Las olas claman justicia

Capítulo 10

La noche ya había caído y la competencia de surf ya había terminado. El parador de la playa decorado con guías de luces de colores junto al escenario. Equipos de música y parlantes a los lados. Por encima había un gran cartel rojo que decía "Primer Festival verano 2019" decorado con un dibujo de dos palmeras a cada lado. Debajo había un segundo cartel un poco más pequeño en azul "Primera competencia de surf del año". Más lejos estaba la barra decorada con un estilo hawaiano, Luck ordenando la variedad de botellas de alcohol y preparando los tragos. Y más cerca de la orilla un grupo de surfistas con sus tablas bajo el brazo intercambiaban opiniones y experiencias con diferentes maniobras sobre las olas. Cuando apareció la reconocida Livvy Sean, la Reina de las Olas, quién ganó la competencia en primer lugar, todos se acercaron a felicitarla y tomarse fotos con ella.

La playa comenzaba a llenarse de gente, y la música comenzaba a sonar mientras iba llegando la banda que abriría la noche "Music in the world", tres chicos que estaban siendo las voces del momento.

Ashley buscaba entre la gente a Livvy, ya que la pesada multitud a su al rededor no la dejó acercarse a ella, hasta que la vio en la barra y corrió desacatada.

- ¡¡La Reina de las Olas!! ¡Felicitaciones! Te luciste realmente con el tubo de la última ola.- la saludó tímida y exaltada a la vez.

-¡Hola! Muchas gracias linda.-se dio la vuelta a saludarla sonriente, con un trago en la mano.

Livvy tenía aproximadamente unos treinta y cinco años. Llevaba una media melena rubia ondeada, piel bronceada, ojos color miel y una amplia sonrisa simpática. Era un poco más alta que Ashley y con un cuerpo modelo, propio de surfista. Y aún seguía mojada.

-Ashley.- se presentó emocionada y sonriente, estirándole la mano.

-¡Ashley! Ya lo recuerdo, ¿eres la hija del organizador cierto? Andrew.

-Si, mi papá es Andrew Rog

-Oh... Rogers... -la interrumpió, con un tono compasivo.-Eres hija de Kayla Collinge. ¿Verdad?- agregó. ¿Livvy conocía a Kayla? Que yo sepa, Ashley no lo sabía.

Y entonces su sonrisa lentamente se desdibujó.

-Sí, ¿cómo lo sabes?- preguntó extrañada y con cierto brillo de tristeza en la mirada. (Se los dije.)

-Pues... tu madre y yo competimos juntas en México cuando teníamos tu edad, va, ella era un poco mas grande que yo. En la "party on the waves ", ella había viajado con un grupo de surfistas jóvenes y con tu padre, seguramente era una de sus primeras competencias pero, ya la había ganado... era muy buena montando olas. - hizo un fondo blanco que parecía ocultar muy en el fondo una cierta dosis de envidia. Y enseguida se giró a pedirle otro trago a Luck, el amigo de Ashley que también trabajaba como barman.

Luck y Ashley intercambiaron un par de miradas extrañadas acerca de la apariencia de la famosa Livvy, antes de que ella volviera su atención a Ashley.

-¿Y que me cuentas de ella? ¿Abandonó las olas cierto? Nunca más la he visto competir y eso que le seguí los pasos hasta aquí.-el tono de voz ya la estaba comenzando a delatar, debía dejar el vaso antes de empezar a hacer papelones.

Ashley quedó perpleja... ¿a caso no sabía que hacía diecisiete años que había muerto? Y...¿seguir sus pasos?

-Murió hace diecisiete años.-trató de decirlo lo más tranquila y natural posible, como si fuera algo completamente superado que ya no dolía.

Y al instante se le transformó la cara y se le aflojó la mano dejando caer el vaso al suelo. Había quedado boquiabierta y con la mirada aterrorizada... no triste, no lástima, no horror... terror. Miedo, ¿por qué sentiría tanto miedo?

El ruido del vaso de vidrio estrellándose contra el piso la sobresaltó y se tapó la boca con las dos manos por inercia. Aún seguía aterrorizada sin razón aparente.

La gente que las rodeaba comenzó a girarse a mirar y curiosear.

-Lo lamento mucho princesa.-dijo por lo bajo entre temblequeos, acariciándole el brazo en gesto compasivo, aún con la mirada ida. Y se marchó a paso apurado hacia los baños del parador.

Había actuado realmente de una forma bastante extraña. Y la mente de Ashley que ahora trataba a cada minuto de ser más observadora y calculadora, más parecida a la de un auténtico detective, había comenzado a dar vueltas y vueltas que, créanme, no pararían o hasta que descubra lo que hay si es que lo hay, o hasta la última página de éste libro.

Si sólo se conocían de una informal competencia en México, si solo se habían visto una vez en la vida... o a lo sumo dos, ¿por qué le afectaría tanto su muerte? Debería darle igual o, algún gesto compasivo era de esperarse pero... Chad parecía tener razón, nada es aquí lo que parece ser. Su reacción fue totalmente inesperada. Y además, si realmente hubieran hecho algún vínculo más cercano como para ponerse de ese modo tras la trágica noticia, entonces ¿por qué Kayla nunca había hablado de ella? ¿por qué nunca más se habían hablado o comunicado? ¿Por qué durante diecisiete años no pudo enterarse de su muerte? Pero de todos modos, lo que mostró no fue horror sino miedo ¿por qué estaría aterrada? ¿Y por qué se fue sin decir más?, sin preguntar cómo murió, sin preguntar nada acerca de eso, sin interesarse por nada... simplemente se fue como huyendo. ¿De qué huía? ¿No quería que la gente y las cámaras la vieran en ese estado? ¿Quería asimilarlo a solas? ¿Estaba avergonzada por el vaso roto y la gente mirándola un poco ebria? ¿O quería escapar de algo?



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En el texto hay: homicidios, amor, justicia por cuenta propia

Editado: 21.02.2019

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