Sueños-Diego Torres
La ciudad de los vientos
[2]
ERNESTO
Apenas hace una semana llegue a Chicago, debo decir que no me esperaba que fuera tan linda la ciudad. A donde sea que mires hay algo que fascinante para observar , pero justo en este momento no tengo demasiado tiempo para hacer de turista.
Por fortuna la situación de mi abuelo no fue demasiado grave, solo ha sido un susto gracias a Dios.
Cuando llegué a su casa me asusté mucho porque Gianluca exagero y dijo que mi abuelo había tenido un infarto, pero por fortuna todo está bajo control ahora.
Hace un par de días encontré un pequeño departamento en renta, y ahora iré a hablar con el propietario para acordar los detalles sobre el arriendo.
Me subo a mi auto y pongo la dirección indicada en el GPS, al cabo de un trayecto de unos veinte minutos llego al lugar acordado.
Camino unos metros y me quedo parado en la entrada; minutos después un muchacho camina hacia donde me encuentro
¿Ernesto? —pregunta, a la vez que me estrecha la mano— Soy Martin, el dueño del departamento.
Soy yo —asiento con la cabeza —
Bueno, vamos —indica Martin— te mostrare el lugar
Luego de un breve recorrido me gusta más el lugar, es casi idéntico a las fotos, tiene dos habitaciones, cocina, sala y una pequeña terraza.
Después de firmar los documentos y acordar el monto de renta mensual Martin me entrega las llaves y se va, excusándose con que tiene diligencias que hacer.
Desde el primer día que llegué —después de ver a mi abuelo obviamente— deje mi curriculum en el Chicago Med y otro hospital cercano para tener una segunda opción y ahora solo debo esperar a que me llamen.
Entro a mi nueva casa y decido empezar a desempacar y acomodar todas mis pertenencias La voz de Laura Pausini cantando ''Bienvenido'' me acompaña
"A ti que pierdes el rumbo de casa más vas
Donde te llevan tus pies ahí estás
Veo la libertad
De tus zapatos salpicar.
A aquel que dice palabras hirientes porque
Quizá no se sabe comprender
A quien suplicó
Y que al momento se olvidó.
Al que no tienes secretos que confiarle
Que ofrece mentiras sin parar
A quien no pide perdón
Más lo tendrá.
Bienvenido el llanto y su consuelo
Y el presagio de nieve en el cielo
Bienvenido el que sonríe, quien tropieza y sigue
Y el que un buen consejo siempre te da
Bienvenido a un tren que surca mares
Y nos une a tiempo en navidades
Bienvenidos los artistas, todas sus pasiones
Bienvenido aquel que no cambiará
Lo que somos hoy"
Empiezo a tararear la canción inconscientemente, es una de mis favoritas de su repertorio , desde pequeño crecí escuchando su música y realmente me encanta. Su voz me transmite mucha calma. Tengo muchos recuerdos de mi niñez escuchándola además de artistas como Andrea Bocceli, Placido Domingo, Heather Headley entre muchos otros. Y tuve la oportunidad de conocerla hace un tiempo en uno de sus conciertos acá en Rosetto.
Al cabo de dos horas casi he terminado, pero me veo interrumpido por el sonido de mi celular.
Después de bajar el volumen, tomo el aparato y descuelgo la llamada.
Diga —contesto— La línea se queda en silencio unos segundos
Soy Sharon Godwin —indica— directora del Chicago Med, y nos gustaría concertar una entrevista con usted para la vacante de pediatría. Ahora mismo si es posible. Realmente nos interesa que ese puesto quede cubierto a la brevedad
Claro, entiendo —suspiro— Estaré allí en media hora.
Lo esperamos Dr. Ginoble —cuelga.
Luego de comer, agarro mi carro y me dirijo al hospital. En la radio suena Otra como tú de Eros Ramazotti y la tarareo mientras voy en camino. Después de treinta minutos por fin llego a destino , cierro la puerta tras de mi y después de una corta caminata me dirijo al mostrador donde una enfermera está con la vista clavada en el computador.
—Hola —me aclaro la garganta — soy el Dr. Ernesto Ginoble, vine a una entrevista por el puesto vacante de pediatría.
—Claro, hola soy April Sexton la jefa de enfermeras —me estrecha la mano— ven te llevare a donde debes ir
April, una chica morena y de ojos café, me conduce por un pasillo donde hay varias puertas, hasta que nos detenemos en una donde hay un pequeño cartel colgante que en letras grandes dice "Sharon Godwin, Directora ejecutiva", La chica morena que me acompaña toca la puerta un par de veces hasta que se escucha una respuesta afirmativa.
Entramos a la oficina.
—Sra. Godwin —dice April— él es el Dr. Ernesto Ginoble, vino a una entrevista por la vacante de pediatría, los dejare solos.
Nos dedica una última mirada antes de salir de la estancia y cerrar la puerta.
La Sra. Godwin se levanta de su silla, rodea el escritorio y se acerca hasta quedar a pocos centímetros de distancia.
—Hola, soy Sharon, hablamos por teléfono —estrechamos las manos— Yo realizare la entrevista.
Vuelve a tomar asiento en su escritorio y con un gesto me indica que haga lo mismo en una de las sillas que allí se encuentran.
Reacomoda sus anteojos sobre el puente de su nariz, abre la carpeta que previamente le entregue, empieza a leerlo y se detiene en algún punto que parece interesarle.
—Para tener sólo veintiséis años tu experiencia es bastante impresionante ¿no es así?