Libro 1. La princesa perdida

Capítulo 16

Holo! Mich reportandose con un nuevo cap

Espero y lo disfruten mucho

con cariño,

Mich <3

Ellos en verdad estaban heridos porque los soldados llevaban a rastras a los naufrágos. Por la forma en que estaban, se veía que tenían entre 3 y 5 días varados en el mar.

El collar de Veruto estaba caliente en mi cuello.

Tras de mi, venía la pequeña caravana de personas que tendría que dar cobijo.

Me deshicé de la capa y de mi kopesh.

Esperaba no ver a nadie importante, entonces escuché una voz.

Maldije en silencio.

-Nolshen…, perdón Princesa Nolshen- dijo Hakilo.

-¿Qué se te ofrece?-pregunté irritada.

-¿Dónde ha estado?-preguntó enojado.

-Eso no es de tu incumbencia-señalé y entonces me alejé.

Caminó en mi dirección y volvió a interceptarme tomando mi brazo para hacerme frente.

No.

Eso era lo que no podía hacer y menos ante las personas.

Se dio cuenta de su error y alejó su mano.

-Pero, ¿dónde es que ha estado?-volvió a insistir-¿los conoce?

Recordé su último encuentro y con tono de mando, dije- ese no es tu asunto-y me alejé antes de que descargara más mi furia sobre el.

Tras de mí, los soldados estaban inquietos y comenzaron a seguirme.

-Señores ayúdenme con los sanadores y…- no termine la frase porque algo tiró de mí.

Me detuve en seco y respiré profundamente.

-¿Se encuentra bien, su alteza?-preguntó un soldado.

-Por supuesto-dije. Hagan caso por favor.

Tomé la mano de la señora y la hice acompañarme.

-Apuesto a que tiene hambre-dije con un tono apacible. Ahora vamos a las cocinas y en cuanto terminemos le hare saber a lady María que ustedes están aquí para explicarles que prosigue.

-Señorita… Prince…-. Estaba a punto de arrodilarse y la tomé de los brazos.

-No se preocupe por el título, iremos a un lugar para que descanse.

 

Entramos a las cocinas donde todos me saludaron con un su alteza.

Les pedí que me ayudaran con comida y aseo para las nuevas personas…para los nuevos trabajadores de la realeza.

Sonaba cruel pero era la única forma en la que podía extender mi apoyo a las personas mientras pensaba en un plan para continuar con mi ayuda.

De inmediato, los sirvientes estaban a nuestro alrededor para ayudarnos y los ojos de la chica me fulminaron con la mirada.

La ignoré y despedí a los oficiales.

Entonces sentí una fragancia familiar.

-Hermana mía- dijo Catalina. Estaba en un vestido negro con pendientes largos de plata y oro blanco-¿dónde te has metido?

En cuanto vio, se apresuró dar órdenes.

-Tranquila, Catalina yo lo arreglo.

A su lado estaba María. Sus ojos estaban en mis acompañantes.

-Princesa-dijo al instante.

-Oh María, aquí estas-dije-. ¿Puedes darles de comer y atenderlos?

-Con mucho gusto, Princesa Nolshen-dijo al tiempo que pedía ayuda a los empleados para que la socorrieran.

En mi cuello, el collar estaba tan caliente como si llevara un pedazo de carbón o leña tan incandescente que no dejara respirar.

Moldeé ese calor a mi merced bajando su temperatura y seguí a mi hermana para la cena de gran gala que había olvidado por completo.

 

Salí de mi habitación en un vestido muy ligero con un corsé apretando hasta mis pulmones.

Mis pendientes en negro aclamaban con quitármelos por lo pesado que estaban pero no lo hice.

Caminé junto a mi hermana Catalina del brazo.

Por un momento sentí nervios pero los alejé de mi.

No quería que algo así me pusiera la piel de gallina.

Desde donde estaba, pude observar a la reina.

Mi madre estaba en su habitual trono junto al rey.

Con sus uñas como clavos afilados enterradas en los reposabrazos.

Sus facciones eran como si estuviera evaluando el ambiente.

Buscando algo que yo no podía ver.

Con su corona de plata y oro reluciendo en todo el lugar recordando que su poder se extendía.

Siendo misericordiosa o  malvada y junto a su esposo podían ser formidables.

Vi sus ojos buscando y como si fuera cierto, su dýnami comenzó a interceder por ella.

Lo hacía en los demás y ellos, no recordaban que ella había estado en ellos.

Así lo hacia conmigo.

Jalé a mi hermana Catalina a una columna de piedra caliza.

-¿Has hablado con madre?-pregunté mientras sentía los ojos de mamá buscándome.

-No, no se lo he dicho aún pero será pronto-dijo mi hermana.

-Pues debes decírselo…es lo correcto-dije.

-Lo haré pero no encuentro el momento oportuno-dijo mientras balanceaba su cabello a la música tocándose de fondo.

Tan pronto se alejó para saludar a unas personas, un hombre se acercó para pedirme bailar con él.

En un principio no quería…pero tal vez, y solo tal vez, podía sentirme libre mientras ignoraba todo.



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En el texto hay: sirenas, brujas, faes

Editado: 27.12.2019

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