La fiesta de graduación organizada por la gente de los anuarios resultó ser un fracaso. Habían cumplido con todo lo demás, pero las fiestas no eran lo suyo. Pocos sabían del día, la hora y el lugar en donde se realizaría, así que los asistentes fueron los mínimos y todos coincidían en que fue de tan mala calidad que no valió la pena la inversión de tiempo.
Pero fiestas en celebración no faltaron y entre ellas se encontraba Putiforever: la tercera fiesta masiva realizada en el año. La primera tenía lugar a principios del ciclo escolar para inaugurar el año. La segunda en el mes de febrero para celebrar a los enamorados y la tercera se realizaba en honor a los egresados. Sólo los estudiantes de sexto año estaban invitados a esa última, pero los de años inferiores se las ingeniaban para conseguir preventas y asistir al evento
Era la primera fiesta así a la que iba Gibran y llegó con Aolani: el lugar no era el mejor, pero pudo ser peor. En la entrada había dos personas que revisaban que las preventas fueran originales y para evitar que se prestaran eran perforadas para distinguirlas de las que aún no habían sido usadas.
Inmediatamente entrar los recibía un patio con el pasto recién cortado. En una de las esquinas se instaló una paquetería para resguardar las mochilas y al recinto solo se estaba permitiendo el paso con alcohol. No querían que el lugar se atestara de cosas que pudieran estorbar para que más personas pudiera entrar. Había gente muy lista que había burlado la seguridad y Gibran observó varios montones de mochilas.
El recinto era una enorme habitación en donde sonaba todo tipo de música, mayormente reguetón, atestada de gente. No había una buena circulación de las personas y no se podía caminar sin detenerse cada tres pasos.
Aolani y Gibran buscaron a su grupo y hubiera sido más complicado de no ser porque Alexandra Neria le describió la altura en la que se encontraban. Ya que todos estaban reunidos, se repartieron los vasos para que se sirvieran alcohol al gusto personal. Gibran no quería tomar mucho, pero sabía que terminaría cediendo al ver que todos se divertían.
No se equivocó y después de tres vasos de jugo de mango con vodka ya estaba mareado. Su resistencia al alcohol había mejorado. Aunque su aguante no era el mismo que el de todos los presentes en ese lugar era un buen avance.
Armando, Andy y Rebeca se integraron al círculo más tarde.
— Como no sabíamos en donde estaban, nos unimos a un grupo de chicas que nos dieron a tomar de todo. Estamos un poco cruzados, pero ya tenemos el ambiente en la sangre. ¡Hay que disfrutar antes de que llegue la policía!
Un chico pasaba ofreciendo un shot de un líquido que llevaba en una botella y, como todos ya estaban ebrios no dudaban en decir que sí al trago. Gibran se preguntó qué tan riesgoso sería aceptar algo así en una fiesta clandestina como esa en donde podría haber gente muy mal intencionada. Él no aceptó nada y no tomo nada que no viera que sirvieran frente a él.
Alejandro llegó tiempo después y no supo que fue peor: que lo vio llegando de la mano de Leo o que después los vio besándose.
Probablemente la combinación de ambas cosas lo derribó emocionalmente, a tal punto que sintió que la respiración comenzaba a fallarle. Se recargó en uno de los muros, haciendo a un lado las mochilas que le estorbaban.
Leo lo había conseguido: después de tantos intentos fallidos, había logrado besar a Alejandro. Y que llegaran tomados de la mano le confirmaba que habían formalizado su relación.
¿Es que a Alejandro no le importaban los sentimientos de Gibran? Si no sentía lo mismo, ¿por qué lo estuvo ilusionando desde el día que fueron al cine hasta el día del regalo por ser una persona especial? No entendía cuál era su juego, pero no le gustaba sentirse utilizado.
Armando trajo la mala suerte con decir “disfrutar antes de que llegue la policía”: tres horas después el lugar fue desalojado por el aviso de que había patrullas en camino.
Gibran perdió a Aolani entre tanta gente, pero se encontró con Xanath, que estaba un poco tomada pero lo suficiente consciente para pedir un Uber a la prepa.
— Puedes venirte conmigo —. Al subir al transporte lo compartieron con dos chicas, una de ellas en un estado de ebriedad lamentable, tanto que se había orinado. Pobre del conductor que tendrá que lavar el carro.
Xanath se despidió de Gibran, quedándose solo esperando a Aolani. No tardó mucho y llegó diez minutos después que él. Estaba muy tomada y no la recordaba tan mal. No quedó en malas manos porque llegó Mich a salvarla. Prometió llevarla a su casa y ambos se fueron.
Gibran se quedó fuera de la prepa y se unió a Alexandra y su grupo de amigos a comer algo antes de regresar a sus casas.
Mientras comía una hamburguesa con papas, se enteró que se había organizado una fiesta en casa de Octavio a la que lo invitaron por ser el jefe de grupo y caerles muy bien.
— Irás, ¿verdad? — Le preguntó Ale.
Claro que iría, no se la perdería por nada.
Y si asistía Alejandro mejor.
***
La casa de Octavio le quedaba un poco lejos, pero quedaron en reunirse fuera de la prepa para irse todos juntos. Al ser los primeros en llegar se tuvieron que encargar de preparar todo para el consumo y los juegos.