Mi alma estaba completamente a oscuras, flotando en un cuarto de paredes frías, mis lágrimas brotaban y se dispersaban en el vacío que se formaba bajo mi presencia.
Mi alma estaba rota, y se caía por pedazos cada vez que pasaban los tiempos, y se agotaban las esperanzas de retomar el vuelo.
Mi alma estaba helada, pero un rayo de luz interfirió desde una esquina, y me atravesó con su calor penetrante.
La luz de tu sonrisa se asomaba, la luz de tu mirada me invitaba a salir.
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Editado: 15.09.2019