Como era la chica nueva me tocaba presentarme ante los que serían mis nuevos compañeros. Después de la presentación, me senté en un sitio que quedaba libre justo en primera fila, lo cual al contrario de muchos alumnos era lo que deseaba, dado que una de las consecuencias colaterales que me había traído mi enfermedad eran problemas en la vista y en el oído. Las 3 primeras clases transcurrieron rápidamente, dando lugar al recreo. Esta era mi oportunidad para encajar en aquel gran pueblo y para hacer nuevos amigos, pero temía no encontrar a alguien tan buena como Lena. Aparte de esto, estaba el hecho de que era una chica la cual se había pasado gran número de veces en el hospital, haciendo que mi grupo de amigos se redujera a las enfermeras/os que me atendieron así como a mi doctora. Por fortuna, el primer paso lo dio una joven de cabello negro y tez morena, con unos ojos verdes que se presentó como Tina. Era una joven muy agradable y risueña, y un tanto torpe lo cual la hacía más divertida. Pasamos el recreo charlando sobre lo que nos gustaba y cuales eran nuestras aficiones. Le conté sobre el ballet y mi gusto por los libros, ocultando todo lo relacionado con mi enfermedad.
- Así que haces ballet. Pues si es así deberías anotarte a la academia de la ciudad. Hacen hoy las audiciones por la tarde.
- No lo sé Tina, hace tiempo que no compito y esas chicas seguro que cuentan con más experiencia.
- Vamos Aria, aplica el carpe diem y vive el momento. Por intentarlo no pierdes nada. Si quieres puedo acompañarte y llevar una pancarta que ponga “Aria es la mejor y por eso la quiere Thor”. – Con eso consiguió sacarme una sonrisa-Además, debes apuntarte, merece la pena solo por conocer al club de artes marciales y a eses chicos llenos de músculos liberando testosterona por todas partes. Si no me crees solo tienes que dirigir la mirada a eses dos chicos que tienes detrás de ti- Me giré solo para comprobar lo que decía, y la verdad es que ambos chicos eran muy apuestos, demasiado apuestos para ser reales. Uno se giró de repente y nuestras miradas se cruzaron durante unos segundos, hasta que voltee mi cara avergonzada por ver que me había pillado espiándolos. Por suerte la campana sonó en ese mismo instante, dando lugar a las siguientes clases, y a que nadie viera mi cara roja cual tomate. Al final del día había decidido participar en las audiciones de la academia, para las cual mi nueva amiga me acompañaría.
Al llegar a casa, comí lo que mi madre había preparado, bueno más bien lo que había intentado preparar, porque la cocina no era lo suyo. Me preparé para las audiciones, recogiendo mi melena de color cobriza que me llegaba al nivel del pecho en una coleta alta y cambiándome por unas mallas y un top deportivo. Una vez arreglada llamé a mi amiga Lena para comentarle mi nuevo día. Habían pasado sólo 3 semanas desde que nos habíamos despedido, pero ya la echaba mucho de menos. Una vez terminada nuestra conversación, me dirigí a donde había quedado con Tina, enfrente del gran parque de la ciudad el cual era famoso por su lago para pasear en canoas.
-Aria, ¿Estás lista para entrar a la más prestigiosa academia de baile?
-No, estoy preparada para intentarlo al menos.- Ambas nos dirigimos a la academia. Esta era un lugar majestuoso, el cual ofrecía diferentes clubs artísticos como: música, pintura, escultura y baile, así como diferentes deportes entre ellos: fútbol, rugby, tenis, natación o artes marciales. Todas las habitaciones y áreas estaban perfectamente equipadas con el material necesario para cada actividad que en ella se ejercía. En el pasillo se veía a muchos aspirantes dispuestos a entrar por 1º vez o seguir en la academia, pues el hecho de entrar un año, no aseguraba tu permanencia en esta, de ahí el gran prestigio que la precedía. Fue entonces cuando los vi de nuevo, a aquellos dos chicos con los cual había tenido un pequeño encuentro en la cafetería. Vi como el chico con el que tuve el cruce de miradas se acercaba a mí. En ese mismo instante lo único que sentía era un total tierra trágame, haz que no me vea; pero el mundo a veces suele ser caprichoso y cuando deseas algo con todas tus fuerzas te dá todo lo contrario.
- Hola miraditas, creo que no nos hemos presentado correctamente, mi nombre es Kevin y el chico que está allá mirándonos es Jake.
- Soy Aria, y en relación a lo de la mirada yo…
- No tienes por qué dar escusas, soy tan irresistible que no eras capaz de quitarme los ojos de la vista.- Genial el 1º chico que me dirigía la palabra era un completo engreído.
