Libro 1. La princesa perdida

Capítulo 17

Holo! hoy se me hizo tarde pero aqui les traigo un poco de felicidad.

Mich

<3

 

En cuanto había despertado, Veruto se había ido y solo una carta estaba en su escritorio recordándome que regresaría tarde.

Fui a mi habitación porque tendría que afrontar nuevas responsabilidades. Nuevas cosas con mis padres y hermanas de por medio.

El agua corría por mi cuerpo, acariciando partes sensibles.

Así como el encaje al raspar mi piel y el aire acariciando mi cara.

Enredé mi cabello en una toalla pero la tela que secaba mi pelo, se enredó en mi brazalete.

Intenté sutilmente, desprenderlo, pero no se podía y María no estaba en mi habitación.

Al final, jalé y vi como volaba en el aire.

Corrí para alcanzarlo pero se estrelló frente al cuadro de mi familia.

Maldije.

Lo sostuve entre mis manos y madije mentalmente de como había sido tan brusca por arracarlo de golpe de la tela.

Mientras lo acariciaba me dejé caer en la silla frente a mi tocador y vi una cara singular.

Cabello que no era tan oscuro sino castaño y ondulado hasta donde estaba mi cintura me observaban en el espejo.

Reí por lo bajo que eran las bromas pero me di cuenta que cada vez que me movía, mis ojos azulgrisáceos me seguían.

Enseñe mis dientes al espejo, y la figura hizo lo mismo.

Y tenía la misma cara de…Nef.

Mi cara era idéntica a la de Neftalí.

Pero donde se quedaba su cabello corto y lacio,-la apariencia o el mio-estaba largo.

No tenía pecas y apenas, unos labios palidos se formaban en mi boca.

Alguien tocó la puerta y solo me abalancé por mi toalla, al tiempo que corría al baño.

Esta no era yo.

No podía ser.

No.

No.

Escuché que era Hakilo.

-¿Princesa?-preguntó.

-Si, Hakilo-dije.

-Necesito hablar con usted-dijo.

Estaba nerviosa, muy nerviosa.

-Si me permite, ahora me estoy bañando, ¿puede volver en un rato?

-Claro, pero es muy importante.

 -¿Muy importante?-pregunté.

-Si, ¿puede ser antes del desayuno?

-Claro.

Después escuché que salió.

Di un respiro y cerré la llave.

En cuanto me asomé, pude escuchar por detrás de la puerta.

-Se esta bañando.

-¿Y luego?-dijo María-. Debes decirle todo. Absolutamente todo.

Giré el seguro para que no entrara María y me volví a sentar.

Esta cara era muy extraña.

Busque mi brazalete pero no lo encontré.

Recordé que lo había dejado encima del tocador pero no estaba y tal vez, Hakilo lo había tomado.

Tal vez podía buscarlo pero corría con el riesgo de que me descubrieran.

Decidí esperar a María para que lo buscara o ir con Veruto pero el regresaría hasta tarde.

Volvieron tocar la puerta.

-¿Si?-pregunté.

-Soy yo, María-dijo mi amiga-. No puedo entrar.

-Espera-dije.

Pero titubeé.

No quería que temiera de mi.

Así que me puse la toalla y le dije-antes de que entres, necesito que vayas por mi brazalete con Hakilo. El lo tiene y lo necesito. Es muy importante y si pregunta lo ignoras y me lo traes.

-Si.

Tardó como quince minutos cuando volvió.

En cuanto abrió la puerta, me quede helada unos instantes.

Mi hermana Catalina entró.

-Hermana…-dijo volteando a ver en todos lados menos en mi.

-¿Pero que haces aquí?

-Yo, permíteme...explicarte.

-No-dijo abriendo la puerta.

Entonces rogué para que, en mis adentros, surgiera mi poder.

Salió disparada en señal de mi ruego.

-¿Nolshen?-preguntó mi hermana.

-Cierra la puerta.

Cerró y se quedo mirando mi cuerpo.

-En verdad, ¿eres tu?

-Si soy Nolshen pero no se que me sucedió-dije porque me sentía vulnerable. Estaba bañándome y cuando salí, mi brazalete se enredó en mi toalla e intenté desenredarlo pero no pude. Al final lo arranque y salió volando. Fue entonces cuando me vi en el espejo y solo mis ojos me seguían.

-Y, ¿dónde lo dejaste?

-Lo tomó Hakilo pero María ya fue a buscarlo.

Se llevo la mano a la barbilla y comenzó a caminar por toda mi habitación.

Analizando.

-Esto es increíble-dijo. Puedes copiar el cuerpo de las personas.

-No lo se pero no quiero que padre y madre lo sepan-dije.

-No te preocupes no lo sabrán-dijo. Mi boca esta sellada.

-Bien-dije-¿Sabes a donde fue Veruto?

-En realidad no pero si quieres puedo buscarlo en sus aposentos.

-Por cierto te ves más guapa en comparación a la chica que llevaste a las cocinas-dijo riendo.

-Calla Catalina-exclamé y también reí.

Comenzó a peinarme y, de pronto, se detuvo.

-Lamento que tengas que casarte con el hijo del duque.

-Acaso, ¿no es nuestro deber como princesas?-pregunté mientras ira creía en mi interior.



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En el texto hay: sirenas, brujas, faes

Editado: 27.12.2019

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