Líneas Paralelas

01-Descubriendo mariposas.

Acantha

—Definitivamente hoy me veo hermosa, bueno, eso es desde que nací—Me dije en voz alta probándome la ropa que pienso usar en la fiesta.

—Me gustaría tener un tercio de tu autoestima—Escuché de la voz de mi hermana mayor.

¿Mi autoestima?, realmente me tomó muchos años llegar a estar feliz conmigo misma, el hecho de amarte ya es difícil para cualquier persona, pero se llega a complicar más cuando tienes una hermana de la que todos caen derretidos con su pasar y de la que todos quieren, indistintamente de lo que haga o diga.

Lo recuerdo claramente, un día decidí que en el espejo nunca más vería a la niña obesa y con mirada triste, no, vería a la persona que todos aceptan, a mi hermana, era de esa manera, cada vez que veía mi reflejo, borraba todo e imaginaba a la chica linda.

Fue así, hasta que lo conocí, a mi mejor amigo, el primero que me dijo que era perfecta siendo yo misma. El que me hizo comprender que debía quererme primero.

Seguro fue desde ese momento, quizás desde entonces siento algo por él. Y hoy, estando a punto de perderlo es que comprendí que enamoré.

—¿Me estás diciendo fea? —Miré a mi hermana, pues me gustaba molestarla y de vez en cuando ser la víctima.

—No, sabes que no me refiero a eso.

Luego de pedirle consejos sobre el calzado, bajé y caminé hasta la casa de Rachel, que no estaba tan lejos de casa, y donde esperaba pasar un buen rato sin darles tantas vueltas a mi ruidosa mente.

—¿En verdad no tiene nada de alcohol? —Dije lanzando una mirada sospechosa, si había algo que debía evitar en este mundo, eran las bebidas alcohólicas. 

Esto es porque mis hábitos luego de ingerir algo de esa índole, tientan contra mi integridad como ser humano, ¿bailar?, ¿cantar?,¿no poder mentir?, todo eso sonaba más humano para alguien alcoholizado.

Pero yo no, yo soy diferente, y no encontraba razón alguna por la que desde hace un rato aquella bebida me hacía sentir cada vez más extraña.

—Acantha, claro que no, huélelo, es sólo una bebida gaseosa —Contestó Rachel, que puede ser descrita como la diva por la que todos babeaban, además de ser la anfitriona de la fiesta a la que tontamente terminé asistiendo.

A decir verdad, no requería de más discusiones mentales, de lo contrario tendría una embolia.

El día de hoy había sido uno con las suficientes como para necesitar un receso. Y como siempre decía Val, no existía un mejor lugar para despejar la mente y encontrar las respuestas correctas que una fiesta. Aunque pensándolo detenidamente, claramente esto sonaba más a una excusa, de las que utilizaba cuando estudiábamos juntas y recibía una invitación, con sus ojos chispeantes me pedía dejar los cuadernos y salir a disfrutar. 

Sí que extrañaba a esa pequeña que me ha hecho pasar mil experiencias y por la que he sentido tanto cariño como una hermana.

Repasando este día, todo fue de mal a peor, y eso que Val sólo ha dejado el país por una semana. Aunque no estoy segura de cuando fue que este día se fue por completo a la mierda.

 Todo fue tranquilo en un principio, Alexander llegó a casa lo que acostumbraba a hacer, al tiempo en el que mis padres salieron a saludarlo con gran cariño, como si no lo hubiesen visto en años. A veces sentía que querían más al chico alto de claros ojos, que a su propia hija. 

Caminamos juntos hasta la secundaria, hablando sobre FMA un juego de rol, del cual estábamos increíblemente enviciados, y no era para menos, ambos empezamos una competencia sobre quien llega al nivel cien, pero resulta que a ninguno de los dos nos gusta perder, por lo que pasamos horas superándonos.

 Hasta ese momento considero que no estaba todo perdido, sí, fue así, hasta que un imbécil con carro casi me atropella. Minutos después pisé una mierda que no parecía ser de algún animal o de ningún ser vivo.

Al llegar a la clase, la tragedia continuó, descubrí que olvidé imprimir un proyecto grupal del profesor con un genio del demonio. Seguidamente el director dio una larga charla reflexiva sobre nuestro último año de secundaria y el ingreso a la universidad, esto mientras me veía como una criminal, porque claro, el profesor le contó todo acerca de la estudiante que no hizo su proyecto.

Y, sobre todo, la cereza en el pastel, lo vi, la escena que me condujo directo hasta este lugar. Mientras buscaba a Alexander miré como besaba Rebeca, sus rostros estaban tan cerca y la mirada de él era una que nunca había visto, por poco creo que aparecerían corazones de ellos, dolió, claro que sí y eso era lo confuso, ¿Por qué me dolía?

Lo descubrí, evidentemente estoy enamorada de Alexander, mi estúpido mejor amigo, que nunca se da cuenta de nada. ¿Cómo puedo seguir con este sentimiento, aun cuando sé que estuvo con alguien como la arpía?

Pues en este mundo solo existe persona que me saca de mis estribos, sólo una era a la que tenía que evitar, podía ir con cualquiera, menos ella. Él sabía todo lo que la arpía me hizo, me ha humillado desde que tengo memoria, pero no, ahí estaban, juntos.

—Yo nunca, nunca me he enamorado de un amigoEmpezó a decir Ericka, continuando con el típico juego de las fiestas en las que los jóvenes sólo buscan una excusa para pasar el amargo líquido por su garganta. Esto mientras mi cabeza no dejaba de doler, no entiendo el porqué.

¿Una fiesta?, excelente idea Valeria, esto en lugar de encontrar respuestas, lo que logra es hacer mi herida más grande, aunque admito ser la tonta que sigue los consejos de alguien como ella. 

Muy bien, ahora no sabía qué hacer, por un movimiento involuntario tomé el vaso y lo tenía a la altura de mis hombros, lo descubrirían, sin duda que sí. 

Pero, cuanto más observaba, más pensamientos pasaban por mi mente, ¿enamorarse de un amigo?, no, eso no sonaba bueno, es algo que nunca se suponía que debía hacerse, al menos para Val era así.




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