, contigo me siento seguro, mi hogar no es el palacio, mi verdadero hogar es junto a ti… - Termino David, tomando un poco de aire y esperando con impaciencia una respuesta positiva.
- Disculpa, soy su compañero de trabajo, ha tenido que ir al lavabo y ha dejado su móvil en la barra. – Respondió Adrián, desde la otra línea. El hijo mayor de la familia mostro una mezcla de confusion y vergüenza.
- No… no hay problema, ¿Adrián? ¿Podrías comunicarle el mensaje que acabas de escuchar, por favor? – Pregunto David, con más calma.
- Claro, lo hare ¿también le comparto la frase romántica tópica o…? – Contesto Adrián, con obvia ironía, seguido de una corta risa.
- No, la frase se la diré yo personalmente, aunque gracias por preguntar. – Dice el príncipe, colgando el teléfono. La escena anterior le había provocado cierta frustración, pero a Adrián le había proporcionado más dudas.
Llego la noche, Nadine no podía concentrarse en su investigación final del semestre al volver a caer en la duda del motivo de su urgente presencia en el palacio. Su mente evocaba el mismo escenario: en sus oídos escuchando a Adrián citar las palabras ‘’necesita de ti en el palacio’’, debido a que el necesitar, eran palabras fuertes.
El reloj marco las 3 de la madrugada, los parpados le pesaban, y terminaba de teclear la conclusion de su deber, finalmente pudiendo envolverse en sus suaves sabanas.
30 de mayo de 1985
Un presentimiento de que algo crucial ocurriría hoy atormento a la joven castaña, quien observo su vestido celeste por un instante, el cual colgaba de un gancho frente a su closet, antes de ponérselo encima, rociarse perfume de violetas sobre la tela que reposaba sobre ella, y encaminarse hacia la casa real. Las calles parecían calmadas, se escuchó una leve tonada de una manada de pajarillos, andaba a paso leve, con ligera rapidez.
Los guardias dieron paso a la ‘‘favorita del príncipe’’, David llegaba a su encuentro en la entrada, se saludaron cordialmente y el la encamino hacia la sala de discusiones, donde la esperaba la reina Cristina, junto con el rey Nicolás (una de las parejas más poderosas del mundo, según la revista Bailey).
Resonó el sonido de la puerta al abrirse, ambos voltearon para visualizar a la que parecía ser la prometida de su hijo, y su rostro se colmó de impresión ligera: ojos de Esmeralda relucientes, un aura de inocencia, una joven delicada envuelta en terciopelo azul, un espíritu tierno. Su esposo, compartía similares pensamientos. Por su parte, Nadine tampoco podía creer que estaba ante la pareja de monarcas, crédula pensaba que solo estaría el príncipe, ella se encontraba pasmada, y David, parecía invisible.