Las Sombras del lago

Capítulo 3.

El viento en el muelle era frío, soplando desde el lago con una intensidad inusual para la época del año. Olivia estaba paralizada, su corazón latía tan fuerte que podía sentirlo en sus oídos. Frente a ella, Max mantenía su postura firme, bloqueando el paso de Ethan y sus acompañantes.

“Por favor, Liv,” susurró Max sin apartar la mirada de los otros chicos, “vete ahora.”

Olivia quería correr, hacer lo que Max le pedía, y sus piernas se negaban a moverse. Algo en su interior le decía que si se iba, todo cambiaría para siempre. No podía dejar a Max solo, no así.

Ethan dio otro paso adelante, su mirada fija en Max.

“No tienes que hacer esto, Max. Sabes que no es demasiado tarde para dar marcha atrás.”

Max no respondió, y Olivia notó cómo su cuerpo se tensaba aún más, como si estuviera preparándose para algo inevitable.

“¿Qué es lo que quiere?”

Olivia finalmente encontró su voz, aunque apenas pudo reconocerla de lo temblorosa que sonaba.

Ethan soltó una risa baja, llena de desdén.

“Eso depende de Max. Todo esto depende de él. ¿No es cierto, amigo?”

Max respiró profundamente antes de responder, su voz llena de una gravedad que Olivia nunca había escuchado en él antes.

“No voy a dejar que la lastimen, Ethan. No permitiré que hagas esto.”

Ethan negó con la cabeza, como si estuviera decepcionado.

“Siempre tan heroico, Max. Pero deberías saber que ya no tienes opción.”

Max lanzó un vistazo rápido a Olivia antes de volver a mirar a Ethan.

“Te dije que me mantendría al margen, que seguiría las reglas… pero si te acercas a ella, todo termina aquí y ahora.”

Olivia sintió que el aire se volvía más pesado, como si estuviera a punto de presenciar algo terrible. Todo lo que Max estaba diciendo no tenía sentido, mas el tono en su voz le hizo comprender que estaba más allá de cualquier juego o malentendido. Algo mucho más grande estaba en juego.

Los otros chicos que estaban con Ethan comenzaron a moverse, rodeando a Max y Olivia lentamente, como depredadores acechando a su presa. Olivia sintió un nudo en el estómago y un impulso instintivo de correr, pero algo en la mirada de Max la mantuvo en su lugar.

“No tienes que hacer esto, Max,”

dijo uno de los chicos, con una voz tranquila pero cargada de amenaza.

“Podemos resolverlo de otra manera. No queremos que nadie salga lastimado.”

Max sacudió la cabeza, con su mandíbula apretada.

“No les creo ni una palabra. No me voy a rendir.”

El chico suspiró, como si lamentara lo que estaba a punto de suceder.

“Lo siento, Max, es tu decisión."

Y entonces, todo sucedió en un instante.

Ethan lanzó un golpe, rápido y certero, dirigido directamente a Max. Olivia gritó, pero Max fue más rápido. Esquivó el ataque con una agilidad que Olivia nunca había visto en él antes y contraatacó con una velocidad igual de impresionante. Los otros chicos se lanzaron hacia él, pero Max se movía como si supiera exactamente lo que iban a hacer antes de que lo hicieran, bloqueando sus golpes y devolviendo los suyos con una precisión fuerte y mortal.

Olivia observaba en estado de shock, incapaz de comprender lo que estaba viendo. Este no era el Max que conocía, su mejor amigo tranquilo y reservado. Este Max era alguien más, alguien entrenado para pelear, para sobrevivir.

“¡Olivia, corre!”

gritó Max entre un intercambio de golpes.

Pero Olivia no pudo moverse. Estaba atrapada en la escena, sus ojos siguiendo cada movimiento, su mente tratando desesperadamente de entender cómo había llegado a este punto.

Finalmente, uno de los chicos logró golpear a Max en el costado, haciéndolo tambalearse. Aprovechando la ventaja, Ethan se lanzó hacia él, logrando derribarlo al suelo. Los otros se movieron rápidamente, inmovilizándolo mientras Ethan se acercaba con una sonrisa de victoria.

“Es una pena, Max,”

dijo Ethan, sacudiendo la cabeza con fingido pesar.

“Realmente pensé que podrías unirte a nosotros. Pero supongo que siempre fuiste más testarudo de lo que parecías.”

Olivia sintió el pánico inundarla. No podía quedarse ahí, mirando cómo lastimaban a Max. Sin pensar, se lanzó hacia adelante, tratando de empujar a Ethan, pero uno de los chicos la sujetó antes de que pudiera llegar.

“Déjala ir,”

gruñó Max, tratando de liberarse, pero Ethan solo se rió.

“Tranquilo, Max. No le haremos daño. No si haces lo que te decimos.”

Max se quedó en silencio, sus ojos llenos de una desesperación que Olivia no entendía. Luego, lentamente, dejó de luchar. Los chicos que lo sostenían lo liberaron, pero permanecieron cerca, listos para intervenir si intentaba algo.

“Eso está mejor,”

dijo Ethan, mirando a Olivia con una sonrisa fría.

“Ahora, Max, dime… ¿vas a ser razonable, o vamos a tener que hacer las cosas por las malas?”

Max bajó la cabeza, su cuerpo temblando de rabia contenida.

“Está bien,”
dijo finalmente, su voz apenas fue un pequeño susurro.

“Haré lo que quieran. Pero ella no tiene nada que ver con esto.”

Ethan asintió, satisfecho.

“Así se habla.”

Luego, hizo un gesto hacia los otros chicos, que inmediatamente soltaron a Olivia.

“Pero no te preocupes, Max. Nos aseguraremos de que ella esté segura… siempre y cuando sigas nuestras instrucciones.”

Olivia retrocedió, su mente girando mientras intentaba procesar lo que acababa de suceder. Max, su mejor amigo, estaba involucrado en algo mucho más oscuro de lo que ella podría haber imaginado. Y ahora, por alguna razón, ella estaba atrapada en medio de todo.

Ethan se inclinó hacia Max, bajando la voz para que Olivia no pudiera escuchar lo que decía. Max asintió lentamente, sus ojos llenos de una resignación que rompió el corazón de Olivia. Luego, Ethan se volvió hacia ella.

“Nos veremos pronto, Olivia,”

dijo, y aunque sus palabras eran amables, había algo en su tono que la hizo estremecerse. Luego, sin más, él y los otros chicos se alejaron, dejándolos solos en el muelle.




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