Maggie
Estaba sola en casa desde que cenamos, Liam estaba en su entrenamiento y papá brillaba por su ausencia desde que llegué, la verdad no es que me molestaba mucho, siempre me habia gustado la tranquilidad de estar sola, cuando estaba pequeña mamá siempre me dejaba con la niñera y esta se dedicaba a hacer todo menos a cuidarme, y en la escuela hacia amigas, pero no me mantenia con ellas, simplemente me dejaban de hablar o yo era la que lo hacia.
Bajo las escaleras con toda la pereza del mundo a tomar un vaso de agua tranquilamente, cuando escucho un ruido venir de la puerta que da al jardín trasero que estaba conectado con la cocina volteo lentamente dejando el vaso en la isla caminando hacia donde venia el ruido, no iba a mentir estaba asustada pero más asustado debería estar quien estaba del otro lado, porque con la cuchara grande que tengo en la mano me iba a defender hasta la muerte, la puerta corrediza estaba medio abierta asi que salí sin hacer ruido, ya estaba muy oscuro pero solo pude distinguir una figura que estaba de frente a la piscina de espaldas a mi, lo único que se me ocurrió fue correr y empujarlo con fuerza al agua y prender las luces a toda prisa.
—Pero...— escuché decir
—¿Papá? — dije cuando pude ver su rostro.
—Bienvenida a casa, Maggie—saliendo de la piscina—estoy feliz de que te alegres— dijo sarcástico.
—Disculpa papá pensé que eras un ladrón— dije apenada
—No te preocupes hija, fue culpa mía debí avisar que había llegado.
—Por fin te veo, ya ni me acordaba como lucías.
—Bueno, el trabajo está un poco pesado estos días, no hay muchos detectives por aquí cerca— dijo sonriendo.
Cierto, a eso se dedicaba mi padre, es detective, cuando era pequeña me encantaba jugar con él a resolver casos, y cuando crecí seguía esa afición pero ya papá no estaba para guiarme pero eso no impidió que aprendiera nuevas cosas acerca de esta profesión, tenia claro que era a lo que dedicarme.
—Buenas noches Maggie, hoy tuve un día pesado—dijo subiendo las escaleras
—Buenas noches.
Me quedé viendo televisión esperando a que Liam llegara pero pasó la noche y no llegó, estaba dormida en el sofá cuando sentí que abrieron la puerta, miré mi celular y eran las seis de la mañana, solo pude visualizar a Liam de pie frente a mi.
—Te estaba esperando, ¿Dónde estabas? —pregunté con los ojos entrecerrados.
—El padre de Max tuvo un accidente en el auto, estuve en el hospital acompañandolo— dijo en voz baja.
—¿Se encuentra bien? —pregunté preocupada.
—Murió, vine a cambiarme para el funeral—dijo subiendo rápidamente las escaleras—puedes venir si quieres—dijo volteándome a ver.
Solo asentí, por más que me cayera mal, entiendo que es un momento sumamente doloroso, nadie merecía pasar por eso y menos de esa manera.
Cuando llegamos al cementerio el ambiente era sombrío y gris, hasta pienso que en cualquier momento va a empezar a llover, se encontraban alrededor de 10 personas, me imagino que su familia, avanzo al lado de mi hermano que miraba a todos lados hasta que se detiene en alguien, era Max estaba sentado en una banca con un traje negro y gafas de sol, su cabello débilmente peinado hacia atrás, nos acercamos a él y dejo un espacio para que hable con Liam y se abracen, cuando terminan me acerco lentamente.
—Lo siento—digo en voz baja frente a él.
Solo asiente con la cabeza y me quita la mirada.
Caminamos hasta donde estaba la tumba y procedieron a comenzar, a mitad del funeral llegó Mike con un hombre a su lado, se me hizo raro verlo ahí pero de pronto era amigo de Max, fue más raro cuando nisiquiera se acercaron a saludarlo y se quedaron a un lado de la tumba. Max alzó la mirada y los vio con rabia, se acercó a ellos rápidamente y tomó al hombre del cuello del traje.
—¡No te quedó claro que no te quería ver aquí! — gritó mientras lo apretaba más.
—¡Suéltalo! —Alzó la voz Mike mientras lo apartaba con un empujón.
Max le devolvió el empujón y antes de que Liam pudiera hacer algo le propinó un golpe en la mejilla a Mike que no tardó en responderle, pero Liam lo detuvo. Comenzó a llover y Max se dio vuelta y comenzó a caminar rápidamente hacia la salida, miré a Liam y este solo se encogió de hombros. Me doy media vuelta también y lo sigo sin importar la lluvia, cuando lo alcanzó estamos empapados y con frío y yo solo llevo un vestido negro con mangas cortas y algo de encaje y las zapatillas.
—Hey—hago que se voltee y deje de caminar.
—No estoy de humor.
—Espera, no tienes porque alejarte, puedes hablar conmigo—digo peinando mi cabello que se había pegado a la frente.
—No quiero hablar—dijo para seguir caminando.
—Entonces voy acompañarte—dije posicionándome a su lado. Rodó los ojos y siguió caminando conmigo a su lado, todo el camino estuvimos en silencio, el se notaba que no quería hablar y yo no sabía que decirle.
Llegamos a nuestra calle, quería ir a casa pero lo seguí hasta la suya se nota que la estaba pasando mal y no soy tan mala persona como mi hermano que se quedó en vez de apoyar a su amigo, de vez en cuando tenía mi corazón, y este era un momento de ayudar al idiota con motocicleta aunque después me arrepintiera, porque sé que lo voy a hacer.
—¿Tu familia no se molestará porque te fuiste de esa manera? —le dije mientras él abria la puerta principal.
—La única familia que estaba era mi padre—dijo mirándome —los demás eran socios de mi padre o empleados de la empresa.
—¿Por qué trataste de esa manera a Mike? —pregunté subiendo el ultimo escalón para poder entrar.
—Adiós Margaret—dijo cerrándome la puerta en la cara.