SEBASTIÁN
—¿No deberíamos estar ayudando a los demás?
—No es necesario, ellos pueden encargarse de esto.
—Pero lo que dijo Faith— recordó —, dijo que en esa visión que tuvo nosotros dos también…
—Ya te lo dije, rubita— tomé su mano y la hice girar, para que quedara su espalda pegada a mi pecho. Susurré —, no te quiero ver cerca del peligro, ni de esos tritones y sirenas.
—¿Por qué? — se estremeció en mis brazos.
—Porque sí.
Bufó. —¿Siempre eres así de mandón?
—Solo cuido lo que considero mío.
Las mejillas de la rubia se sonrojaron ante mis palabras haciéndome sonreír. Hallie es completamente adorable.
Lo que había sido el plan inicial de nuestra misión había cambiado por completo, y al parecer la extraña idea de Amelie estaba dando resultado. Vi como Rainer y Cameron estaban siendo llevados a la zona VIP por unas sirenas, las cuales se veían bastante interesadas en ambos chicos. Por otro lado, Amelie y Mayra estaban en la pista de baile, llamando la atención de todos a su alrededor, cosa que no me sorprende, pero si me extrañaba que ninguna sirena o tritón se hubiera acercado a ellas aún.
—Creo que…— la voz de Hallie me hizo volver a concentrarme en ella—, es la primera vez que me siento tan cómoda y feliz de bailar así con alguien.
—Es bueno saberlo— pasé mis manos por su cintura, apegándonos más —, porque planeo estar muy cerca de ti.
Escuché su corazón latir más fuerte. —¿Qué tan cerca?
—Todo el que sea necesario para quedarme con tu delicioso aroma a mi alrededor.
La chica giró entre mis brazos para que quedáramos frente a frente, enrolló sus brazos en mi cuello y sus labios tocaron los míos suavemente.
Me incliné para que nuestras bocas estuvieran más juntas, que fuera más que esa simple caricia que ella había causado. Cuando Hallie no se opuso a mi movimiento y siguió el ritmo del beso la apreté las hacia mí, casi levantándola del suelo para besarla mejor. Aventuré mi lengua en su boca; deleitándome con su sabor. Esta chica me vuelve loco de la mejor manera que existe, simplemente todo de ella me gusta, me fascina y me enamora sin esfuerzo.
Las palabras de mi prima resonaron en mi cabeza “Se ve que se quieren mucho, deberías de tomar la iniciativa”, “Saca al Alfa que llevas dentro y marca tu territorio”, “Tal vez Hallie está esperando que tomes las riendas de esta situación también.”, y tal vez si tiene razón después de todo. Sé que existe un ritual para poder intentar recuperar mi lazo y a la persona que sería mi compañera, pero lo que siento por Hallie es tan fuerte que no quiero perderlo, menos sabiendo que ella siente lo mismo que yo.
Lamento decepcionarte, Diosa Luna, pero esta vez elegiré yo mi destino.
Atrapé su labio inferior con mis dientes, escuchando como emitía un pequeño suspiro por mi acción, lo liberé suavemente, dejando que este se deslizara entre mis labios, saboreándolo.
—Me gusta cuando haces eso— dijo cuando nos separamos, se llevó una mano a sus ahora rojos e hinchados labios —, es como si intentaras marcarme para que todos vieran que estoy con alguien.
—Marcarte, que buena palabra usaste, rubita— la miré a los ojos —, pero si quisiera marcarte de verdad tendría que morderte justo aquí— subí una de mis manos a su cuello, acaricié la zona, sintiendo mis yemas cosquillear—, y así te proclamaría como mía, solo mía.
Tragó fuerte. —Ah, ¿sí?, ¿Y lo harías?
—No lo dudes ni por un segundo— bajé la cabeza hasta tenerla enterrada en el hueco de su cuello —, podría hacerlo ahora mismo.
—¿Y por qué no lo haces? — preguntó con voz entrecortada.
Besé la zona que antes había tocado y me levanté para mirarla. —Porque cuando te marque, estaremos solos y en otras circunstancias, rubita.
—¿Circunstancias?
—Exactamente— le guiñe un ojo y volvimos a bailar.
Seguimos a bailando como si nada, olvidándonos de todo lo que nos rodeaba y de los problemas que teníamos conocimiento. Después de unos minutos me fui a la barra en busca de algo de beber, y aprovecharía de ver si el plan de mi prima había dado resultado. Rainer y Cameron ya estaban dentro, pero las chicas no. Que extraño.
—Hola— dijo una voz a mi espalda. Me giré.
Mierda. —Hola.
—¿Estás solo?
—La verdad es que…— lo sentí, sentí su poder de persuasión en la piel.
La sirena de cabello castaño comenzó a juguetear con mis dedos en un vago intento de coqueteo en la espera de que su persuasión tuviera efecto sobre mí. Por increíble que pareciera, esta no me afectaba, estoy consciente de mis acciones, estado y alrededor.
Después de todo, Faith si tenía razón. Nota mental: no volver a poner en duda o cuestionar a la médium pelirroja.
—Estoy solo— respondí por fin.
Tenía claro que la mejor opción es seguirle la corriente, si no notarán que hay algo extraño y podría arruinarles el plan a todos, pero lo que más me preocupa en este momento es Hallie. Si Faith tuvo razón con que a solo seis personas del grupo no les afectarían los encantos de los seres marinos, eso también significa que, queriendo o no, mi rubita gritona se verá envuelta en esta situación.
—Excelente— sonrió y se apegó más a mí, casi rozando nuestras bocas.
Unos minutos después otra sirena se nos unió; una de cabello rosado. Ambas bailaban entre ellas, pero no me dejaban apartarme del todo. En un momento me vi caminando con ellas hacia la zona VIP, entramos sin el menor problemas y me mantuvieron alejados de otros persuadidos a estar aquí. Crucé la mirada con Rainer, este me preguntó claramente con la mirada un ¿Qué diablos haces aquí?, simplemente me encogí de hombros y volví mi atención a ambas sirenas que no paraban de coquetearme.
Diosa Luna, dame paciencia por favor.
—¿Cuál es tu nombre, bonito? —preguntó la sirena pelirrosa.