Latidos de amor

[Cinco]

Strange- Tokyo Hotel & Keril

Secuelas
[5]

ETHAN

Trato de que mi respiración vuelva a su ritmo regular después de haber despertado sobresaltado por una pesadilla.

Esto se ha vuelto recurrente desde que mi hermana Jade murió hace seis años, lo que me ocasionó estrés postraumático. Las cosas sencillas me causan un pánico terrible, cuando esto ocurre no puedo respirar bien, comienzo a ahogarme y las piernas no me responden. No le deseo esto a nadie.

Mi familia y yo nos mudamos desde Japón hasta los Estados Unidos cuando tenía seis años. Mi padre era japonés, mi madre estadounidense. Se conocieron cuando ella fue a hacer voluntariado. Cuando ella quedó embarazada se empecinó y es por eso que no tengo nombre japonés, al igual que mis hermanas.

Miro el reloj y ya son las seis menos cuarto. En ese momento mi celular comienza a sonar ¿quién llamara a esta hora? No es muy común que alguien te llame tan pronto en la mañana, a menos que quieran robarte o algo parecido. El pánico comienza a invadirme, mi respiración se acelera por lo que tengo que tomar un segundo para tranquilizarme.

Tomo mi teléfono, miro la pantalla y acto seguido dejo escapar un suspiro liberando toda la tensión que se acumuló en mi cuerpo al darme cuenta que la que llama es mi hermana Verónica.

Atiendo la llamada y su voz se escucha por la otra línea.

—Ethan ¿cómo estás? Hace mucho que no me llamas ni me mandas mensajes.

¿Cómo has estado Verónica?, respondo— Lo siento mucho por no haber llamado he tenido bastante trabajo en el hospital ¿qué has hecho?

—He tenido varios problemas, Alejandro me engañó, lo dejé y me mudé de esa casa ahora estoy intentando encontrar un nuevo departamento para los niños y para mí.

—Qué bueno que por fin te decidiste a dejarlo —mi voz denota sarcasmo— él no era bueno para ti, ahora estoy algo atareado, debo prepararme para ir a trabajar, pero; ¿te parece si te llamo cuando salga del trabajo para hablar con más calma?

—Claro, llámame cuando estés libre para tomar un café —casi puedo escucharla sonreír— adiós, hermanito

Segundos después de colgar la llamada voy hacia la cocina, me preparo el desayuno y salgo rumbo al Chicago Med para otra intensa jornada de trabajo, al llegar le muestro mi identificación al vigilante y me permite entrar.

Enseguida de ponerme la bata voy al mostrador, donde está Mariagrazia, la nueva traumatóloga, desde que llego a trabajar nos hemos acoplado bastante bien, al parecer está llenando una historia clínica, tiene la cabeza agachada y escribe rápidamente con el bolígrafo.

Le tocó el hombro suavemente y por fin levanta la vista de la hoja de papel

—Hola Ethan perdón, no te vi llegar ¿cómo estás?

Bastante bien —respondo— espero que hoy no salgamos tan tarde quedé de tomar un café con mi hermana Verónica

Pues entonces, ruega porque la gente no tenga demasiados accidentes hoy —se ríe— pero  mientras hay que prepararnos hay una tormenta cerca de Chicago y habrá bastante movimiento aquí

La siguiente hora la pasamos preparando todo para atender a las personas que lleguen por la tormenta, justo después de terminar los paramédicos entran empapados empujando una camilla con una persona de unos 30 años en ella

—¿Qué pasó aquí?

—Su nombre es Lori, 30 años se cayó del techo de su casa cuando trataba de colocar algunas decoraciones , cuando la examinamos notamos que tiene fractura expuesta de tibia y peroné pero puede tener más huesos rotos, el nivel de oxígeno en sangre es normal —explica— y si ya no nos necesitan nosotros nos vamos.

Dr. Choi trauma 3 está libre —dice la enfermera— lo acompañaré creo que necesitarán bastante ayuda con esa chica.

Entramos a paso veloz a la sala y ya están ahí Mariagrazia y Will.

Esta última comienza a informar sobre el estado de la paciente.

—Además de las fracturas visibles, hicimos otra radiografía y tiene rotos 3 huesos más además de una luxación de hombro y cadera —indica— ya llamé a la jefa de ortopedia y llega en 10 minutos.

—Yo ya he reservado el quirófano doctor Choi—el pelirrojo habla— nos están esperando.

—Muy bien vayan a lavarse y prepararse, los dos me asistirán en la cirugía 
—replicó— tenemos que estar preparados para cuando la ortopedista llegue.

Después de casi 6 horas de cirugía por fin terminamos, no pensábamos que se iba a alargar tanto, pero la fractura de cadera era más grave de lo que se esperaba y tardamos bastante en acomodarla en su lugar. La mujer estará bien, pero le esperan algunos meses de terapia de rehabilitación.

El día ha estado bastante agitado. Hay personas mojadas por todos lados, algunas con laceraciones leves, pero algunas heridas son algo más graves, como un paciente que casi se rompe el cráneo cuando se golpeó contra la pared, por desgracia no corrió con tanta suerte ya que el daño cerebral fue muy severo e irreversible por lo que su familia decidió quitarle el soporte vital.

Unas 3 horas más tarde por fin termine de atender a todos mis pacientes y acabo mi turno, voy hacia la salida, pero estoy tan distraído en mi teléfono que camino sin saber por dónde voy hasta que choco con un pequeño y curvilíneo cuerpo. Al levantar la vista me percato de que es Mariagrazia la persona con la que he tropezado.

Ambos caemos al suelo, por inercia pongo mis manos en su cadera para evitar que se golpee contra el suelo.
Me levanto rápido  y la ayudo a ella a levantarse, miró hacia el suelo y veo varias carpetas con papeles esparcidos por el suelo

—Déjame ayudarte con eso —replicó— y me agacho y empiezo a recoger las hojas, pero ella también se inclina y estamos ambos en el piso juntando las cosas, hasta que en un momento nuestras manos se juntan una sobre otra. No retiro mi mano porque debo decir que me gusta cómo se siente y al parecer a ella tampoco le desagrada porque no hace ningún intento por deshacer el contacto.



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En el texto hay: musica, amor, romanc

Editado: 12.07.2020

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