HALLIE.
En estos momentos solo pienso en dos opciones: o me doy un tiro en la cabeza, o la tierra se abre y traga por completo.
La mirada de todos mis hermanos estaba sobre mi en la mesa mientras mamá atendía a nuestro inesperado invitado, cada uno de ellos preguntándome quien era él y por que estaba con nosotros en la mesa, pero la mirada que más trataba de evitar es la de Jason, que además de estar preguntándose por que el chico nuevo del pueblo estaba conmigo, debe de estar molesto por haber llegado a la casa del árbol y ver que estaba completamente vacía.
—¿Eres el novio de Hallie? — preguntó Annie con toda la dulzura del mundo.
Comencé a toser con fuerza después de atragantarme con el jugo que estaba bebiendo.
Ay Annie, ¿Por qué tenías que preguntar eso?
Seb y yo respondimos a la vez.
—No mi novio.
—No soy su novio.
Ambos compartimos una mirada, el parecia divertido por la situación mientras que yo estaba que me llevaba el infierno.
—Soy nuevo en el pueblo, y tu hermana a sido a la primera persona que he conocido de Appleby.
—¿De verdad? — Annie lo miraba con su fuera un sueño.
—De verdad.
—¿Y como es que se conocieron? — preguntó esta vez Dorian, quien parecia notablemente curioso.
Dorian nunca ha sido el tipo de chico que demuestra interés en las vidas de sus hermanos, siempre esta con sus audífonos puestos y con la mirada cansada, como si estuviera aburrido de su existencia y las conversaciones familiares de cada día, pero ahora parece realmente interesando en lo que está pasando.
—En la universidad, mi hermana la conoció primero, después yo.
—¿Tienes hermanos? — soltó mamá de repente.
—Si, dos para ser exacto, Kira y Axel— le respondió el castaño con una amable sonrisa.
—Que bien, veo que tuvo lo que siempre quiso— la escuche susurrar.
¿Por qué me resulta de lo mas extraño que mamá se esté comportando así?, ¿y como es que mi madre conoce al padre de Seb?
—Asi que, Sebastián, ¿Qué los trae a Appleby? — la voz de Jason fue seria, muy parecida a la de papá cuando discute.
El rubio no estaba nada contento con toda esta situación, estaba segura que apenas Seb saliera de esta casa lo tendría sobre mi con preguntas que no se lograré responder.
—Mi padre es geólogo y la empresa para la que trabaja está buscando ciertos minerales en la tierra, y por lo que parece, el bosque de Appleby los tiene— explicó el invitado.
—¡Yo también tengo minerales!, me gusta coleccionar piedras brillantes— soltó Annie con efusividad.
Seb le sonrió. —Estoy seguro de que tu colección es genial.
—¿Quieres ir a verla?
—Annie— el tono reprochatorio de mamá se hizo presente.
La pequeña rubia se amurro un poco no dijo otra palabra, ¿Desde cuándo Janice Reyes le dice que no a su hija pequeña? Definitivamente hay algo raro.
Después de que tanto mi madre como mis dos hermanos intentaran sacarle más información al castaño, decidí que era momento de intervenir, ya bastante malo era tener a un extraño que me causa desconfianza en mi casa como para que más encima mi familia lo trate como si lo fueran a ver más seguido.
—Ah, Seb, casi lo olvido, me has pedido los apuntes de ciencia— me levanté de la mesa atrayendo las miradas de todos. —Acompáñame.
Por favor, sígueme la corriente.
—Eh, claro, los apuntes.
El castaño se levantó de la mesa, no sin antes agradecerle a mamá por el delicioso pastel y me siguió por la casa hasta mi habitación. Cuando ambos estuvimos dentro lo miré fijamente.
—¿Qué demonios estás haciendo? — reclamé.
—Creo que tienes que ser más específica, Hallie.
—¿Por qué aceptaste la invitación de mi madre?, ¿por qué eres tan amable con mis hermanos?, ¿Qué quieres?
—No se como son el resto de los chicos en este pueblo, pero no me considero una persona descortés, menos cuando se trata de amables invitaciones.
—No entiendo que ganas con esto— pase las manos por mi cabello, como si eso me ayudara a encontrar respuestas.
—¿Qué te hace pensar que quiero ganar algo? —alzó una ceja en modo interrogativo.
—Dudo que hagas algo sin esperar nada a cambio— no se de donde estaba sacando tanta valentía para decirle esto a un desconocido, pero me estaba gustado sentirme asi. —Los chicos como tu siempre esperan algo más.
—¿Los chicos como yo?, ¿y como son los chicos como yo, señorita sabelotodo?
Egocéntricos. Idiotas. Patanes. De los que creen que el mundo gira a su alrededor.
—Chicos que siempre obtienen lo que quieren por tener una cara bonita y sonrisa de comercial.
Seb rio mientras le echaba una ojeada a mi habitación. — Créeme, tú no sabes nada de mí.
—Pero lo que si se es que no deberías estar aquí— la molestia en voz era demasiado notoria.
No se que tenia este chico que me hacia enojar tan rápido, eso, mezclado con mi desconfianza y el extraño pensamiento que tengo de acercarme un paso hacia él me tenían la cabeza hecha un lio.
—No veo por qué no debería. Tu madre me invito, yo acepte y fin del asunto. Te complicas demasiado, rubita.
—Primero, no me llames asi. Segundo, largo de mi casa.
Seb volvió a reír y eso me hizo sentir más molesta, ¿Quién se cree este chico?
—¿Por qué te molesta tanto que haya aceptado la invitación a tu casa?
Bufé. — Porque no confió en ti.
Seb sonrió, su sonrisa era entre divertida y burlesca, y tengo que aceptar que le queda de maravilla. Se acercó— ¿Y qué te hace pensar que yo confió en ti, Hallie Branson?
Estábamos cerca, no tanto como para sentir su respiración, pero lo suficiente como para sentir el calor de su cuerpo. No sé qué demonios está pasándome, pero el tenerlo cerca hizo que un gran escalofrió me recorriera la espalda, mis manos comenzaron a picar y mis sentidos me decían dos cosas: aléjate y acércate.
¿Qué se supone que debo hacer?