Las Ruinas de Orne

Capítulo 5

Sarah estaba inquieta. 

Nuevamente, Orne la había desobedecido y había ido al bosque aunque afuera estaba helando.

Pero lo que le preocupaba era que la chica no había vuelto del bosque todavía y ya era tarde. Si anochecía y ella no llegaba a casa a tiempo, Sarah no podría hacer nada por ayudarla si ella la encontraba.

Aquella mujer aparecía en todos sus sueños, sus pesadillas e incluso alucinaba con ella. No podía superar lo que había visto en el pasado, simplemente permanecía en su mente como una tormenta constante.

 

Tocaron a la puerta.

 

Sarah suspiró de alivio, pero cuando abrió la puerta sintió pavor.

 

Allí estaba, la persona que había hecho cenizas su vida. La persona más repugnante que había conocido. 

 

— Te ves bien, Sarah— dijo la mujer de cabellos canosos.

 

— ¿Qué quieres? — preguntó Sarah directa como una bala.

 

— Has perdido tus modales, mi querida Sarah— dijo la vieja mujer caminando a paso lento— y ya que insistes...— la mujer sonrió y se sentó en una silla de madera que al contacto rechinó— ¿dónde está ella? 

 

— No... por favor, no...— suplicó arrodillándose ante la mujer— ella no... ella e-es todo lo que tengo...

 

— Pues, ya somos dos, pero a diferencia de ti yo sí llevo su sangre. 

 

— ¿¡Y la abandonó aquí, por veinte años!?— gritó con histeria. 

 

La anciana le miró como su inferior y con petulante voz le dijo: 

 

—  Sigues siendo igual... tan débil y frágil... demasiado para este cruel mundo, dime ¿por eso hiciste lo que hiciste? 

 

Sarah no pudo más y empezó a llorar fuertemente. 

 

— N-no s-soy frágil, n-ni d-débil — tartamudeó ella— y no permitiré que me arrebates a mi preciada Orne. Jamás me separaré de ella...

 

La mujer rió, no podía creerse que Sarah hubiera dicho eso.

 

— Hablas como su madre.

 

Sarah se enojó por aquel comentario y se levantó de golpe y iracunda gritó:

 

—¡No te atrevas a compararme a esa mujer, Clement!

 

Al oír a Sarah gritar su nombre , Clement sonrió y con paso firme se dirigió a al puerta.

 

— Que tengas linda noche y — Clement bufó — saluda a mi querida Orne por mí ¿quieres? 

 

Sarah supo entonces que ya era tarde.

Orne ya no estaría a su lado...

Y lo peor es que no podía hacer nada...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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En el texto hay: misterio, familia, criatura

Editado: 06.02.2021

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