Libro 1. La princesa perdida

Capítulo 15

Hola chic@s, les traigo un nuevo cap... por cierto, esta semana estare en examenes por lo que les pido paciencia el otro fin de semana por si no subo inmediatamente el capitulo 16.

Por cierto tengo otra idea en la cabeza pero como estoy metida en la universidad no se si tenga tiempo para escribirlo pero poco a poco les dire que ha sucedido con esa historia.

Mientras tanto, los dejo y suscribanse.

Con cariño,

Mich <3

 

El almuerzo que había ingerido estaba muy insípido. El té de sideritis estaba muy endulzada y a dudas penas lo pude pasar con mucho esfuerzo.

La oscuridad reinaba en mi habitación y lo último que quería era salir.

Dí un respido profundo y tomé el libro de mi familia. El causante de mi estado y de mis problemas.

Me levanté de la cama para correr las cortinas.

Afuera el invierno seguía y seguía.

El hielo cubría con escarcha la ventana y, a lo lejos, vi a niños corriendo.

Gente despreocupada.

Tenia un choque de emociones que me hacían querer salir y al mismo tiempo quedarme en cama.

Tenía que platicar con María y Hakilo…

Hakilo me había abandonado.

Lo había hecho mucho antes de decirme lo que inquietaba su alma.

Debía seguir con mi vida.

Ahora solo me quedaba María.

Mi amiga.

La había tratado mal. Muy mal.

Aquella fuerte y perseverante amiga la había tratado muy mal.

He sido muy mala con ella.

Solo a ella la tenía.

Y tenía que hablar con ella pero no hoy…a lo mejor cuando regresara lo haría.

Decidí que encerrada no solucionaría nada y tenia que salir.

Así que utilice un vestido en negro y blanco y me até la capa en mi espalda.

Me coloque bien la capucha ocultando mis rasgos y acomodé mi kopesh entre los pliegues para salir y comprender lo de ser una princesa-sin-corazón conlleva a las afueras del castillo.

No quería salir en busca de compasión de las personas sino que necesitaba respirar el aire que se impregnaba en el aire y con ello el mar podía proporcionármelo.

Necesitaba calor corporal para no morir de frío así que invoqué mi dynami y como siempre, las llamas llegaron.

Este collar no ayudaba en nada.

Solo era una farsa. Su ayuda nunca llegaba.

Tenía que intentarlo de nuevo.

Pídelo con el corazón rebosante de amor. Pidelo por tu salvación y misión en este mundo.

Así que lo hice.

Pedí y profundice la plegaria con los ojos cerrados.

Al principio solo las llamas rojas cedieron al naranja, recordándome que en menos de lo esperado, volvería a ver ese color en las copas de los arboles.

Hasta que un silencio profundo llegó ahogándome como un empuje por salir y al mismo tiempo manteniéndose en mí.

Y con un ensordecedor alarido tomó una facción de mí calmando ese inquietante pedido y ayuda al mismo tiempo.

Y miré al espejo.

Frente a mi no estaba una chica en llamas rojas o naranjas.

Solo la imagen de una princesa sin corona con la combustión sin enceder corriendo por todo mi cuerpo y sin el poder para asustar a las demás naciones e incitarlos a pelearse.

Solo una temida princesa siendo mortal.

 

La facilidad de cruzar la puerta enbaldosada sin tener que ser escoltada hizo que no me detuviera ante nada.

Quería sentir la libertad.

La libertad sin ser cazada.

A diario, las personas entraban al palacio para visitar a sus familias y otros más para pedir trabajo.

Me colé entre unas personas que caminaban con capuchas y liras empuñadas en sus manos supuse que eran los músicos que participaban para cantar el día en que matara a las personas y solo por diversión.

Seguí caminando y poco a poco pude observar que, el aire a pesar de ser muy frío y calmado, obligaba a las olas a levantarse haciendo que fuese difícil entrar al mar.

Las barcas estaban amarradas y los adoquines mojados.

Pieluck no era un lugar próspero, sin su gente, pese a su decadencia, salía adelante. Próspero ya que Galin, un reino al otro lado del mar, siempre quería vernos reducido a cenizas junto a Shawoul.

 

Solo los duques o nobles de la realeza-tambien llamados “su excelencia” o su señoría”- transitaban esta parte de la ciudad, ya que su apoyo a la corona hacía que ganaran un lugar en este lado del castillo. Alguna que otra persona con estos títulos, era acompañado por sirvientes que, en su caso, cuidaban a los niños, hacían el que hacer, salían a comprar y más actividades provenientes de un sirviente.

Me aventuré para adentrarme más a esta parte del reino donde no se veía conglomerado por los escavos y la clase más pobre.

Mi hogar.

Decidí ir a paso lento para admirar la belleza escondida en la ciudad.

Ser un colibrí libre.

 

Las panaderías reventaban con ese olor agradable a recién horneado. Las perfumerías a aromas tan exóticos y frescos.

-Hola buen día Madame pruebe estos deliciosos bocadillos-.Una señora- plebeya- trabajaba en invierno, ya sea para sus hijos o esclavizada a una paga miserable por una persona adinerada. Sus manos estaban arrugadas por consecuencia del clima.



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En el texto hay: sirenas, brujas, faes

Editado: 27.12.2019

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