Las Zapatillas del Doctor

Capitulo 1 "McDonald’s

Isis Pov

Pit…pit…pit, suena mi estúpida alarma, son las 6:30 de la mañana y yo con toda la flojera posible que hay en mi cuerpo, me tengo que levantar; mi madre sacrifico mucho para que yo pudiera venir a Nueva York a cumplir mi sueño de ser una bailarina de ballet profesional. Para mi suerte hoy no tuve pesadillas y lo agradezco.
  
Me levanto de la cama y voy al baño para tomar una buena ducha de agua fría. 
20 minutos después, salgo del baño y me pongo mi ropa interior, seguida de mis leggins con mi camiseta y un suéter de lana, ya que maldito frio de Nueva York cala los huesos.

Salgo y toco la puerta del cuarto de mi mejor amiga Esther.

—Esther, espero que ya estés lista porque se nos hará tarde—le digo tocado su puerta bruscamente.

—Isis no enfades en 5 minutos estoy lista—me responde bostezando.

—okey, pero mueve tu trasero que se hará tarde, voy a preparar el desayuno—miro mi reloj.

—sí, si lo que tu digas mejor ve y despierta a la diva de Mike que ese si se tarda—

—okey va apúrate—

—no enfades—

Si así son todos mis días, al venirme a esta ciudad para cumplir el sueño que tuve desde niña; el ser una exitosa bailarina de ballet, y por un maldito casi trunco mi sueño, pero con el apoyo de mi madre logre llegar hasta donde estoy ahora.

Cuando llegué a esta ciudad por un extraño giro del destino terminé viviendo con Esther y Mike, que son actores de teatro en ascenso. Y todas las mañanas los tengo que levantar.

—precioso levántate—le digo al llegar a su cuarto y tocar la puerta, pero él no responde así que toco más fuerte.

—hermoso arriba—le digo tocando aún más fuerte y no hubo respuesta de su parte.

Me desespero al ver que estos supuestos "adultos" se comportan como niños, de pensar que mis hijos saldrán así me dan ganas de irme de monja y encerarme en un convento a hacer rompopito y galletitas.

¡¡¡¡¡Me adentro en su cuarto y el bello durmiente sigue echado como si fuera fin de semana excepto que es lunes!!!!! y tenemos clase.

Le bajo él bóxer y queda descubierta una pompi, este hombre tiene mejor trasero que yo, pero en fin muy su culo, levanto mi mano y le doy una fuerte nalgada acompañada de mi melodíasa voz.

—¡Mike!, con un carajo despierta que sé que se nos hará tarde—le grito despues de golpearlo

—Isis, estas. ¡Loca o que! —me dice mirando su nalga roja por el golpe—Joder no sabes cómo duele esto. —

—ya deberías de estar acostumbrado, todos los días es así—me encojo de hombros restándole importancia.

—Maldita sé que le tienes envidia a mi trasero, pero contrólate—

—Mike, ¿es enserio? — el asiente— no mames y termina de arreglarte que hare el desayuno para irnos a audicionar. — Mi amigo es extremadamente guapo, pero para la desgracia de todas las chicas; batea para el equipo rosa, es alto, con un cuerpo atlético, ojos verdes y rubio. Prácticamente un adonis.

Y sin darle tiempo a que me diga algo salgo de su cuarto; al mudarnos los tres juntos, se genera un caos tremendo cada mañana. Imagina a tres chicos viviendo en un departamento con un solo baño, que tienen que estar listos a la misma hora para irnos a la academia, al principio, nos costó mucho trabajo adaptarnos a vivir todos juntos; pues cada uno de nosotros tiene diferentes manías y costumbres. Por ejemplo, Mike tiene la costumbre de acabarse el agua caliente si se mete a bañar primero; Esther como tiene demasiado cabello y se le cae a cada rato, lo deja esparcido por todo el departamento, parece un gato. Y yo tengo el mal hábito, de no levantar mi ropa cuando me termino de bañar y dejar la secadora o la rizadora de cabello regadas por todo el baño. Y como mi madre y mis abuelos son un poco chapados a la antigua; no les agrado nada que viviera con un hombre, pero al enterarse de las preferencias de mi amigo, mi madre se relajó.

Entro a la cocina y empiezo a hacer unos Hot Cakes, a los pocos segundos aparece mi amiga Esther, ella es una chica 1,65 de estatura, piel clara, cabello negro muy ondulado.

—bruja que bueno que llegas, ya ésta el desayuno—le digo mientras volteo los Hot Cakes.

—ok adefesio, nadamas me peino y me sirvo, ¿va? —aunque viniendo de otras personas me molestaría esos apodos ofensivos, con Esther es diferente.

—locas, va llegando la belleza de esta casa—grita Mike entrando a la cocina.

—Mike siéntate y cállate que se nos hará tarde—sirvo la comida y los chicos se sientan junto a mí en la barra desayunadora de la cocina.

—Gracias—dicen mis locos amigo antes de empezar a comer.

Cuando era niña, me sentía muy sola ya que soy hija única; cuando mi mamá era joven se fue de vacaciones con sus mejores amigas de la universidad y con su hermana. Festejaban su graduación y decidieron irse una semana a las playas del Caribe, la última noche que estarían ahí conoció a un guapo hombre llamado James Stone, ella me cuenta que él era un inglés que también estaba de vacaciones.
Platicaron y bebieron muchas margaritas, ya entrada la noche fueron a un cuarto de hotel y pues paso lo que tenía que pasar. Mamá dice que cuando ella despertó, él ya no estaba y ella no podía buscarlo ya que su vuelo para Nueva Orleans salía dentro de poco y 9 meses después nací yo.

Nunca le reproche que no haberlo tenido en mi vida, ya que mamá es maestra de Jardín de niños y con respecto al dinero nunca tuvimos para derrochar, pero si para vivir decente y cómodamente. Ella dice que de papá heredé los ojos y el color de pelo, ya que mi mamá tiene cabello negro y ojos verdes.

Pero cuando me mude a Nueva York y termine viviendo con Esther y Mike, los sentí mis hermanos desdé el principio.

Terminamos de desayunar y Esther y yo vamos por nuestras cosas para la academia.

—Amores apúrense que todavía falta salir a parar el maldito taxi con este tráfico del demonio—grita Mike desde la puerta de la entrada.



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En el texto hay: hospital, amor, doctor

Editado: 30.11.2021

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