Lazos Oscuros [libro 1]

18.- Las voces conectadas.

Advertencia: capitulo con algunos temas explícitos, si lees es bajo tu propia responsabilidad :).

RAINER 💥

Me sentía en un sueño, de esos tipos de sueños que no quieres despertar jamás. Mirar a la castaña recostada a mi lado era una maravilla que casi parecía irreal, pero no lo era, Amelie estaba junto a mí, recostados en la cama de su habitacion con las manos unidos y las miradas conectadas.

Después de nuestro momento en el bosque y que ella confiara en mi como para mostrarme otra parte de ella, decidimos volver a la escuela. Evitamos a toda costa que alguien nos viera, y gracias a los Dioses (como ella y sus amigos dicen, y como ya había empezado a decir) no nos habían descubierto. No quería separarme de Amelie y ella como leyendo mis pensamientos me invitó a su habitación.

Su habitacion es amplia, pues no tenía compañera, por razones obvias. Su cama estaba en medio de esta, con dos enormes libreros llenos de novelas de distintos géneros, un closet bastante más grande que los normales de la escuela, un escritorio con un notebook, cuadernos y lapiceras de colores; también en una de las esquinas de la habitación había un violín, un teclado y un atril.

—¿En qué piensas? — preguntó ella acomodándose mejor de costado.

—En todo lo que he vivido hasta ahora— estiré mi mano libre para quitar un mechón de cabello de su rostro —, y en lo feliz que estoy aquí, contigo.

Ella sonrió.

—Sé que quieres preguntarme algo, Rainer— inclinó un poco su cabeza, haciéndola ver tierna y sexy a la vez —. Tus ojos tienen una duda brillando en ellos.

—Cuando tus ojos se tornaron rojos, ¿fue por qué hiciste magia negra? — ella asintió —, pero eso es peligroso, he escuchado que las brujas y la magia negra no son una buena combinación.

—La diferencia es que yo no soy una bruja, guapo— apretó mi mano ligeramente —, y la magia negra trabaja diferente en mí.

—No lo entiendo— me sinceré, ella sonrió y se irguió, la imité.

Amelie se acomodó para quedar sentada frente a mí. —Para las brujas y hechiceros, la magia negra les envenena el alma y la mente, las vuelve más fuertes, pero las destruye por dentro a la vez, una condena de muerte.

No quiero que algo así le pase a ella.

—Pero en mí no hace eso, hace algo peor— tragó saliva —. Cuando era pequeña, mis padres desconocían que podía relacionarme de muchas formas con la magia negra, hasta que cumplí ocho años. Ese día mi familia organizo un picnic a las afueras de la ciudad, estaba jugando con mis primos hasta que una mujer me llamó desde el bosque, y fui con ella.

—¿La conocías?

—No en realidad, pero algo dentro de mi sabía que debía ir con ella— prosiguió —. Me llevo a la ciudad cuando estaba anocheciendo, aprovecho que las calles estaban vacías y ella comenzó a hablar en latín, a recitar. De repente sentí todo mi cuerpo arder en llamas y grité, destruyendo las ventanas de los edificios a mi alrededor— Amelie sorbio su nariz. —. Mis padres junto a mis tíos aparecieron en la calle, estiré mi mano hacia ellos y los hice estrellarse contra los edificios, mientras la mujer seguía recitando.

—¿Te estaba controlando?

Ella negó. —Me estaba liberando, ella liberó la naturaleza que estaba reprimida en mi interior— sus ojos se oscurecieron —. Después de ese día, el circulo de bruja de mi tía junto con una médium comenzaron a averiguar sobre mí con los seres oscuros, descubriendo que soy como un satélite de magia negra.

—¿Y eso que significa?

—Que puedo absorberla, extraerla y manejarla a mi antojo, pero me vuelve inestable y terriblemente letal— suspiró—.  Por eso muchos sobrenaturales que supieran de mi condición tan diferente a las que tiene establecida la naturaleza, comenzaron a llamarme abominación o monstruo desde niña.

Vi sus ojos cristalizarse, instantáneamente le acaricié el brazo. ¿Cómo era posible que algunos osaron a llamar a una niña de esa forma?, ¿acaso no pensaron en el daño que le estaban causando?

—Por eso es que siempre me he definido de esta forma, una abominación de la naturaleza— hizo una mueca —. A pesar de que mi familia se ha encargada de recalcarme que soy un regalo de los Dioses, a veces, yo solo pienso que soy un error cósmico.

—No hables asi de ti, por favor— pedí —. No puedo escuchar como te desprecias mientras yo solo veo al ser más perfecto que los Dioses pudieron crear.

Y no mentía con lo que dije. A mis ojos, Amelie era la persona más perfecta en la faz de la tierra,

—¿Y que paso después?, ¿Cuándo tu familia supo que eras un satélite de magia negra?

—Mi padre me prohibió volver a siquiera pensar en magia negra, y mamá estuvo de su lado.

—Pero la has hecho, te has puesto en peligro, Amelie— por alguna razón me sentía molesto, tanto con ella como conmigo.

¿Por qué se arriesgaba tanto por mí?, ¿y cómo fui tan idiota como para no ver que le estaba causando daño?

—No lo he hecho, estoy bien— me animó, pero no le creía del todo.

La miré seriamente. —El día que te encontré en el claro, ¿la magia negra te hizo eso?

Mordió su labio inferior. Y por uno segundo mi enojo se esfumo convirtiéndose en deseo.

—Fue para hacer lo correcto, para protegerte— se levantó de la cama, dejándome confundido.

La seguí, parándome detrás de ella. —¿De qué hablas?

Se giró rápidamente a verme.

—Antes de que Jackson te leyera, el director Warburn quería que las brujas y yo hiciéramos un hechizo de la memoria en ti— explicó la castaña —. Esa magia avanzada y poderosa, un simple error puede dejar graves consecuencias, no podía dejar que te hicieran algo.

—¿Por qué te esmeras tanto en protegerme? — la verdad necesitaba saber eso.

—Porque algo dentro de mi te quiere como a nadie— su voz sonó firme y segura, como si estuviera harta de fingir —. Hay una voz en mi cabeza que te llama a gritos, que pide tu cercanía, y se pone alerta cuando hay peligros cerca de ti. No me quiero ni imaginar que puede pasar si veo que alguien te lastima.




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