Capítulo 1

*Narra Jodie Robles*

Son las 5 a.m. y ya debería levantarme, pero un brazo me detiene.

- Shh, cinco minutos más - dice la voz a mi lado.

- Nada de cinco minutos más, llegare tarde por tu culpa - dije mientras quitaba su brazo a la fuerza y me levantaba.

Cada mañana era lo mismo. En fin, me baño, me arreglo, como puedo levanto a mi esposo y lo mando a alistarse, hago el desayuno y cuando comemos tenemos nuestra conversación habitual:

- ¿Viste el manga que te recomendé? - dije mientras tomaba un sorbo de café.

- Sí, ¿Y el anime que te dije que vieras? - me dijo bostezando

- ¿El de correr? Pues fue mejor de lo que espere, pero está en emisión y tengo que esperar una semana para el siguiente capítulo - digo fingiendo tristeza

- Es gracioso que tengas tu traje de ejecutiva y seas casi una otaku de closet - dijo molestándome. Sabe que no me gusta que me llamen otaku

- En mi defensa, ¿Quién fue la que te sugirió ver Yuri? - dije retándolo

- No te metas con mi Yuri y ya vámonos - dijo levantándose rápido

Ja. Jodie: 1 Esposo mío: 0

Ya alistándonos, cerrando la casa y subiendo en el coche. Mi esposo tiene la rara idea que siempre me tiene que dejar frente a una panadería (a una cuadra de mi trabajo) todas las mañanas con la excusa de que el pan es barato (y quiere comerlo). Hasta las señoras de la panadería saben mi nombre de memoria. En fin, compro el "pan barato" (cuesta el doble de una hogaza de pan normal) y se lo lanzo dentro. Me despido y camino la cuadra que falta.

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Llegando al trabajo, todos tienen el hábito de verme y correr lejos. Al parecer según escuche, soy "estricta y amargada" con la gente (aunque hago bien mi trabajo). Hasta escuché el apodo de "La Jefa" que algunos del piso de Clientes me pusieron. Es gracioso porque susurran aun cuando estoy cerca.

¿Saben lo peor? Al gerente del 20B le tienen el apodo de "El Príncipe" solo por su aura que (según las chicas) desprende feromonas masculinas con un aire de realeza. No sé cómo le hacen para crear termino increíbles y fantasioso, en vez de trabajar.

Hoy la nueva asistente ya lleva aquí una semana y no se ha quejado. La anterior no tardo más de tres días (y eso ya era una record) ya que al parecer soy una mandona que no conozco el descanso o al menos eso fue lo que dijo antes de cambiarse. Lo curioso del día de hoy no fue eso sino la pregunta que me soltó la chica mientras revisaba unos documentos­:

- Oh! Señorita Robles, ¿Usted se casó recientemente? - dijo mientras hacia un ligero movimiento con su mano señalando mi anillo. Rayos olvide quitármelo hoy.

No me lo tomen a mal, no lo uso en el trabajo por una simple razón. Chismosas, esas que corrieron el rumor de que me comí un escorpión vivo. Sin embargo, no hay vuelta atrás.

Todos como si fingieran trabajar, cuando están más atentos en mi respuesta, se quedan en silencio.

- No recientemente - digo, viendo a la chica - lo estoy desde hace 7 años.

Todos voltean a verme y les digo alzando mi voz: ¿Necesitan algo o ya terminaron sus tareas?

Todos nuevamente siguen haciendo lo suyo. Vaya día, ya se lo que me espera y lo único que no quiero es que lo escuche ese Gerente.

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El día acaba milagrosamente y mientras camino a la salida siento miradas sobre mí. Esto temía, quieren verlo. Lo bueno es que mi esposo nunca sale del auto. Se estaciona enfrente y las miradas aumentan. Como puedo me subo al coche sin abrir demasiado la puerta y entro exitosamente. Mi esposo con una cara de confusión por la manera en que entre me pregunta:

- ¿Todo bien?

- ¿Qué? Sí, sí, todo bien, todo correcto. Vámonos - digo mientras me abrocho el cinturón.

Llegando a casa. Preparo la cena. Comemos, charlamos y de un momento a otro me preparo a dormir, mañana es el glorioso sábado y eso significa una cosa: No trabajar.