Día 2. Martes.
David abrió el portal y se agachó rápidamente para despedir a Kinnei.
– No puedes venir, chico – le acarició la cabeza –. Si fuese otra misión… Pero… No sé porque me da que va a ser una misión diferente.
Kinnei aulló levemente.
– Sé que tienes ganas de acción, pero lo mejor es que te quedes aquí hoy – le dejó de acariciar y se quedó mirándole fijamente –. Te lo compensaré llevándote al bosque el próximo finde, ¿vale?
Su mascota aulló con fuerza.
– Ese es mi chico – esbozó una sonrisa –. Volveré pronto, y de no hacerlo… Supongo que vendrá Emily… – Se levantó y se dirigió al portal –. ¡Hasta luego! – Lo cruzó justo cuando Kinnei le aulló de nuevo.
Apreció una vez más en los terrenos del colegio. Y sin tiempo que perder, se fue primero a por Falista, que ella sí que sabía de qué iba realmente la misión, por lo que se fue al patio trasero en su busca. Ya que le hicieron una caseta a su manera en la que poder vivir durante su estancia allí.
No llegó ni a girar el edificio, cuando se topó con Falista de enfrente. Seguía igual de siempre, a excepción del maquilla y de la vestimenta que llevaba, que era del más estilo siglo xxi.
– Tú aura se sigue detectando a kilómetros de distancia – fue lo primero que dijo ella.
– No pensaba en ocultarla, no para una misión como… – Se calló de golpe cuando Falista se acercó a él para darle un abrazo.
– ¿Qué? – Soltó ella –. Son las nuevas costumbres, ¿no?
– Sí, supongo… David volvió a la tierra –. Y tú deberías de dejar de rastrear auras, no es bueno para…
– Es divertido y así me entretengo – se excusó ella –. Además, así me da ventaja para cuando se presentan Adam y compañía.
– Están haciendo lo máximo que pueden para ayudarte, Falista.
– Lo sé, pero no dejo de estar vigilada todo el rato – masculló ella –. Quiero algo de libertad, por así decirlo.
– Para lograr eso tienes que demostrar que vales – soltó David.
– Ya valgo lo suficiente como para…
– Pero tus actos dicen lo contrario – le interrumpió bruscamente –. Vamos, tenemos que buscar a Nicole. Cuando antes terminemos, mejor – se giró y dio la espalda a Falista para a continuación ir al interior del colegio.
No sabían en dónde encontrarla exactamente, pero siendo la hora que era, aun estaría preparándose en su habitación para ir a clase. Así que en cuanto se metieron dentro del edificio, fueron hacia el ala de las habitaciones y buscaron el cuarto de Nicole hasta que lo encontraron, momento en el que llamó a la puerta dos veces.
– Esperemos que este aquí, no me apetece tener que…
La puerta se abrió de golpe y la cara de Nicole cambió por completo al verle, abalanzándose sobre él para darle un fuerte y largo abrazo.
– ¿Se puede saber qué ocurre? – Lara, que era la compañera de Nicole, se levantó y se asomó por la puerta, entendiendo todo en cuando le vio –. ¡Vaya! ¿Qué haces por aquí, David?
– Hola, chicas – dijo David rompiendo el abrazo –. ¿Podemos pasar? Seremos breves.
Nicole le agarró de la mano y tiró de él hasta meterle dentro.
– Que habitación más rocambolesca – agregó Falista.
– ¿Qué estás haciendo aquí? – Preguntó Nicole soltándole la mano.
– Tengo que hacer una misión… Extraoficial por así decirlo – mintió él –. Y bueno, necesito la ayuda de Falista y la tuya.
– ¿Qué? ¿Mi ayuda? – Se sorprendió ella.
– Estoy buscando una gema, por llamarlo así. Y para llegar a ella, se dice que el camino está lleno de pruebas mentales y físicas. Así que llevo a Falista porque es buena con la mente y te llevo a ti para hacernos de ancla con el mundo real – explicó.
– ¿Y por qué no llevas a la gente del ministerio? – Curioseó Nicole.
– Ya lo ha dicho, es una misión extraoficial – habló Lara de repente –. Le han dicho que no y lo va hacer por su cuenta, ¿verdad?
– No se te escapa nada, eh – miró a Lara –. No es exactamente como ha ocurrido, pero si, más o menos es eso – admitió.
– ¿Y por qué no has elegido a otra persona que no fuese yo? – Preguntó Nicole.
– Porque el resto están ocupados – se excusó –. Y nadie del ministerio se quiere involucrar en esto.
– ¿Y qué gema es? – Quiso saber Lara mirándole fijamente.
– Cuanto menos sepáis, mejor – David evitó la mirada.
– ¿Se lo has contado a Adam? No quiero faltar a clase – comentó Nicole.
– Lo sabe desde ayer, tranquila.
– Entonces… ¡Me apunto! – Exclamó ella –. Lara, hazme el favor de…
– Lo sé, lo sé. Avisaré a los profesores y tomare notas por ti – masculló ella –. Me debes ya…
– Te lo compensaré, te lo prometo – asintió Nicole.
– Salgamos de aquí, cada minuto perdido cuenta. Vamos.
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Editado: 30.10.2022