La pareja terminó oficialmente sus estudios en China. Recibieron constantemente la visita del antiguo embajador y del tío de Xuan para ayudarlos a conseguir la visa de estudios a través del acuerdo que tenían con la Unión Americana.
Milagros recibió la visita de un par de estadounidenses que la interrogaron por horas. Ella llegó al departamento por la noche y Xuan pudo notar que a ella regresó ese gesto duro y frío, lo que indicaba que algo no había ido bien.
―Aparentemente ―dijo ella con un dejo de hartazgo―, mi hermano Julián se inició al fin en el negocio de papá y me querían condicionar la visa a mi ayuda a detenerlo a él también. Pero yo no puedo aceptar eso, si ya de por sí hacer que mi padre caiga en la trampa es incierto, menos voy a poder asegurar que los ayudaré a detener a mi hermano.
―Conmigo también se están poniendo pesados ―respondió Xuan―. No quieren otorgarme la visa sino hasta asegurar que me aceptarán en alguna universidad. ¿Sabes qué creo? Que están buscando pretextos, no nos quieren dejar entrar a su país, te usarán para atrapar a tu padre, pero buscarán un pretexto para deportarte.
―Llamaré a mi apá ―dijo Milagros―. Él me dirá qué camino debo tomar.
Milagros hizo la llamada a don Gerardo y bastó con ver el sonriente rostro de aquel indígena para que su gesto se relajara por completo. Le explicó todo y el hombre habló tranquilamente.
―Mira, lo que harás será negarte. Diles que cambiaste de parecer y que te reconciliarás con tu familia. Ellos no saben que tienes una deuda kármica, creen que lo haces por venganza en contra de tu propio padre, así que sólo tienes que hacerles creer que estás pensando seriamente en regresar a México y ocultarte con tu familia. Verás que ellos te darán todo en bandeja de plata.
Fue tal como lo dijo el chamán. Milagros les dijo que para ella sería muy riesgoso entregar a su padre para después ser deportada a México, así que les hizo saber que ya no aceptaría ningún trato y regresaría a su país para ocultarse de nueva cuenta con su familia. Muchos altos funcionarios tanto de China como de Estados Unidos se involucraron de inmediato, el tráfico de fentanilo estaba poniendo en riesgo las relaciones ya de por sí frágiles entre esos dos países. Realmente se creyeron que Milagros estaba dudando en traicionar a su familia o no y la respuesta que obtuvieron fue completamente inesperada. Los políticos estadounidenses, con tal de convencer a Milagros, movieron sus influencias para que tanto ella como Xuan fueran aceptados en la facultad de medicina de la UCLA a partir de enero sin necesidad de esperar por el proceso de admisiones. Sin embargo, ponían como condición que ella debía fingir su muerte a más tardar en diciembre de ese año.
A mediados de agosto, ambos viajaron a Los Ángeles escoltados por el diputado Zhang Peng, el tío de Xuan. Una vez allá, llegaron a una zona comercial en Beverly Hills, en una avenida muy concurrida y lujosa. Se adentraron por un pequeño complejo de negocios de aspecto oriental y detrás de todo eso, la bulliciosa calle se perdía danto lugar a un tranquilo y bello jardín con una casa estilo japonés al fondo.
La abuela Kasumi salió de inmediato de la casa para recibirlos con una enorme sonrisa.
―Los traje contigo como lo prometí, madre ―dijo el diputado―. Tú conoces mi postura, no creo que…
―Peng ―interrumpió la anciana―, sabes que para mí nunca fuiste un hijastro, sino mi hijo, y como tal nunca te crie para desconfiar de tu propia sangre. Los valores familiares siempre fueron muy fuertes para tu padre.
―Yo lo sé, madre, pero es que me preocupa… ―el diputado se interrumpió a sí mismo pensando qué más decir.
―No hay motivo de preocupación, Peng ―la abuela se tornó severa―, tu padre era muy adinerado, le heredó en vida a tu hijo y él está conforme. Me falta Xuan, y no lo voy a dejar ahora que decidió retomar el camino.
―Sabes que en China con el comunismo las herencias no son garantía ―el diputado Peng habló con voz ruda―. Quizá mi hijo y yo ahora estamos bien, pero…
―No tendrás esta casa, Zhang ―la abuela se cruzó de brazos―. Te enseñamos a ambicionar, pero también te enseñamos a ganar tus propios recursos. Eres una de las promesas políticas de China, no necesitas propiedades en América.
―No me tomes como un ambicioso, sólo me preocupa que algo por lo que lucharon tanto papá y tú quede en manos de un par de delincuentes.
―Yo no le estoy pidiendo nada a la abuela más que apoyo mientras estudio ―intervino Xuan―. Si esta casa es lo que te preocupa, puedo decirte desde ahora que si la abuela decide dejártela, no voy a reclamar en absoluto.
―¿Me lo puedes poner por escrito? ―dijo el diputado de inmediato.
―Peng, aún estoy con vida, no te repartas mis bienes, por favor ―reclamó la abuela.
El político se sonrojó al escuchar esas palabras, pero fue suficiente para dejar el tema en paz, de hecho, no se quedó más en la casa, con el pretexto de tratar temas con algunos altos funcionarios, se fue de inmediato para buscar espacio en un hotel.
Milagros estaba muy sorprendida con el inmueble, era como un oasis en el bullicio del exterior, con un gran jardín zen, un estanque con carpas y la casa muy iluminada con puertas corredizas que daban vista al jardín desde todas las habitaciones.