— Tranquila todo saldrá bien — Santiago tomó mi mano. Íbamos en su auto junto con los niños, nuestro destino La Casa de los Jackson; Los padres de Santiago habían insistido tanto y no pude negarme, yo quería que la próxima cena era para anunciar nuestro compromiso oficialmente.
Una hora después estábamos en la la enorme mansión de los Jackson, pintada de color crema con enormes faroles, un jardín enorme y hermoso, y eso que solo era la entrada ya me imaginaba lo espectacular que sería por dentro.
Los niños bajaron del auto y corrieron hacia la puerta principal, ellos ya habían venido en otras ocasiones y les encantaba visitar a sus abuelos, incluso ellos tenían una habitación para cada uno de ellos. Amelie se esmera mucho en darles sus gustos y dejar las habitaciones realmente bellas. Pero a pesar de los julos que los padres de Santiago les ofrecían; no se comparaba al amor que tenían hacia mis padres, eso era algo que nadie podía cambiar y mucho menos borrar de sus corazones.
Harry y Adaly fueron los primeros en ingresar a la casa, detrás de ellos íbamos Santiago y yo.
— ¡Abuela! te tengo buenas noticias; hoy entregaron notas en la escuela y adivina… — Dijo emocionada Adaly
— ¿Qué pasó?
— Mi maestro me premió como la mejor estudiante de la clase
— ¡Que bien por tí! eres inteligente como tu abuelo, él siempre sacaba buenas notas. En cambio yo, me tenía que esforzar demasiado para pasar las materias.
Harry corrió hacia su abuela y la saludó también. Amelie era la única que nos esperaba en la casa.
— Pero pasen adelante — Amelie nos saludó y nos dirigimos a la sala. — Los demás no tardan en venir. — Pasamos un buen rato en la compañía de Amelie, ella era una buena mujer; me trata muy y estaba emocionada por la boda, quería hacer una gran fiesta a lo que o estaba en contra, solo quería una ceremonia con las personas mas cercanas a nosotros.
— Mamá, ni siquiera hemos definido la fecha. — Aclaró Santiago
— Espero que lo hagan pronto, quiero empezar a organizar los preparativos. — Ella se veía tan emocionada que no me atrevía a contradecirla.
— Buenas noches — Don Rodrigo llegó a la casa junto a Elliot y su esposa. Como siempre los niños fueron los primeros en salir corriendo hacia ellos. Harry fue el primero en lanzarse a sus brazos
Ellos tenían una conexión especial, una que Santiago aún no lograba con Harry.
Saludé a don Rodrigo quien devolvió mi saludo de manera fría, todo lo contrario a su hijo Elliot, siempre muy atento y cordial — Hola Isa, me alegra tenerte en la casa — Saludo Elliot, él vivía junto con los padres de Santiago, después de la muerte de Yaritza, todos se encontraban más aliviados.
— A mi también me alegra volver a saludarlos. — Desde aquella comida en el restaurante, no había hablado con ellos, de cierta manera traté de evitarlos la proposición de Annete me había dejado descolocada.
— La cena ya está servida; pasemos a la mesa — Indicó la madre de Santiago. Obedecimos y llegamos al comedor.
La comida se basó en la nueva sede de la empresa; los tres ya alaban con gran alegría: Santiago, Elliot y don Rodrigo. Pero algo llamaba mi atención. las constantes caricias que Elliot le daba a su esposa, en ocasiones tomaba su mano, daba un simple beso en su mejilla. Tal vez era algo cursi, pero
— Esa empresa algún día estará en manos de Harry; así que prepárate — cambié mi mirada hacia Harry, quien me miraba sorprendido, nunca en su pequeña vida se imaginó que alguien le hablaría de ser dueño de una gran empresa.
— Claro que sí — Respondió Santiago —Harry continuará con el egado Jackson
— Por cierto; ¿Cuando piensas arreglar el apellido de los niños? — Preguntó Don Rodrigo
— Lo haremos después de la boda — Respondió Santiago
— No deberías esperar tanto — Sugirió su padre — Entre más rápido lo hagas será mejor.
— Gracias papá, tomaré en cuenta tu sugerencia — El tono de voz de Santiago era desafiante, se notaba que no le gustaba que su padre le diera órdenes.
— Mejor salgamos un rato al jardín, a los niños y algunos adultos no nos gustan estas conversaciones de negocios — Sugirió Amelie.
Nos levantamos de la mesa y todos nos dirigimos al jardín, Me senté junto a Annete y Amelie. — Tus hijos están realmente hermosos — Habló Annete — Están a punto de entrar a una de las etapas más difíciles; La Adolescencia.
— Si, tienes mucha razón, yo de adolescente nunca fui una chica problematica, mis padres siempre me consideraron una buena hija, solo espero que a ninguno de los dos se les de lo de rebelde. No tengo paciencia con chicos rebeldes.
— Pero es una gran experiencia. Yo he perdido las esperanzas de que algún día pueda disfrutar de algo así — Mencionó melancólica Annete, por lo que Santiago me había contado, ellos no podían tener hijos, así que supongo que para ella era muy difícil observar a Harry y Adaly jugando felices con Santiago, Elliot y Don Rodrigo.
— Estoy segura que pronto tú también tendrás un pequeño en tus brazos — Hablo Amelie — Voy por un té, la noche está siendo fría. — Se retiró dejándome a solas con Annete
— Aprovechando que estamos solas — Inició Annete — El día que Santiago te propuso matrimonio, yo también te hice un propuesta y es muy enserio — La vi sorprendida y algo asustada — Elliot y yo queremos formar una familia como la tuya, que un día yo pueda ver a mi hijos corre, aunque no se si alcanzaré a ver eso porque … — Se silenció — Pero en realidad queremos que seas tú la mujer indicada. Mi esposo y yo creemos que eres la persona indicada para llevar a nuestro bebé en su vientre.
— Anette tu propuesta me deja muda de la impresión, me siento halagada que piensen en mí de esa manera y tengan esa gran confianza; pero creo que es algo que debo consultarlo con Santiago, además no se como es eso del vientre en alquiler.
#30457 en Novela romántica
#5027 en Chick lit
desconfianza intentar enamorar, celos drama, creer en el amor
Editado: 17.01.2021