Querido Jeremy:
Déjame decirte que disfrute muchísimo ver tu cara de odio mientras me veías pasar tiempo con Colín.
Era tu gran critincante, tu enemigo, la única persona que amenazaba el éxito de tu plan, de tu reputación y quería destruirlo, podía verlo en tu rostro.
Lamentablemente volcabas toda esa frustración y todo es odio en mí, volviendo frío y distante. Como si fuese mí culpa que tu no fueses capaz de afrontar lo que sentías.
Y desafortunadamente para mí también, eso me dio un brutal golpe de realidad para el que tal vez no estaba lista.
Tu no me querías a mí. Y no disfrutabas de este plan. Te gustaba lo este te había dado. Te habías convertido en el chico lindo y atento que se había fijado en la chica fea e insegura y la había hecho brillar, pero déjame decirte una cosa Jeremy. No necesito de ti ni de nadie para hacerlo.
En ese momento creí que eras el ser más egoísta y narcisista del mundo. Me costaba mirarte a los ojos y ya no encontrarte allí.
Eras un completo desconocido para mí y mamá me había dado un gran consejo cuando fui pequeña. Debía mantenerme alejada de los desconocidos.
Y fue ahí que me di cuenta que estaría mejor lejos de ti que cerca tuyo.
Fue por eso que acepte la propuesta de Colin.