Pesadilla

Pesadilla leyó Alice
Le dije a Charlie que tenía un montón de deberes pendientes y ningún apetito. Había un partido de baloncesto que lo tenía entusiasmado, aunque, por supuesto, yo no tenía ni idea de por qué era especial, así que no se percató de nada inusual en mi rostro o en mi voz.

Una vez en mi habitación, cerré la puerta. Registré el escritorio hasta encontrar mis viejos cascos y los conecté a mi pequeño reproductor de CD. Elegí un disco que Phil me había regalado por Navidad. Era uno de sus grupos predilectos, aunque, para mi gusto, gritaban demasiado y abusaba un poco del bajo. Lo introduje en el reproductor y me tendí en la cama. Me puse los auriculares, pulsé el botón play y subí el volumen hasta que me dolieron los oídos. Cerré los ojos, pero la luz aún me molestaba, por lo que me puse una almohada encima del rostro. 

"Eh, ¿por qué hace eso?" Preguntó Emmett, confundido
"Ella dijo que ella no quería pensar en el final del último capítulo," respondió Edward inmediatamente. "Supongo que está esperando que esto le ayude."

Me concentré con mucha atención en la música, intentando comprender las letras, desenredarlas entre el complicado golpeteo de la batería. La tercera vez que escuché el CD entero, me sabía al menos la letra entera de los estribillos. Me sorprendió descubrir que, después de todo, una vez que conseguí superar el ruido atronador, el grupo me gustaba. Tenía que volver a darle las gracias a Phil.

"Así que a ella le gusta los clásicos y esto también", sonrió Edward.
"Ni siquiera sabes lo que es", señaló Alice
"Eso no importa, la forma en que lo describe, tiene que ser casi lo contrario de Debussy," se encogió de Edward.

Y funcionó. Los demoledores golpes me impedían pensar, que era el objetivo final del asunto. Escuché el CD una y otra vez hasta que canté de cabo a rabo todas las canciones y al fin me dormí.

Abrí los ojos en un lugar conocido. En un rincón de mi conciencia sabía que estaba soñando. Reconocí el verde fulgor del bosque y oí las olas batiendo las rocas en algún lugar cercano. Sabía que podría ver el sol si encontraba el océano. Intenté seguir el sonido del mar, pero entonces Jacob Black estaba allí, tiraba de mi mano, haciéndome retroceder hacia la parte más sombría del bosque.

“Oye, déjala en paz grandísimo idiota", dijo Emmett tratando de sonar temerario, pero sonaba ridículo, aun sí causó que Rosalie sonriera por primera vez desde el incidente del coche.

"Eres un idiota", dijo, sin dejar de sonreír

— ¿Jacob? ¿Qué pasa? —pregunté. Había pánico en su rostro mientras tiraba de mí con todas sus fuerzas para vencer mi resistencia, pero yo no quería entrar en la negrura.

— ¡Corre, Bella, tienes que correr! —susurró aterrado.

— ¡Por aquí, Bella! ——reconocí la voz que me llamaba desde el lúgubre corazón del bosque; era la de Mike, aunque no podía verlo.

"Hm ..." Alice dijo.
"¿Qué?" Edward dijo.
"Acabo de tener un pensamiento, o por lo menos el comienzo de un pensamiento," Alice le sonrió, a pesar de que odiaba que tenía que proteger su proceso de pensamiento cada vez que quería mantener lejos a  Edward.
"Bueno, al menos ahora los dos estamos molestos", sonrió Edward hacia ella.
"Creo que todo el mundo se molesta en realidad," dijo Jasper - y él lo sabía.

— ¿Por qué? —pregunté mientras seguía resistiéndome a la sujeción de Jacob, desesperada por encontrar el sol.

Pero Jacob, que de repente se convulsionó, soltó mi mano y profirió un grito para luego caer sobre el suelo del bosque oscuro. Se retorció bruscamente sobre la tierra mientras yo lo contemplaba aterrada.

— ¡Jacob! —chillé.

Pero él había desaparecido y lo había sustituido un gran lobo de ojos negros y pelaje de color marrón rojizo.

“Hm... ella lo hizo un lobo", dijo Carlisle. "¿Significa eso que ella cree que es posible también, o es que ella sólo trabaja con la historia que el le dijo?"
"Creo que es más probable lo último, pero quién sabe cuando se trata de Bella," dijo Alice.

 El lobo me dio la espalda y se alejó, encaminándose hacia la costa con el pelo del dorso erizado, gruñendo por lo bajo y enseñando los colmillos.

— ¡Corre, Bella! —volvió a gritar Mike a mis espaldas, pero no me di la vuelta. Estaba contemplando una luz que venía hacia mí desde la playa.

“Déjame adivinar, soy yo", dijo Edward con desaliento. "Y probablemente voy a tratar de arrancarle la garganta o algo así."

Y en ese momento Edward apareció caminando muy deprisa de entre los árboles, con la piel brillando tenuemente y los ojos negros, peligrosos. 

"¿Mi piel estaba brillando?" Edward dijo perplejo.
"Tiene que ser una coincidencia", dijo Jasper. "Ella no tiene por qué saber que los vampiros brillan bajo el sol."
"Es extraño que lo describiera tan bien" dijo Edward.
"Sí". Parecía que todos estaban de acuerdo.
 

Alzó una mano y me hizo señas para que me acercara a él. El lobo gruñó a mis pies.

Di un paso adelante, hacia Edward. Entonces, él sonrió. Tenía dientes afilados y puntiagudos.

—Confía en mí —ronroneó.

Avancé un paso más.

El lobo recorrió de un salto el espacio que mediaba entre el vampiro y yo, buscando la yugular con los colmillos.

— ¡No! —grité, levantando de un empujón la ropa de la cama.

"Ella tuvo un sueño muy preciso", dijo Carlisle. "Pero supongo que eso es lo que debe esperarse de ella."
"Ese sueño realidad demostró donde están todos", dijo Alice.
"¿Qué quieres decir?" Edward preguntó mirando a su hermana duendecillo.
"Bueno, Mike estaba fuera en el bosque," Alice comenzó a explicar. "Lo que significa que a ella lo tiene en cuenta lo suficiente como para estar en el sueño, pero en realidad no le importa mucho. Jacob fue más evidente y se mostro como su defensor, por lo que le gusta más, pero ella todavía no le hizo caso."
"Tendría que haberlo hecho", dijo Edward. "Cualquier cosa para mantenerla alejada del monstruo... eso es como ella me ve
"¿Tú crees?" Alice sonrió.
"Era obvio en ese sueño yo estaba buscando... bueno ya sabes," dijo Edward, incapaz de decir las palabras.
"Sí... pero aún así," dijo Alicia.
"¿Qué?" Edward preguntó.
Ella simplemente le sonrió, entonces empezó a leer de nuevo.