Leave Me Lonely

CAPÍTULO 48

La ruptura era una buena explicación al cambio repentino de comportamiento de Alejandro con Gibran. Había dejado de lado la seriedad y la evitación para ser más atento y acercarse a él cada vez que tenía la oportunidad. En la ilusión de que tal vez Alejandro había comenzado a desarrollar sentimientos hacia él olvidó por completo a Sandoval, pero ya no era una preocupación.

Era el único obstáculo que evitaba que tuviera una oportunidad con la persona que le gustaba y ya sin esa piedra en el zapato nadie podría evitarlo.

Olvidó las advertencias que le habían dado Carina y Andrés: tal vez todo lo habían dicho para eliminarlo del camino, pero al final él había ganado la guerra.

Aún así, prefirió no decir nada y fingir como si no fuera consciente de aquella valiosa información.

Ambos seguían hablando como de costumbre, pero no hubo ningún cambio en la relación ni tampoco se veían otras intenciones.

Un miércoles, mientras esperaban la llegada del profesor de matemáticas, Gibran estaba sentado en su asiento conversando con Monse y Vianney sobre lo que harían con las fotos con caras y poses graciosas que se habían tomado mutuamente durante todo el año. Decidieron hacer una lotería a la que llamaron “Caras y jetas” y Gibran sería el encargado del diseño del juego y la impresión. Se ofreció también a enmicar los tableros y las tarjetas para estar ocupado en sus ratos libres.

Mientras discutían cuál sería el lugar de su siguiente salida, Alejandro entró al aula seguido de Armando, Andy y Rebeca. Los tres amigos se quedaron cerca, atentos a lo que se venía. Gibran no había notado que tenía a Alejandro a un lado hasta que habló.

— Hola — el tono de su voz sonaba casi igual, de no ser por un ligero temblor en su dicción que casi pudo haber pasado desapercibido, pero Gibran prestó más atención cuando notó que tenía las manos detrás de la espalda.

Monse y Vianney estaban confundidas, pero le lanzaron una mirada y sonrisas cómplices que le dieron ánimos para no perder el control.

Después de devolverle el saludo, Alejandro continuó hablando con un poco más de seguridad.

— El motivo de mi presencia se debe a que estoy entregando un pequeño detalle a todas las personas que fueron importantes para mí durante esta etapa. Tú eres uno de ellos: fuiste el primer amigo que tuve en la preparatoria y aunque fue una amistad un poco rara te guardo cariño y me iré con una muy buena imagen de ti.

Se conmovió un poco ante sus palabras. Los nervios también se estaban apoderando de él y, en algún momento, sujetó con ambas manos el borde de la mesa y la presionó con todas sus fuerzas en busca de valor y no salir corriendo.

— Recuerdo que el día de mi cumpleaños en cuarto tuviste un muy lindo detalle conmigo: me regalaste una caja de chocolates con forma de lenguas de gato y la verdad es que no me duraron nada. Sabías que el chocolate es mi dulce favorito y te diste el tiempo de darme algo. Así que, quería tener el mismo detalle contigo —. Maniobró sus brazos para revelar lo que estaba escondiendo.

Sujetaba una caja idéntica de chocolates, idéntica a la que él le había dado, con la diferencia que aquella era la caja grande y él le había regalado la caja pequeña. Llevaba un moño rojo que se veía descuidado. Seguramente lo tenía guardado en su mochila.

Sus manos estaban temblando y Gibran no se quedaba atrás. Tomó la caja y sin querer sus manos se rozaron. En el lugar en donde sus pieles hicieron contacto sintió una chispa que le recorrió por todo el cuerpo.

— Muchas gracias — no podía contener la felicidad y necesitaba explotar, pero no podía hacerlo dentro del aula con Alejandro y sus amigos presentes.

Les hizo señas a sus a amigas y salieron sin hacer ruido, lo más discretos posibles.

— No es cierto, ¿realmente sucedió? — Quería reír de la felicidad, abrazar a todo el mundo que pasase, aunque no lo conociera. Tenía ambas manos cubriéndose la cara: sentía el rostro caliente y se debía a que estaba sonrojado como nunca en la vida.

Monse y Vianney compartían su emoción y también estaban impresionadas. En ese círculo que los tres formaban se respiraba felicidad e ilusión y el tiempo que tenía para respirar y relajarse no sería suficiente para descargar toda la energía que tenía acumulada.

— ¿Habrá sido cierto y le dio un regalo a todas esas personas que fueron importantes o solo fue un pretexto para darte algo a ti sin levantar sospechas?

No estaba seguro de cual de las dos posibilidades era cierta, pero no importaba. Le había dado un regalo y atesoraría ese momento por siempre en su corazón.

En la salida vio a Alejandro rodeado de sus amigos de cuarto año y todos tenía algo en sus manos: Jonathan tenía un peluche muy esponjoso y abrazable entre sus brazos. Octavio también y, después de analizarlos a profundidad, se dio cuenta de que eran pokemons. Oyuky sostenía una cosmetiquera y algo que parecía ser una almohada.

No pudo observar el regalo de los demás por el lugar en el que se encontraba, pero al final resultó ser cierto y sí les había dado un regalo a quienes habían sido importantes en su vida.

Alejandro sujetaba una bolsa plástica blanca medio llena. Aún no entregaba todos los presentes.

Pero la felicidad se quedó con él y pensó que nada ni nadie se la podrían arrebatar.




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