Mientras mi madre conducía yo miraba por la ventana. Gustavo no paraba de hablar sobre el torneo y de querer llamar la atención de Hunter. —Yo también quiero jugar en el partido— dijo Gustavo y mi madre volteó a verme por el retrovisor como si fuese un mal ejemplo para él.
Al no responderle a Gustavo, ella apartó la vista.
El automóvil frenó en seco, y mi madre se aseguró que Gustavo se encontrara bien. Molesta, tocó el claxón al automóvil que estaba en frente y notó que algunas personas corrían en sentido contrario. —¿Qué está pasando?— al cuestionarse, Hunter y yo nos dimos cuenta que algo andaba mal en la ciudad. —A lo mejor chocaron.— comentó mi madre. Metió reversa y nos fuimos por otra calle.
—¿Mamá, puedo jugar con Hunter cuando lleguemos a la casa?—
—Pregúntale a tu hermano si te deja.—
Volteó Gustavo y estirando su brazo queriendo tocar a Hunter. —¿Puedo jugar con Hunter?—
Mi madre interrumpió. —Primero deja que Morgan repare a Hunter y ya puedes jugar con el. Míralo está destrozado y se ve que tiene cables salidos por todos lados. Además tengo que llevarte a tus terapias.—, Hunter se miraba el cuerpo y se estiró un cable como si fuera el hilo de una prenda.
Me sorprende que mi madre diga algo así, al principio no aceptaba que Hunter viviera con nosotros y ahora se preocupa por él. Quizá aceptó que me dedicará a L-ST. Ella esperaba que yo me convirtiera en un profesionista y que estudiara leyes pero siempre hice lo que se me venía en gana; soy un genio a mi manera y que no estoy perdiendo el tiempo.
—Oye Morgan, te voy a dejar aquí, ¿esta bien?—
—No te preocupes, nada más es una cuadra.— Abrí la puerta y salimos Hunter y yo. Saqué las maletas de la cajuela, dejándolas en el suelo.
Mi madre se asomó por la ventana, me dijo que ya se le estaba haciendo tarde. —Morgan, dejé un desayuno pagado con la señora Luisa, puedes pedir lo que quieras.— Me despedí de ella y mi hermano. Tomé el maletín y caminé al departamento, sin embargo, Hunter no me estaba siguiendo, él se quedó en medio de la calle, sosteniendo la otra maleta, mirando como el automóvil se alejaba.
—Hunter, vámonos.—
Cuando llegamos al departamento me topé con el correo, recibos por pagar y las cartas de mi padre pidiendo dinero, en fin, nada nuevo.
Hunter se quedó debajo del marco de la puerta, sujetando la maleta sin mover un dedo.
—¿Por qué no entras Hunter?—
Quitado de la pena, soltó la maleta y fue a mi recámara. Tuve la oportunidad de adquirir un departamento más grande, parte de mi recámara la convertí en un taller que encierra el sonido y poder usarlo para Hunter.
Regresé con Hunter y revisé que tanto material tenía. Aún puedo construir un nuevo androíde si uso algunas partes de Hunter, así que lo primero que hice fue conectar su sistema operativo a mi computadora y revisar que tenía.
Tenía fotos del viaje, cuando me despedí de mi madre, un vídeo del torneo y una foto de alguien que lo miraba fijamente. No sé quién es.
Coloqué a Hunter en la cabina de reparación. Cargué en el monitor el nuevo diseño y el brazo de Ligthcat para ensamblarlo como la pieza final. Ahora le agregué un perfil psicológico como el mío, con mis cualidades y mi carácter. Las máquinas harían el resto en reconstruir un nuevo androíde, mientras se inscripta el nuevo sistema operativo. Además pondré a cargar mi celular.
—“Tiempo de construcción 13Hrs y 07 Min”, es mucho tiempo. Bueno iré a desayunar algo apenas van a dar las 9:00Am—
Fui al comedor de la señora Luisa, pedí una orden de chilaquiles verdes con huevo y un jugo de naranja.
Al recibir el pedido, subí a la azotea del edificio. Yo acostumbro a pasar el rato viendo la ciudad. Cuando llegué me encontré con el portero del edificio, fumando un cigarro, este me miró pero no dijo nada y me senté en una banca delante de los tinacos para comer.
Minutos después, subió uno de mis vecinos. Con un arma en mano, cerró la puerta por fuera y se recargó en ella, sin decir nada.
El portero y yo pensamos en qué nos habíamos metido o ¿ninguno debía confiar en el otro?