- Si, tienes razón, no era capaz de apartar la mirada a la 1º persona engreída que he conocido en mi vida. Ahora, si me disculpas tengo una audición para ballet, para la cual necesito mentalizarme- Dicho esto me dirijo a las audiciones. Me siento muy nerviosa, hacía mucho que no bailaba y tener la oportunidad de retomar el baile era una gran oportunidad. Mis nervios se debían notar a leguas o enviar feromonas porque al poco tiempo Jake se dirigió a mí.
- Hola, siento si mi amigo te ha incomodado antes, suele decir las cosas sin pensar y eso a veces le conlleva a problemas.
- No tienes por qué disculparte Jake, no es tu culpa. Además no me ha incomodado, solo me ha demostrado su gran ego y cariño hacia sí mismo. Si por mi fuera le haría una ceremonia de casamiento consigo mismo en este instante.
- Eres graciosa eh…
-Aria, me llamo Aria.
- Es un placer conocerte Aria. Espero volverte a ver por aquí. Ahora tengo que irme para mis audiciones. Espero que tengas suerte.
- Igualmente.- Después de varias audiciones, llegó la mía, y bailé como nunca había bailado antes, quizás por el hecho de volver a poder a bailar, o por el hecho de sentir que era libre, otra persona. Bailé como si no hubiera un mañana, como si fuera un pájaro recién liberado de una jaula en la cual estuvo retenido por un gran tiempo. Al terminar la audición me dijeron que colgarían la lista de admitidos a las 20:00 por lo que podía dar una vuelta con Tina mientras esperaba el resultado. La llamé para indicarle que había finalizado y que la esperaba frente del parque. Mi sorpresa fue que no se encontraba sola pues estaba acompañada de Kevin y Jake los cuales habían acabado sus audiciones también, y me dirigían una sonrisa.
-Ya era hora miraditas de que salieras.
- Oh venga Kevin no finjas como que me echabas de menos. Seguramente no te has sentido tan sólo como quieres aparentar, dado que tu gran amor eres tú mismo.
-Touché miraditas. Y dinos ¿Cómo te fue esa audición?
- No lo sé, la verdad, había muy buenas bailarinas y llevo tiempo sin bailar. Si me apunté fue por Tina y su cabezonería.
- Claro, ahora es mi culpa. Cuando estés dentro ya me lo agradecerás y vendrás con un gran ramo de rosas.
- ¿Eso no es lo que se les duele dar a las bailarinas al acabar su función?
- Jake, deja tu sabiduría a un lado y apóyame- Jake levantó las manos en tono de disculpa. La manera en la que se trataban entre ellos tres demostraba una amistad de varios años, una amistad fuerte, de esas en las que al final sois como hermanos.
- Si consigo entrar te invito a cenar en mi casa.
- Eso también me vale.- Las siguientes dos horas nos la pasamos hablando y comiendo helados y paseando por el parque. Estaban cerca de dar las 8, por lo que los 4 nos dirigimos a la academia para ver nuestros resultados. Tina nos dio ánimos a través de un gran y sonoro grito que consiguió captar la atención de todos, haciendo que mis mejillas se pusieran rojas de vergüenza. Me dirigí a mi tablón, pero estaba tan abarrotado de gente que no conseguía ver el nombre de los seleccionados, lo único que veía era a chicas y chicos emocionados y tristes. Maldigo mi baja estatura en este momento, si midiera un poco más quizás conseguiría ver el dichoso tablón.
-Miraditas, ¿Lo has conseguido?
- Hola Kevin. ¿Me estás siguiendo?, al final el espía vas a resultar ser tú.
- ¿Y bien? ¿Has entrado?
- No lo sé, no consigo ver nada con estos mastodontes delante. ¿Podrías ver tú si he entrado?, con lo alto que eres no creo que tengas problemas.
- ¿Me estás llamando mastodonte entonces?- al decir esas palabras puso uno cara de cachorrito herido.
- Kevin, por favor.
- Si me lo pides así, lo haré.- Se dirigió al tablón en busca de mi nombre. Estaba más nerviosa ahora que cuando realizaba la audición. Decir que no me importaba entrar era una verdad a medias. Es cierto que si no entraba, mi mundo no se desmoronaría y me sumergiría en un valle de lágrimas, pero estar en esa academia suponía ser la chica sana y con vida que era antes de los 11 años.
- Estás dentro Aria, estás dentro- Estaba tan absorta en mis pensamientos que no había visto a Kevin acercarse hacia mí con los brazos abiertos para abrazarme.- Lo conseguimos miraditas. Te va ha tocar aguantarme.- Si, me va ha tocar aguantarle y si, le debo una cena a Tina.