Las orejas de mi novia

Capítulo 12

El rompimiento de Sora y Fernando fue una gran sorpresa para todos, para algunos significaban buenas noticias, pues quería decir que Fernando se encontraba libre para tener citas nuevamente, una oportunidad de una en un millón.

Por parte de Sora, si bien tenía sus admiradores, era casi imposible establecer siquiera una amistad con ella, pues su círculo de personas con las que podía establecer una conversación no monosilábica eran contadas y generalmente eran amigos comunes de Fernando.

- Hola, Sora... hoy te ves preciosa, me gustaría saber si quisieras... - allí iba algún ingrato intentando hacer un movimiento sobre Sora, todos los espectadores estaban entretenidos mirando con esperanza y al mismo tiempo con morbo, la respuesta de la morena.

- Hola... lo siento, yo no... me tengo que ir. - las risas no tardaron en estallar, era obvio que para Sora esto generaba una gran presión, su cola siempre permanecía mirando al suelo y sus orejas siempre estiradas hacía atrás, pegadas a su cuero cabelludo.

Sora se marchó al baño, tenía que refrescarse un poco, necesitaba despejar su cabeza, cómo se había vuelto todo así; por lo que parecía a Fernando no le había importado en absoluto que desde su separación muchas personas bastante molestas comenzarán un estúpido juego de seducción, donde la apuesta era ella; era demasiada presión para ella, qué acaso no se daban cuenta del daño que le hacían, para ella solo existía Fernando y nadie más, era tan difícil de comprender.

Por su parte Fernando golpeó con fuerza la mesa de su escritorio, Sora era muy popular últimamente, si tan solo no fuera lo suficientemente valiente o estúpido para ir de nuevo con ella y pedirle una segunda oportunidad, sabía que no tenía derecho a hacerlo, pero deseaba intentarlo, pero cómo hacerlo si fue ella misma la que terminó su relación de tajo, la que dijo que no deseaba estar con él por más tiempo.

- Hombre, ¿No te da coraje? Cuando ella estaba soltera nadie le hizo caso, solamente tú quisiste ser algo más con ella que un simple compañero y ahora, boom, todos quieren una oportunidad con ella... es increíble... - Diego metía a su boca una papa frita que había comprado en la cafetería de la escuela.

- Diego, cállate... - realmente era necesario enfatizar aquello; Fernando miraba con ojos asesinos a cualquiera que se atreviera a acercarse a Sora, debía de poner una raya invisible entre ellos y su preciosa mujer, pues aunque se habían separado, Sora seguía siendo suya y siempre lo sería.

- Fernando eres un imbécil... ¿Por qué no te disculpas? 

- ¿Qué? ¿Yo por qué? - preguntó un poco aturdido, no recordaba que tuviera que disculparse por nada, sin embargo, Mariana opinaba completamente diferente.

- Porque seguramente tu lo estropeaste, Sora te quiere mucho, no veo el porqué decidiera cortar contigo a menos de que hayas hecho una estupidez... - sorbió su leche sabor fresa, era obvio, si bien no conocía del todo a Sora, con las pocas conversaciones que había tenido con ella fueron suficientes para darse cuenta de que ella realmente amaba con locura a Fernando.

No obstante por más que Fernando pensaba y pensaba no encontraba nada que hubiera hecho para merecer semejante castigo; tal era su frustración que todas las chicas consideraron que era un imposible acercarse a él, sabían que la culpable era Sora, seguramente los rumores eran ciertos.

- Ella tiene la culpa... 

- Es una maldita zorra...

- Por su culpa Fernando no nos hace caso...

- Debemos darle una lección. - las chicas que previamente habían sido rechazadas por Fernando planeaban vengarse, porque estaban seguras de que si Sora no hubiera cometido un error, él no tendría problema en salir con ellas a pesar de estar en una relación; pues siempre podían salir con él a divertirse y de paso a intentar conquistarlo; quizás si tenían suerte dejaría a Sora y comenzaría a salir con ellas.

Las chicas siguieron a Sora por el resto de la semana, intentando adivinar sus horarios, descubrieron que siempre iba a los mismos lugares después de la escuela; primero el supermercado, después a un café donde trabajaba medio turno y por último a su casa.  Era frustrante ver que Fernando había gastado sus mejores años con esa chica tan más aburrida, no hacía nada divertido ni emocionante; pero el hecho de saber a donde iba cada día les abría las posibilidades infinitas.  Solo era cuestión de pulir los últimos detalles y esa zorra pagaría por lo que ha hecho.

Sora estaba más que cansada de todo lo que estaba pasando últimamente, tenía muchas cosas en qué pensar y estaba harta de las palabras hirientes que solía escuchar por el pasillo, mientras caminaba hacía su siguiente clase o simplemente cuando marchaba al baño.  Ella no había hecho nada, pero seguían insistiendo en hacerla ver cómo si ella fuera una cualquiera, aún sin tener las pruebas de ello.

Después de haber memorizado su trayectoria de la casa a la escuela y viceversa; las chicas pusieron en marcha su plan, todo tenía que salir como ellas habían maquinado, de lo contrario sería un completo desperdicio de tiempo, esfuerzo y dinero, pues los chicos involucrados querían su paga, fallará o no el plan.

Cuando Sora salió de la escuela con rumbo a su casa para refrescarse y salir a su trabajo, todo dio inicio, cerca de ella, muy cerca, caminaban dos hombres siguiendo sus pasos, esperando que no hubiera nadie cerca para poder comenzar con el atraco. Ellos estaban allí para robarle sus cosas importantes, celular, cartera, todo lo que tuviera de valor; inclusive las llaves de la casa, cosa que era indispensable en su plan.




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