...
Entre Dios y el Diablo siempre el malo tiene que perder ante Dios. Entre la vida y la muerte, siempre serás olvidado. Lo mismo que está sucediendo en este repugnante mundo. Entre seres nos despreciamos ya que eres diferente. Desearía tener una vida normal como cualquier persona lo tiene. Con todo lo que me sucedió en mi pasado, la verdad no tiene sentido en seguir con mi vida. He perdido todo, no tengo a nadie.
Soy alguien muy diferente, lucho por lo que quiero y mire hasta dónde llegué. El mismo Dios ¿nos trajo a este mundo, pero para que nos trajo aquí? ¿Por qué merezco seguir con vida? ¿Por qué Dios y el Diablo me eligieron para algo que no quería serlo? Como sea, da igual todo. Acabo mi vida ya es un desastre, es hora de dar un giro a la historia. Ahora mi pasado quedó en el olvido, creí que sería fácil de olvidarlo pero tuve que hacer algunas cosas para lograrlo.
Píldoras, más píldoras...
Armas y sus balas...
Botellas, más alcohol...
Una batalla entre el ángel y el demonio que está dentro de mí es infinita. Jamás se terminará la pelea.
Oscuro... Paz... no escucho disparos, explosiones... Solo varias personas murmurando. El sonido del monitor de signos vitales, las gotas del suero caen.
-Cuándo despertará? - Preguntó. - Hicieron lo que pudieron! No me salgan con cosas que no pudieron ponerle la... - Abrí mis ojos lentamente, mire el monitor de signos vitales, miré mi uniforme en un sofá. Después miré a un tipo sentado, se veía muy inquieto al no saber una noticia. Moví lentamente mis manos, me dolía demasiado, noté que tenía vendas en ambos brazos por lo cuál estoy más confundida.
-Señor! Ha despertado a nuestra comandante! - El tipo se levantó sorprendido, de inmediato me revisaron.
-Comandante? Cierto... He estado en el ejercito, en una guerra... - Pensé.
-Está bien, en unas horas podrá volver a casa. - Terminó de revisarme el doctor.
-Comandante, como se siente? - Preguntó el coronel.
-Bien, creí que estaba muerta - Toqué mi frente para después darme cuenta que mi color de piel solía ser un color vivo, pero ahora... Es un color frío, pálido. Un silencio largo aparece ante mi comentario. ¿Acaso algo ocultan? ¿Acaso solamente estamos viviendo en un sueño? No lo sé. Pasaron las horas, finalmente volví a casa. Esperaba con ancías reencontrarme con mis padres en la parada de autobuses pero... Nadie me esperó.
-De seguro están discutiendo como siempre, - Tomó mis maletas, camino mientras miro a cada persona en la ciudad. Un olor extraño pasa por mis fosas nasales, un olor horripilante, algo asqueroso pero algo dulce y delicioso que hace mi boca agua. - Sangre? Huelo mucha sangre. Quizás me estoy volviendo loca. - Al llegar aquel hogar dónde crecí la mitad de mi infancia, sentí una vibra extraña como si todo ha cambiado desde aquel día que me fui. Toqué varias veces la puerta hasta ver a aquel chico que me trajo de vuelta a casa... mi hermano.
-Justo a tiempo! -
"Alex mira a tu hermanita! Es muy tierna!" Al entrar a la casa, miré las decoraciones, eran decoraciones de felicitaciones para alguien. Después noté a mis padres felicitando a mi hermana mayor, se veían alegres y orgullosos por ella sin saber que yo pasé por un infierno. Sin dirigir una palabra intenté lo más disimuladamente pasar hacía mi habitación.
-Hola hermana! - Esa voz tierna es muy reconocida para mi.
-Hola - Respondí en un tono frío.
Alex- Ya llegó Is... - Nuestros padres lo interrumpen.
"Ven Dana!" Subí de inmediato a mi habitación, puse seguro a mi puerta para que ellos no entraran. Al ver mi habitación todo estaba como antes, el color de las paredes frías, mi escritorio lleno de dibujos y mapas. En mi cama tenía ropa mía y varias armas por lo cual recuerdo que tenía mucha prisa y se me olvidó guardarlas.
-Eso es todo lo que puedo decir, a mi familia le importaba más mi hermana, no sabía que había regresado. - El hombre de traje negro me observó en silencio.
-Señorita Isla, entiendo que ¿no les importabas, pero como fue que murieron, acaso eres una impostora? ¿Obtuviste mucho poder casi toda tu vida, por qué ahora te dejaste entregar? - Preguntó. Observó las esposas de mis manos, luego miro mi reflejo desde una ventana blindada, aquel collar de metal que tenía puesto en mi cuello, me impedía usar mis poderes en estos momentos.
Isla- Hay muchos secretos que está por revelar. Por ejemplo... Aquella cosa que ustedes buscan, ¿no es así? Temen que haga lo mismo en su ciudad lo que hice en aquel pueblo. - Aclaré con un tono frío.
-Mataste a tu hermana. - Respondió, sonrió levemente.
Isla- Y lo haría de nuevo... - susurré.
-Estos ¿momentos con quién estoy hablando? - Preguntó con mucho miedo.
"yo"
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Editado: 23.02.2023