Desde el lago soplaba un viento frío, que hacía volar las hojas secas. El cielo grisáceo oscurecía el sol de noviembre y una lluvia fría brillaba en las aceras.
Cerca ululó una sirena. Chanyeol se apretó más la gabardina en torno al cuerpo y cruzó la calle deprisa.
Después de lo ocurrido en su despacho dos días atrás, había sido una sorpresa volver a tener noticias de Baekhyun. Había llevado mal la reunión, en parte porque le había sorprendido que él lo creyera capaz de obligarlo a casarse con él. El contrato sólo había sido un medio para conseguir que fuera a cenar con él. Maldijo en silencio. Nunca había obligado a un hombre a salir con él. ¿Por qué estaba tan decidido a hacerlo con él?
Tal vez volver a verlo lo ayudara a aclararse. Sí, era muy atractivo y, sí, habían tenido una amistad bonita en el pasado, pero ahora eran personas diferentes con vidas distintas. ¿Significaba eso que no podían volver a empezar? Entró en el parque pequeño situado enfrente de la biblioteca Newberry y echó a andar por el camino mirando a los transeúntes en busca de Baekhyun.
Esa mañana le había dejado un mensaje pidiéndole que fuera a verlo pero sin darle más explicaciones. Y Chanyeol había decidido aprovechar la oportunidad para explicarle su comportamiento y buscar el modo de arreglar las cosas con él. En el mejor de los casos, quizá accedería al fin a cenar juntos. En el peor, le diría dónde podía meterse el contrato.
No era el mismo que había conocido en la universidad. El chico tímido se había convertido en un hombre seguro de sí mismo que probablemente tenía todos los hombres que necesitaba, hombres que habrían reconocido su belleza cuando lo habían conocido, hombres que habían sido más listos que él.
Chanyeol había estado con muchos hombres, y aunque en ocasiones había habido mucha pasión, nunca había conectado de verdad a nivel sentimientos, nunca había confundido aquello con amor y ni siquiera con un afecto profundo; siempre había sido cuestión de deseo físico y nada más.
Lo que sentía por Baekhyun era diferente. Era un hombre hermoso, sexy e interesante, pero él no quería seducirlo. Antes que nada eran amigos y, si se convertían en amantes, sería porque lo hicieran como un paso lógico dentro de su relación, no por el deseo abrumador de arrancarse mutuamente la ropa.
Baekhyun no era la clase de hombre al que pudiera seducir y luego dejar. Ocupaba un lugar diferente en su vida a todos los demás hombres, a pesar de lo cual no podía ignorar los chispazos de atracción que brotaban entre ellos cuando estaban juntos ni podía negar que había pensado a menudo en él en los últimos días.
Se volvió despacio y volvió a mirar de nuevo el parque. Por un instante creyó verlo sentado en un banco, pero enseguida se dio cuenta de que no era él. Se sentó a esperar y observó a un anciano lanzar una pelota de tenis a su perro. Diez minutos después, empezaba a preguntarse si le habían dado plantón cuando lo vio andar hacia él. Se puso en pie y él se detuvo y lo miró largo rato.
Se acercaron despacio uno a otro y se encontraron en el centro de la plazuela.
-Pensaba que ya no venías -dijo él.
-He estado a punto -repuso él.
Se produjo un silencio y Chanyeol reprimió el impulso de tender la mano y apartarle un mechón de pelo de los ojos. Si podía tocarlo, todo iría bien. Pero se metió las manos en los bolsillos de la gabardina para resistir la tentación.
-¿Quieres ir a tomar un café? -preguntó-. Hay un sitio justo en... Baekhyun negó con la cabeza.
-No, estamos bien aquí. Sólo voy a hacerte una pregunta y quiero que seas sincero conmigo.
-De acuerdo.
-¿Por qué haces esto? Puedes tener todos los hombres que quieras. ¿Por qué yo?
-Eso son dos preguntas -dijo él-. Con respuestas muy distintas.
-Dime la verdad -insistió él.
Chanyeol pensó con cuidado la respuesta, sabedor de que lo que dijera podía influir mucho en la decisión de él. Sintió deseos de mentir y ocultar sus verdaderos motivos, pero si quería que aquello funcionara, no podía empezarlo con una mentira.
-Tengo treinta años. Mi padre me está presionando para que me tome el futuro en serio. Quiere que me case y forme una familia, pero mi vida social hasta el momento no ha ido enfocada a ese objetivo concreto y, si quiero dirigir la compañía, tengo que probarle que me tomo en serio lo de buscar esposo.
Esperó la reacción de él, que se limitó a asentir con la cabeza.
-De acuerdo, eso puedo entenderlo. ¿Y por qué yo? Chanyeol se encogió de hombros.
-Tiene sentido -repuso-. Para empezar, está el contrato. Y ya éramos buenos amigos -no le dijo que él lo atraía mucho, que no dejaba de pensar en él y lo veía bajo una luz nueva.
-¿O sea que esto es sólo cuestión de... eficiencia? -preguntó él. Chanyeol soltó una risita.
-He pasado años perfeccionando mis encantos, ¿y qué he conseguido? Todavía no he encontrado al hombre perfecto.
-¿Y estás dispuesto a conformarte con un imperfecto?
-¡No! -protestó él-. Tú no eres imperfecto en absoluto. Nosotros empezamos como amigos, Baekhyun. Quizá sea lo mejor -hizo una pausa-. Si quieres saber mi opinión, creo que nos han tomado el pelo. Nos dedicamos a buscar el amor y los finales felices y puede que la mayoría no los encontremos nunca. Yo tengo treinta años y he salido con hombres suficientes para saber que es difícil encontrar algo especial.