Leyendo crepúsculo

La llamada

"La llamada” leyó Rosalie

Edward gruño, el titulo le daba mal presentimiento,.

Me percaté de que otra vez era demasiado temprano en cuanto me desperté. Sabía que estaba invirtiendo progresivamente el horario habitual del día y de la noche. Me quedé tumbada en la cama y escuché las voces tranquilas de Jasper y Alice en la otra habitación. Resultaba muy extraño que hablaran lo bastante alto como para que los escuchara.

"En realidad creo que antes solo susurrábamos para no molestarla o algo," dijo Alice.

Rodé rápidamente sobre la cama y me incorporé. Luego, me dirigí trastabillando hacia el saloncito.

El reloj que había sobre la televisión marcaba las dos de la madrugada. Alice y Jasper se sentaban juntos en el sofá. Alice estaba dibujando otra vez, Jasper miraba el boceto por encima del hombro de ésta. Estaban tan absortos en el trabajo de Alice que no miraron cuando entré.

Me arrastré hasta el lado de Jasper para echar un vistazo.

— ¿Ha visto algo más? —pregunté en voz baja.

—Sí.

Todos estaban tensos, si Alice había tenido una visión, algo había cambiado.

—Algo le ha hecho regresar a la habitación donde estaba el vídeo, y ahora está iluminada.

Observé a Alice dibujar una habitación cuadrada con vigas oscuras en el techo bajo. Las paredes estaban cubiertas con paneles de madera, un poco más oscuros de la cuenta, pasados de moda. Una oscura alfombra estampada cubría el suelo. Había una ventana grande en la pared sur y en la pared oeste un vano que daba a una sala de estar. Uno de los lados de esta entrada era de piedra y en él se abría una gran chimenea de color canela que daba a ambas habitaciones. Desde este punto de vista, el centro de la imagen lo ocupaban una televisión y un vídeo —en equilibrio un tanto inestable sobre un soporte de madera demasiado pequeño para los dos—, que se encontraban en la esquina sudoeste de la habitación. Un viejo sofá de módulos se curvaba en frente de la televisión con una mesita de café redonda delante.

—El teléfono está allí —susurré e indiqué el lugar.

"¿Ella sabe dónde está?" Alice gimió.
"Probablemente es su casa", dijo Edward entrando en pánico.

Dos pares de ojos eternos se fijaron en mí.

—Es la casa de mi madre.

Alice ya se había levantado del sofá de un salto con el móvil en la mano; empezó a marcar. Contemplé ensimismada la precisa interpretación de la habitación donde se reunía la familia de mi madre. Jasper se acercó aún más a mí, cosa rara en él, y me puso la mano suavemente en el hombro. El contacto físico acentuó su influjo tranquilizador.

"Eso es verdad" dijo Jasper. "Y por supuesto ella ha llegado a la conclusión correcta”.

La sensación de pánico se difuminó y no llegó a tomar forma.

Los labios de Alice temblaban debido a la velocidad con la que hablaba, por lo que no pude descifrar ese sordo zumbido. No podía concentrarme.

—Bella —me llamó Alice. La miré atontada—. Bella, Edward viene a buscarte. Emmett, Carlisle y él te van a recoger para esconderte durante un tiempo.

"Bueno, ella te necesita", dijo Esme “Debemos ser my cuidadosos ahora”

— ¿Viene Edward?

Aquellas palabras se me antojaron como un chaleco salvavidas al que sujetarme para mantener la cabeza fuera de una riada.

Edward sonrió, si ellos estaban juntos nada malo le pasaría, él la protegería con su vida si fuera necesario.

—Sí. Va a tomar el primer vuelo que salga de Seattle. Lo recogeremos en el aeropuerto y te irás con él.

—Pero, mi madre... —a pesar de Jasper, la histeria burbujeaba en mi voz—. ¡El rastreador ha venido a por mi madre, Alice!

—Jasper y yo nos aseguraremos de que esté a salvo.

—No puedo ganar a la larga, Alice. No podéis proteger a toda la gente que conozco durante toda la vida. ¿No ves lo que está haciendo? No me persigue directamente a mí, pero encontrará y hará daño a cualquier persona que yo ame... Alice, no puedo...

"Puedo ver  porque ella piensa eso", dijo Jasper. "Pero nosotros seremos bastante cuidadosos."
"Sin embargo, desde este punto de vista, es fácil ver la trampa que él está haciendo", susurró Edward.

—Le atraparemos, Bella —me aseguró ella.

— ¿Y si te hiere, Alice? ¿Crees que eso me va a parecer bien? ¿Crees que sólo puede hacerme daño a través de mi familia humana?

"No," dijo Alice. "Creo que hasta ahora me he dado cuenta de lo mucho que se preocupa por nosotros."

Alice miró a Jasper de forma significativa. Una espesa niebla y un profundo letargo se apoderaron de mí y los ojos se me cerraron sin que pudiera evitarlo. Mi mente luchó contra la niebla cuando me di cuenta de lo que estaba pasando. Forcé a mis ojos para que se abrieran y me levanté, alejándome de la mano de Jasper.

—No quiero volverme a dormir —protesté enfadada.

"Ella es demasiado testaruda", dijo Edward sonriendo, se permitía sonreír en estas ocasiones donde ella dejaba a relucir su personalidad y se relajaba un poco o al menos disfrutando estas partes de la lectura.

 

Caminé hacia mi habitación y cerré la puerta, en realidad, casi di un portazo para dejarme caer en la cama, hecha pedazos, con cierta privacidad. Alice no me siguió en esta ocasión. Estuve contemplando la pared durante tres horas y media, hecha un ovillo, meciéndome. Mi mente vagabundeaba en círculos, intentando salir de alguna manera de esta pesadilla. Pero no había forma de huir, ni indulto posible. Sólo veía un único y sombrío final que se avecinaba en mi futuro.



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En el texto hay: amor, miserio

Editado: 28.08.2023

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