Letras a muertos.

Ya estaremos juntos.

29/09/15

Hora: 16:34

Cementerio.

¡Dulce, Cameron!

Hace tres días que no te escribía, aparte de que no terminé de relatarte cómo encontré la llave del cofre ¿no? En realidad, no la encontré, ella apareció delante de mí.

Y, te pido perdón de antemano por todo el entusiasmo que estoy demostrando. Prosigamos.

Luego del sueño- hermoso y bello sueño- me quedé pensando seriamente. Era obvio que Caro tenía algo que ver, pero tú no querías que la involucrara…

A decir verdad, sentía que me espiaban. Al escribir sentía que alguien me miraba, al caminar, hasta comer, pero cuando volteaba solo me encontraba con una sombra, o un objeto sin sentido.

Cameron, mi único deseo era volver a bailar contigo, volver a tocarte, volver a escucharte.  Quería volver a sentirte cerca.

Sentía que te veía en todas partes.Tal vez mis ojos me estuvieran jugando una mala pasada, pero no pensaba en nada más que en volver a ser de noche, y volver a encontrarme contigo.

Hasta Nate me lo repetía todo el tiempo de camino a tu casa, pero no sé por qué razón solo me enfadaba. Sé que él no tiene la culpa, y es más… Se preocupa por mí.

-¡No tengo nada! ¿Entiendes?- grité de repente, interrumpiendo su discurso de “ábrete más a la gente, Annie. Tus penas se disminuyen si la cargan dos.”

-Bien, pero luego no preguntes por qué estoy tan serio. Yo solo intento ayudarte ¿me entiendes tu a mí? Annie no puedes echar a todo el mundo que se te acerca…

Luego las palabras de Nate empezaron a desvanecerse, todo se empezó a desvanecer. Y sentí que caía, caía y caía, en un lugar sin fondo.

Pero aparecías tu Cameron, y me tomabas de la mano, me sonrías y aunque tu expresión permanecía tranquila, gritabas.

-¡No te sueltes, Annie!

Mis brazos no aguantaron mucho más, nuestros dedos se empezaron a separar, solo para finalmente caer al vacío.

 

***

 

No sé cuánto tiempo duré viendo el cielo, totalmente oscuro, sin nada en él. No sé cuánto tiempo duré escuchando el silencio…

Solo sé a ciencia cierta que unos rayos de luz se empezaban a escapar por mis pupilas, y luego solo escuché la voz de Caro.

-¡Nate! ¡Está despertando!

Abrir los ojos me dolió profundamente, y más aún mover la cabeza para mirar directamente a Caroline.

Luego vi a Nate correr desde el primer piso hasta… ¿tu habitación? ¿Estaba en tu habitación?

-¿Annie? Oh por Dios, qué susto me has dado.- dijo en un susurro él, para luego abrazarme.

Me dolió, era como si me hubiera pasado un tren por encima, sólo pude soltar un chillido débil.

-Perdón, perdóname…- se disculpó Nate, yo asentí y me dispuse a preguntar.

-¿Qué ha pasado? ¿Por qué estoy acá?

-Ni siquiera yo lo sé. Empezaste a susurrar cosas, y luego tus ojos se pusieron totalmente blancos, sin pupilas…- Nate se estremeció.- No sé decirte lo que fue, me asusté muchísimo. Y por suerte ya estaba a tu lado antes de que cayeras y perdieras la conciencia. Te he traído aquí y bueno… por fin has despertado, luego de una hora. Créeme que si no despertabas en cinco minutos te iba a llevar al hospital.

-Pero creo que el vejestorio que tienes como automóvil me hubiera terminado de matar.

Ambos reímos, sin embargo Caro aún tenía la expresión de preocupación marcada en su bello rostro.

-Caro, ven.- ella se sentó en la cama y me miró.- Todo está bien… Me suele pasar seguidamente, me he olvidado de tomar mis pastillas para el estrés, eso es todo.

Nate le dio un tierno beso en la frente y le propuso que me fuera a traer un vaso de agua. Cuando por fin se aseguró de que estábamos solos, se acercó y susurró.

-Annie, esto no te suele pasar seguido ¿verdad?

-Sí, bueno… No. Recién murió mi padre me daban ataques de ansiedad parecidos a esto… Pero me formularon pastillas, y es verdad. Hace tiempos no las he vuelto a tomar.

-Me parece muy extraño. Te juro que por un momento pensé que habías muerto, no reaccionabas. Y susurrabas cosas sobre Cameron.- su tono de voz bajó tanto que era casi imposible de escuchar- Hasta pensé que podrías estar… ¿poseída?

-¿De qué hablas?

-De que me has dicho dónde está la llave del cofre… Pero no me lo has dicho como tú, si no como…- era incapaz de seguir hablando.

-Cameron.- terminé de decir.

En ese momento llegó Caroline con el vaso de agua, pero simplemente no podía respirar con normalidad. Las manos me temblaban, y las piernas eran incapaz de quedarse quietas.

Un profundo miedo me inundó Cameron… No sabría decir lo que sentí en ese momento. Simplemente dejé de pensar en este mundo, pensé en ti.

El estrepito ruido de un vidrio romperse me sacó de mis fantasías, había dejado caer el vaso, y Nate ya estaba a mi lado ayudándome a cruzar la habitación para salir.



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En el texto hay: cartas, amor y sufrimiento

Editado: 01.04.2018

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