Desde la rotura del grupo de Lemniscata no he conseguido la calma detrás de la puerta de mi habitación, en la cual me he refugiado durante este último mes. Aunque quiera no soy capaz de pensar en que me he fallado a mí misma. Mi actitud ha alejado a los que antes llamaba amigos, causándome una gran ansiedad y una pregunta que siempre rondaba en mi cabeza ¿Por qué me tengo que sentir así? Luché sin descanso alguno contra mi mente, con el objetivo de conseguir eliminar mis malos recuerdos, como ya lo había hecho antaño. En las otras ocasiones había conseguido sobrevivir, a pesar de estar sumergida en el mismísimo infierno, pero a día de hoy seguía sin ser la misma detrás de esta puerta, y no pasaba un día sin que me arrepintiera de ello.
-Aria, mi vida, tienes que salir algo de vez en cuando. No puedes seguir así.-Me dice mi madre, que se encuentra sentada justo a mi lado en mi cama.
-Ya salgo de casa. Voy al colegio y a la academia.-Le respondo por milésima vez.
-Me refiero a que salgas de casa sin contar el colegio o la academia. Ve al cine, al parque, a la playa o incluso ve a pasear por el bosque.
-Mamá estoy bien aquí, no quiero salir-Contesto al tiempo que cojo un libro de mi mesita de noche y lo abro por donde se encuentra el marca páginas que había sido colocado en esa página la noche anterior. Siento como mi padre me arrebata el libro de las manos, el cual hace que emita una queja.
-Se acabó. Te doy dos opciones: o bien llamas voluntariamente a Lena para quedar o la llamo yo junto con tú psicóloga para advertirle de tú penoso compartimiento y de tus escasos avances-Observo como mi padre coge el teléfono y empieza a marcar un número. Me abalanzo sobre él, y le arrebato el teléfono justo en el mismo instante en que la voz de mi antigua amiga Lena se oye a través de este.
-Diga, ¿Quién llama?-Oír de nuevo su voz, despierta en mi sentimientos alegres de momentos vividos juntas. Decido contestar bajo la mirada atenta de mis padres.
-Lena, soy yo-Respondo en voz baja.
-Aria. ¿De verdad eres tú? No me lo puedo creer. No sabes como deseaba escuchar de nuevo tú voz. Te he echado tanto de menos durante este mes, que no hay palabras para expresar lo que siento en este mismo momento.
-Yo también te he echado de menos mucho. La casa sin ti parece hasta vacía ya que no hay tanto ruido y locuras. Lena yo...-Se me quiebra la voz al no saber que decir. Justo después de mi separación con Kevin, fui muy injusta con Lena, alejándola de mi lado cuándo ella sólo trataba de apoyarme. Rompí cualquier relación con ella, e incluso el día en que se fue de mi casa para irse a vivir a la suya, justo unas calles más debajo de la mía, no me despedí.
-Lo sé Aria. No tienes por qué disculparte, a pesar de todo lo sucedido siempre has sido mi mejor amiga-Esas palabras consiguen sacarme una pequeña sonrisa.
-Tú también siempre has sido mi mejor amiga y siempre lo serás-Oigo un pequeño sorbo de nariz proveniente de Lena.- ¿Lena estás bien?
- Si-Me responde, pero con la voz quebrada.
-Entonces ¿Por qué lloras?
-Porque no sabes cuánto deseaba volver a oír tú voz. Estaba tan preocupada por ti, que cada día temía que jamás nos reconciliásemos.
-La verdadera amistad es inquebrantable ¿Recuerdas? Tú misma me lo dijiste un día.-Oigo como Lena sigue llorando tras el teléfono, por lo que decido hacer lo que mis padres me llevan insistiendo desde hace tiempo.-Lena ¿Te apetece quedar?
-Sí, claro que sí. Dame 30 minutos para arreglarme y subo a tu casa para buscarte-El entusiasmo de Lena por quedar ya mismo hace que mis ganas por verla se multipliquen.
-Nos vemos en 30 minutos-Respondo de vuelta, pero no recibo ninguna contestación a cambio. Cuelgo el teléfono y dirijo mi mirada a donde se encontraban mis padres. Ya no los veo en la habitación, por lo que me imagino que me dejaron mi intimidad para hablar con Lena. Me levanto de la cama y me dirijo al baño en donde me lavo los dientes e intento domar mi melena, que acaba siendo recogida en moño deshecho atada con un pañuelo. Cojo un poco de maquillaje que aplico sobre mi rostro, y encima de este aplico un poco de corrector sobre mis parpados para tapar las ojeras. Hecho un poco de maquillaje en polvo para sellar el anterior y me aplico algo de eyeliner y rímel en los ojos, colorete en mis megillas y mi pintalabios mágico que resalta el color de mis labios. Luego de esto me dirijo a mi armario, a la sección de otoño-invierno. Me decido por: unos pantalones vaqueros oscuros, una blusa de color burdeos con unos adornos en el cuello de color dorado, una gabardina marrón y unos botines de tacón ancho de color marrón. Para completar el conjunto, cojo mi bolso en forma de maletín de color azul oscuro en donde guardo mi móvil y la cartera. Conforme con mi aspecto bajo hasta el salón, en donde se encuentran mis padres-Voy a salir con Lena dentro de unos 5 minutos.
-Bueno ya iba siendo hora de que salieses de la habitación. Por fin voy a poder lavar las sabanas y a poner unas limpias.
-Mamá, no tienes por qué hacerlo. Ya lo hago yo cuando regrese.
-¿Y arriesgarme a que te encierres de nuevo? De eso nada, ya lavo yo las sabanas y así me garantizo que durante más tiempo estás alejada de esa habitación-Dice justo al mismo tiempo en que suena el timbre.