JAKE:
El mismo día en que Aria me dejó sentí que el mundo se me caía encima de nuevo. Había vuelto a nacer, a vivir el día en que la conocí y vi su hermosa sonrisa. Esa sonrisa que transmitía calidez y dulzura. Aria se había convertido en mi todo, por lo que en ese instante en el que abandonó morí de nuevo. Sentí un gran dolor, el mismo que había sentido en el pasado. No podía volver a pasar por lo mismo. Debía ser fuerte y aceptar la beca a Nashville, aunque eso significase alejarme de ella. Finalmente apliqué lo que mi padre siempre me decía "Vive como si ese fuera el último día de tu vida, porque el mañana es inseguro, el ayer no te pertenece y solamente el hoy es tuyo".<
Ya han pasado dos semanas desde que dejé atrás todo. Dos semanas que se me han hecho muy largas, más de lo esperado. Cualquiera podría pensar que esto sería más fácil para mí al haber cortado con Aria antes; pero lo cierto es que era peor. El hecho de pensar en cómo todo había terminado me carcomía por dentro. No le encontraba una explicación lógica; pues todo iba perfectamente entre nosotros...y sin embargo de un día para otro todo había terminado. Era surrealista; pues el invierno por aquel entonces estaba por terminar, y sin embargo yo sentí como si recién comenzase.
Durante la primera semana en la Universidad con mi beca, llamé de manera continua a Lena, Mike y Tina. Siempre me respondían con evasivas, o cambiaban de tema coma quien cambia de ropa; pero en su voz notaba cierta decepción e incluso enfado. Esto me llevó a pensar a que quizás había aparecido otra persona en su vida. Al octavo día decidí entrar en su photoofme, y pude comprobar que mis sospechas se verificaban. Había una foto de ella abrazada a un chico y al pie de esta se podía leer "El pasado nunca se olvida y en ocasiones aparece como una rayo de sol iluminador". Al ver esa foto mi corazón dejó de sentir, de creer en el amor. Durante el tiempo que había permanecido con Aria, creí que era la correcta, la indicada; pero me había equivocado. ¿Quién sabe? Quizás mi destino sea estar solo. Sea como sea, lo que sé es que jamás podré volver a enamorarme porque en el fondo sigo amando a Aria y siempre la seguiré amando. Todo de ella se ha grabado en mi memoria a fuego: su pelo, que siempre se mecía al son del viento y se volvía del color del atardecer más bello cuando los rallos de luz incidían en este; sus ojos verdes-azulados que tienen un brillo especial y lleno de vida; su sonrisa, que es capaz de iluminar los días más grises; o sus labios, sus preciosos labios que al juntarse con los míos siempre me transportaban al mejor de los paraísos.
En la actualidad me encuentro en la habitación de la residencia, sentado sobre la cama, leyendo un libro. La ventana se encuentra cerrada; pues fuera el aire bate con fuerza y mece los árboles y la lluvia cae sin parar. Es un día horrible, un día de esos en los que esperas a una mala noticia. Me dirijo a la ventana y contemplo a todos los transeúntes estudiantes bajo sus paraguas, los cuales le dan un toque de color a este día tan gris. Luego contemplo el reloj de la mesita de noche y observo que son las 20:00. Decido ir a darme una ducha antes de bajar a cenar, por lo que agarro todo lo necesario dejando atrás mi móvil sobre la mesita. Nunca me llegaría a imaginar que tras mi ducha tendría varios mensajes de mis amigos. Todos ellos pidiéndome que regresase a casa lo antes posible; pues algo malo había pasado. No me hizo falta pensarlo dos veces. Tras escuchar la noticia me compré el primer vuelo y cancelé la beca de manera temporal alegando motivos personales.
Durante todo el viaje de regreso lo único en lo que podía pensar era en que todo fuese una horrible pesadilla de la cual más tarde o temprano me despertaría; pero tan pronto llegué a aquel edificio y vi a todos con ojeras bajo sus ojos y con cara de preocupación, supe que aquello era muy real.