El profesor seguía explicando los tediosos ejercicios y ella pretendía que le estaba siguiendo el ritmo, miró a su alrededor y vio al chico de al lado totalmente concentrado resolviéndolos sin necesidad de mirar al frente, ¿Por qué ella no podía ser así?, le ahorraría muchos problemas.
-¿No entiendes? - él le pregunto y ahí fue cuando se dio cuenta de que lo estaba mirando fijamente, agachó la mirada avergonzada.
-No- susurró mirándolo nuevamente. No ganaba con mentirle definitivamente esto no era lo mío, y al parecer se notaba.
-Silencio allá atrás-masculló el profesor volteándolos a ver.
Esto era una tortura, sentía que le hablaban en mandarín, quería saltar por la ventana y no volver jamás, cuando lo pensó seriamente sonó el timbre indicándole que se había acabado la hora.
-Antes de que se vayan necesito una nota grupal, va a ser en parejas, y para que vean que soy bueno los voy dejar escoger -dijo el profesor haciéndolos sentar nuevamente.
Perfecto, ella era la chica nueva que no conocía a nadie, la que no entendía nada, y también la que menos atención había puesto. Estaba que lloraba, pensando en ¿Por qué estas cosas me pasan a ella?
-mmm, ¿podría hacer pareja contigo? -preguntó al chico, el la miró alzando una ceja.
-Está bien- dijo suspirando con cansancio.
- No te alegres mucho- dijo sarcástica
- como sea, anótame contigo, soy Mike Forbes- dijo mirándola.
- Mucho gusto, Maggie- dijo ofreciéndole su mano, él la estrechó en un apretón suave.
- Nos vemos, Maggie-dijo saliendo del salón.
Suspiró fuertemente entregándole los nombres al profesor y saliendo ella también, entró a la cafetería y estaba llenó de gente, hizo la fila para comprar su almuerzo, cuando ya tenia la bandeja llena se volteó buscando una mesa vacia, vio la mesa en que estaba su hermano y el idiota con motocicleta que era la de los deportista, los jugadores de futbol americano y las porristas, definitivamente no se sentaría ahí. Siguió buscando y estaba una con solo una chica pelirroja sentada, se dirigió hacia allí.
-Hola, ¿está ocupado? - preguntó llegando a la mesa.
-Hey, no, adelante-‒ le ofreció un puesto- me imagino que eres nueva, nunca te había visto.
- Si, hoy es mi primer día, llegué ayer de la ciudad. - dijo empezando a comer.
-vaya, chica de ciudad, esto te debe parecer un granero, soy Liss -dijo riéndose
Le caía bien, se notaba que era una persona abierta y amable, le recordaba que sus anteriores amigas no lo eran ni un poco y ella empezaba a comportarse como ellas. Por suerte decidió cambiar a tiempo.
-En realidad, si es difícil pasar del un lugar tan grande a uno donde todos parecen conocerse, soy Maggie- dijo sonriendo
-Tienes toda la razón, aquí todos nos conocemos o ya sea de vista.
-¿Y por qué no tenias acompañante? - preguntó poniéndole atención a su comida disimulando la imprudencia de la pregunta.
-bueno, mi amiga hoy decidió no venir, esperemos que mañana aparezca. -dijo riéndose con una sonrisa burlona. Se dio cuenta que no tenía amigas en esta ligar, es muy raro ya que parecía ser una chica buena persona y además muy bonita.
El almuerzo pasó entre risas y anécdotas, Liss era una persona espectacular por fuera y por dentro. Iban caminando hacia la salida ya habían terminado clases, suerte que les tocaba juntas al final, cuando una rubia y dos pelinegras con uniforme de porristas se interponían en su camino.
-Hola campesina, deberías bañarte se te quedó el olor a vaca- dijo mirando a Liss fijamente, esta solo bajo la cabeza apenada.
-¿Disculpa? - dijo Maggie frunciendo el ceño-
-Disculpada, tu debes ser la hermana de Liam, ¿Qué haces juntándote con esta?.
- esta tiene nombre y es Liss, respeta- Le dijo mirándola de arriba a abajo-y la que deberías bañarte eres tu, hueles a plástico- tomó la muñeca de Liss y la arrastró con ella golpeándole el hombro al pasar a la rubia.
Maggie estaba en el estacionamiento esperando a Liam, estaba furiosa como se atreven a tratar a otra persona así, era algo que ella no volvería a hacer jamás, se estaba dando cuenta de que estaba madurando, el cambio se notaba, sus viejas amigas ni siquiera le habían enviado un mísero mensaje desde que se largó, se dio cuenta cuanto les importaba, su madre solo la había llamado una vez estaba ocupada con su nuevo trabajo en la editorial viajando por el mundo una de las razones por la que estaba en este pueblucho que no le gustaba ni un poquito. Al fin Liam apareció todavía estaba molesta con él por lo de la mañana.
-Maggie, hey- la saludó como si nada, ella solo rodó los ojos subiéndose en el asiento del copiloto. -para compensar que te dejé te compraré un helado-‒ dijo manejando.
- Ya no soy una niña para que compres mi perdón-lo miró- que sea de chocolate-sonrió.
Cuando bajó del auto vio a Mike en la acera contraria a la de su casa, frunció el ceño cuando vio que entró a la casa del al lado de la Max.