SEBASTIÁN.
Las sirenas se escuchaban con fuerza mientras que veía como todos los alumnos se amontonaban delante del salón para ver que ocurría adentro.
—Vaya forma de empezar la universidad— comentó Axel mirando en la misma dirección.
—Y yo que pensaba que nada interesante pasaría en la universidad estatal— le siguió Kira mirándonos.
Los murmullos de los estudiantes se escuchaban unos sobre otros, cada uno preguntándose y creando situaciones que podrían haber ocurrido dentro de ese salón de clases.
La verdad la situación no me parecía extraña, viniendo del mundo sobrenatural, una muerte nunca es una coincidencia, menos si sabemos que hay algo merodeando por aquí, pero si me había parecido extraño que eligiera a una persona de una edad un tanto más avanzada. Desde la aparición en el bosque de esa extraña criatura, toda victima humana como sobrenatural ha tenido un rango de edad que oscila entre los dieciséis a veinticinco años, nunca había pasado de eso, por lo cual pensábamos que habíamos encontrado un patrón en sus víctimas, pero ahora había roto la teoría que teníamos con respecto a eso.
La criatura había elegido esta vez a una señora de casi cincuenta años.
—Algo no está bien en esto— solté sin quitar la vista de la puerta del salón —, ¿Por qué escogería a una maestra de universidad?
—¿Y por qué atacarla en un lugar rodeado de gente? — me siguió Axel.
—Tal vez se cansó de estar siempre escondido— dedujo la pelinegra.
—, O quiere atraer aún más nuestra atención.
Los murmullos de los estudiantes comenzaron a subir en volumen, por lo que escuchaba, estaban percibiendo movimiento dentro del salón. Una camilla salió del salón siendo escoltada por algunos paramédicos y algunos profesores, todos lucían conmocionados por lo ocurrido y el olor del ambiente cambio por completo, volviéndose más sombrío y triste.
Kira se acomodó para ver mejor hacia la multitud. —Allí estas.
Seguí su mirada. Estaba observando a una chica rubia, la cual lucia diferente al resto de los estudiantes, ella no estaba sorprendida ni conmocionada por lo que estaba pasando, de hecho, parecía saber que esto era lo que tenía que pasar.
—¿La chica de la biblioteca?, has estado muy atenta a ella, Kira.
—Ella es diferente.
La miré. —¿A qué te refieres con eso, hermanita?
La sacerdotisa metió la mano por su cuello para sacar de dentro de su chaqueta una cadena de plata con un bello colgante en forma de luna creciente, este tenía un color casi blanquecino, pero tenía unos destellos en color azul.
—Cuando pasamos cerca de ella y sus amigas, el cristal brillo. Es una sobrenatural.
—Un momento, ¿desde cuando tienes un detector de especies? — pregunté.
—¿Crees que eres el único que recibe regalos de parte de Amelie? — Axel se acercó para ver mejor el colgante y este se volvió más azul —. Cuando una sobrenatural está cerca, este cambia de color, dependiendo de la especie.
—¿Y qué sobrenatural es la chica? — preguntó mi hermano.
—No estoy segura, su color me resulto confuso. Necesito acercarme a ella para averiguarlo.
—Si, suerte con eso, K— Axel apunto con la cabeza hacia ella —, pues por lo que se ve, ella no se fía de nosotros
Los tres miramos disimuladamente hacia ella, su mirada está en nosotros, analizándonos.
Pasaron unos minutos, hasta que un hombre dio la noticia que la profesora estaba en urgencias y se desconocía por completo su estado actual, sus clases había quedado postergadas hasta nuevo aviso y se les estaría informando sobre su estado. Los estudiantes estaban entre la confusión, curiosidad y nerviosismos, estaba claro que en este pueblo no ocurrían cosas extrañas con frecuencia.
Durante las jornadas de clases restantes, estuvimos rodeados de murmullos sobre nosotros, el misterio de quienes éramos era lo último en noticias en Appleby y todos morían por saber todo de nosotros. Siempre es lo mismo en cada lugar que estamos, todos tienen mil preguntas, pero nosotros damos pocas respuestas. Papá suele decir que tenemos que ser cautelosos con quienes decidimos compartir nuestras cosas, “la gente debe saber solo los que a nosotros nos conviene que sepan”.
Me apoyé contra uno de los pilares de uno de los pasillos a la espera de mis hermanos, ninguno de nosotros tenía clase a esta hora, pero Kira mando un mensaje para que nos reuniéramos antes de irnos a casa.
—¿Tiene alguna idea de por qué nos quiere hablar con tanta urgencia? — preguntó Axel llegando a mi lado.
—Creí que tú lo sabrías, hermanos. Kira siempre habla contigo.
Mi vista se enfocó en una chica que paso a unos metros de nosotros, era la chica que a Kira le había causado curiosidad. Lucia nerviosa y caminaba con rapidez hacia el bosque, ¿Por qué una chica caminaría sola hacia el bosque?
—Kira no me cuenta todo, no desde que sueña con mensajes del cielo— sentenció el pelinegro como si le doliera.
Sonreí negando, Axel siendo dramático es divertido. —¿Y qué tal tu primer día de universidad?
—Aburrido, no entiendo cómo es que sobreviviste dos años en un instituto técnico sin querer arrancarte los ojos y las orejas.
—Con paciencia y los constantes regaños de mamá, tía Gen y Amelie por solo comentar que quería abandonar.
—Las mujeres de esta familia pueden ser bastante insistentes.
Desde el final del pasillo apareció nuestra hermana, con la cabellera azabache moviéndose de un lado a otro con elegancia, algunos estudiantes que se encontraban por ahí volteaban a verla, un clásico efecto en los Kenner. Vi como Axel se cruzaba de brazos molesto, él es mucho más protector con Kira que yo, y siempre hemos sabido que le molesta que todos vean a nuestra hermana pequeña (Axel nació primero que Kira) como si fuera una presa que deben cazar.
Cuando estuvo frente a nosotros sacó su colgante del cuello.