Nuevamente Emma se encuentraba en la biblioteca, ya con un nuevo libro abierto, lista para iniciar su lectura, pero antes miró a los lados, asegurandose de que nadie potencialmente molestó esté cerca.
Ése sujeto que era amante de perturbar su preciada lectura, aparecía hasta en sus sueños para convertirlos en pesadillas.
No lo vio por la izquierda, no lo vio por delante, no lo vio por detrás y para estar segura, tampoco lo vio ocultó debajo de la mesa, esperando el momento exacto en el que ella inicié su lectura para salir e interrumpirla.
Podía leer en paz, ése sujeto molestó no estaba cerca.
Dando inició la lectura, el tiempo comenzó a pasar sin que ella se percaté por estar tan entretenida.
No se sumergia en el fantasioso mundo de la lectura para evadir problemas, para olvidarse de las cosas malas ni nada por el estilo, sólo lo hacía por que le gustaba.
Cada persona usa su tiempo de la forma que le gusta y ella lo usa en la lectura.
Quizás algunos no acepten sus gustos pero no le importaba, mientras ella lo disfruté y no sea nada malo, no le importaba lo que piensen los demás.
El sonido de una silla siendo arrastrada se oyó y Emma levantó la mirada con el ceño fruncido para ver quien era la persona que se sentaba delante de ella, creyendo que sería el tipo molestó, pero no fue así.
-¿Qué me mirás?
Delante de Emma se había sentado una chica pelirroja, con ojos grises y una mirada muy amenazante dirigida a la rubia por ser vista con el ceño fruncido.
Era ésa chica con apariencia problemática.
¿Qué hacía en la biblioteca? ¿Cómo conocía la biblioteca?
¿Será qué sólo fue para molestarla?
-¡Oye, te pregunté qué me veías!- gritó Noe, no importandole estar en la biblioteca.
Emma se asustó, miró en dirección de la bibliotecaria pero esta fingia que no pasaba nada.
Una de las pocas personas que respetaba y admiraba al mismo tiempo, acababa de traicionarla.
Ahora ya sabía que no podía confiar ni en los que mas admiraba.
-Yo... ¿qué haces aquí?- preguntó la de anteojos, algo nerviosa.
Maya y la otra chica la hicieron agendar sus contactos, como el de los otros dos tipos, ¿y sí los llamaba para qué le ayuden?
No, ella no se iba a dejar intimidar por una bravucona; sí permitía que éso suceda, ya no lo podría parar.
Sacando valentía, Emma fruncio el ceño y dejó su libro sobre la mesa.
-Estamos en una biblioteca, por favor, abstengase de hacer ruido.- dijo la chica, sin apartar la mirada.
Ésa chica no le daba miedo, sí la comparaba con su madre, era un chiste.
La pelirroja al oír éso abrió sus ojos al máximo y pronto agachó la cabeza.
-L-lo siento, aveces soy algo impulsiva y no controló mi nivel de voz.- dijo Noe, apenada por hacer ruido en un lugar donde estaba prohibido.
Emma levantó una ceja con confusión, no siendo capaz de entender cómo fue capaz de intimidar a una chica rebelde.
Por un extraño motivo, se sentía la mala a pesar de no serlo... no en ésa ocasión.
La chica pelirroja no dijo nada mas luego de que se le señaló que no haga ruido, simplemente agarró un libro que tenía hasta ahora en su regazo, no siendo visto por Emma, sacó un par de anteojos de su mochila, se las puso y se puso a leer con una leve sonrisa de satisfacción.
La rubia quedó desconcertada, no entendiendo éso.
¿Entonces ésa chica estaba en la biblioteca para leer y no para buscar problemas?
Prefiriendo no decir nada, decidió volver a su lectura, sin interrupciones.
Amabas chicas ése día leyeron tranquilamente sus libros, sin ningún tipo de interrupción o ruido molestó.
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.
Horas después.
La biblioteca estaba por cerrar por lo que las dos chicas tenían que irse luego de estar toda la tarde leyendo libros sin parar.
Al estar afuera, Emma vio como Noe sin anteojos tenía su mirada intimidante como siempre y entendió todo.
No es que vea así para intimidar, sólo no veía muy bien y fruncia el ceño.
-¿Por qué no usas tus anteojos sí no ves bien?- preguntó la rubia.
La pelirroja la miró, teniendo que agachar un poco la cabeza ya que Emma era mas baja que ella.
-Mi bobo hermano se solía burlar de mi por lo que me da vergüenza usar anteojos en público, además soy algo distraída y los suelo romper sin querer.
Por ejemplo, el otro día estaba peleando con un tipo y le di un cabezazo, teniendo mis anteojos puestos y los rompió sin querer.- respondió Noe, con una sonrisa.
Emma al oír éso, volvió a mirar al frente, algo pálida.
Por suerte, ésa chica parecía ser amable o en la biblioteca le iba a dar una paliza por hablarle de ésa manera.
Aunque la entendía un poco, su hermano también solía molestarla en el pasado cuando empezó a usar anteojos pero luego se disculpó y le dijo que sí alguien se burlaba de ella por éso, que le avisé y le daría una lección.
No sabía que clase de hermano o persona se burlaria de alguien por usar anteojos, pero definitivamente los consideraba los peores por reírse de las dificultades de los demás.
-Noe, mamá me mandó a buscarte.
Las dos chicas oyeron una voz conocida y voltearon para ver a Erick llegar en bicicleta.
Emma lo miró con mas despreció de lo usual, se dio media vuelta y se fue.
Sabía que ése tipo era un idiota, pero no tanto.
-Yo... ¿por qué me miró con mas despreció de lo usual?- preguntó el recién llegado, mirando a su hermana menor, quien era inclusive un poco mas alta que él.
Noe se encogió de hombros, no sabiendo que responderle a su hermano.
Al menos se sentía felíz ya que Maya tenía razón, a Emma le gustaba leer al igual que ella y hablaron un poco.
Quizás, mas adelante pueda ser su amiga e intercambiar opiniones sobre libros.