You raise me up- Josh Groban
Hasta siempre, Jade
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MARIAGRAZIA
La luz solar entra por la ventana anunciando el amanecer, los tenues rayos solares impactan contra mi piel proporcionándole una sensación de calor agradable. Me muevo un poco para desperezarme, con mucho cuidado quito el brazo de Ethan el cual estaba aferrado a mi cintura. El ni siquiera se inmuta.
En cuanto mis pies tocan el suelo, lo primero que hago es acercarme al ventanal y abrir la cortina permitiendo que la totalidad de la luz inunde la habitación.
Es hasta ese momento que Ethan por fin se despierta, parpadea y se tapa los ojos con el brazo. Gruñe y trata de acomodarse para volver a dormir.
─Grazia aún es muy temprano, vuelve a dormir amor.
─Vamos Ethan ─me acerco a la cama y comienzo a besarle en toda la cara─ quiero levarte a un lugar antes de que todos despierten. Toma una muda de ropa y un traje de baño. Te espero en la sala de estar en veinte minutos.
Lo oigo gruñir de nuevo, pero solo salgo de la habitación hasta que veo que se para de la cama y se mete al baño, dándome una generosa vista de su trasero. Muerdo mi labio inconscientemente.
Llego hasta la puerta y salgo para llegar hasta la cocina. Tal como pensé todo está en total silencio. Nadie ha despertado aún.
Agarro la bolsa que había preparado la noche anterior con algo de ropa y comida para ir a una laguna cercana. Siempre voy a ese lugar cuando necesito algo de claridad mental. Y justamente es lo que creo que Ethan necesita para dejar atrás todo lo pasado.
Unos pasos me sacan de mis pensamientos, volteo y allí está el vestido con una camiseta blanca y sus característicos vaqueros negros. Llega hasta mí, me toma de la cintura y me besa profundamente. Después de separarnos me observa con una sonrisa. Una donde sus ojos brillan, una que no había visto hace mucho tiempo.
─ ¿Listo? ─Asiente y no deja de observarme.
Uno nuestras manos, entrelazo nuestros dedos, Ethan afianza el agarre.
─ Iremos caminando, es un trayecto largo, unos cuarenta minutos, pero creo que te hará bien despejarte un poco.
Ninguno agrega nada más, solo nos dirigimos una mirada y comenzamos a caminar, aun con nuestras manos entrelazadas.
Justo después de salir, el viento impacta contra mi rostro despeinando mi cabello, volteo a mi lado y veo a Ethan sonreir. Eso me llena de felicidad, creo que hasta ahora he logrado mi objetivo.
Pasamos por una angosta y pintoresca calle, el camino es empedrado por lo que hay que tener cuidado al caminar. Las dos paredes están pintadas de colores chillones y vivaces. Una rosada y otra amarilla. Al seguir avanzando veo un mural lleno de grafitis de colores, se ve bastante lindo por le doy a Ethan mi celular para que me tome una fotografía y después de insistir un poco logro que se tome una conmigo.
En ella le doy un beso mientras me tiene sujeta de la cintura. Y en otra me carga en la espalda. Confieso que esta es mi favorita, la luz, los colores, todo en ella es perfecta. Cuando llegue a casa la enmarcare.
Luego de otros quince minutos por fin llegamos al destino final. El conjunto de tonalidades verdosas y azules hacen este lugar digno de una postal. Hay cientos de árboles además de flores multicolores. Al acercarnos se puede divisar una gran laguna.
Es de color turquesa, pero a la vez es tan cristalina que puedes observar tu propio reflejo si estas a la distancia correcta. Extiendo la manta en un lugar cercano y comienzo a acomodar la cesta con toda la comida que he traído.
Luego de terminar deslizo mi vestido floreado hacia arriba para quitármelo. Abajo traigo puesto mi traje de baño. Es de dos piezas, de color rojo con puntos blancos.
Pongo mi mano en la frente como visera para tapar un poco el sol y observo como Ethan se acerca lentamente. Se ha quitado la camisa y solo lleva un short negro en la parte de abajo.
─Parece que he muerto y me encuentro en el cielo ¿Qué clase de ser celestial eres Mariagrazia Barone?
Doy una vuelta para que pueda observarme a gusto, él no me quita la mirada de encima, para luego tomarme por la cintura y plantarme un beso en toda la regla.
Justo después de separarnos, me echo a correr hacia el agua para después sumergirme por completo. Segundo después salgo a la superficie, sacudo mi cabello para quitar el exceso de agua.
Cinco minutos después observo como Ethan salta al agua y seguidamente siento como me toma de la cintura para llevarnos a lo más hondo.
Comenzamos a jugar en el agua como niños, Ethan me sumerge en el agua haciéndome reír, luego yo le devuelvo la jugada haciéndole lo mismo. Yo le hago cosquillas, el me imita y comenzamos a reír a carcajadas por un chiste tonto.
Luego de un par de horas decidimos salir para comer algo, nos acomodamos sobre la manta, quedo recostada sobre su pecho y me tranquilizo al escuchar los latidos de su corazón en mi oído.
Tomo una fresa y la sumerjo en el cuenco con chocolate para ponérmela en la boca y saborear su agridulce sabor. Unas gotas se resbalan por mi barbilla, así que con la lengua las recojo.
Me acomodo en posición de indio.
─Pon tu cabeza aquí cariño.
Él lo hace y suelta un suspiro.
─ Amor, quiero intentar algo, cierra los ojos por favor ─lo hace─ quiero que recuerdes un momento feliz que hayas tenido en tu vida y me cuentes como fue.
─ Tenia diecisiete años, acababa de ser aceptado en el ejército después de haber postulado un par de veces. Recuerdo perfectamente la sonrisa en la cara de mis padres, la sonrisa de mi hermana Jade y el cómo se colgó de mi cuello para abrazarme y rodear mi cintura con sus piernas. Con los ojos cerrados aun puedo recordar la sensación de su abrazo, recuerdo la foto que nos tomamos justo después. Aun la conservo conmigo. Es mi foto favorita.