Libro 2. No te dije adiós, el diario de Susan

20. Habitación 305

Habitación 305 🤍
 


Siento que mi cabeza va a reventar, me toco y duele, ¿Papá? que hago en el hospital, como he llegado aquí, quien me ha traído, que es lo que ha pasado, ¡Gary! ¿Dónde está Gary? observo a mi alrededor y estoy sola en la habitación, Gary perdió el control del auto, lo recuerdo, ha sido mi culpa, hemos venido discutiendo, solo tenía que dejarlo pasar hasta llegar al hospital, pero me he puesto molesta y no pude callar, ¿Dónde está Gary? La puerta de la habitación se abre y veo que entra mi madrina.

—Cariño —con sus ojitos llenos de lágrimas, se le ve pálida y algo desordenada, asumo que ha pasado aqui la noche.

— ¿Dónde está él? —pregunto, intentando levantarme de la cama.

— ¿A dónde crees que vas?

—Dejame ir por Gary, madrina. Por favor. —suplico entre lágrimas.

—Cariño, él está al final del pasillo, está descansando, se golpeó fuerte la cabeza, está fuera de peligro.

—Me prometes que está bien.

—Te lo prometo mi niña, ahora tápate de nuevo que hace frío y ya te traigo un vaso de café para que te caliente.

Me acomodo nuevamente entre las cobijas y observo a mi madrina salir de la habitación por mi taza de café, confío en ella, pero tengo ese susto refugiado en mi pecho que a pesar de sus palabras no me ha tranquilizado. Lo siento aquí penetrando, agarrándome el corazón y estrujando fuerte, siento miedo y observo mis manos temblar, la ansiedad, es solo eso Susan. Ansiedad. Por verme nuevamente en el cuarto de un hospital, por todo lo que viví en el pasado, tranquila. Debes estar tranquila.

Mi Madrina regresa a la habitación y entre sus manos trae un vaso, al parecer con jugo.

—El doctor me dijo que por ahora mejor te diera jugo y no cafeína.

Reprocho, de verdad quería algo caliente, es cierto que aquí se siente mucho el frío.

— ¿Desde cuándo estoy aquí?

—Desde anoche cariño, son las 7am. Por cierto ¿Quieres que le avisé a tu mamá? No sabe nada, no he querido preocuparla, el doctor dice que estás muy bien.

—No, mejor no le digamos nada, no quiero que se angustie, es cierto. Y no ha pasado nada malo ¿verdad?

—Ya verás a Gary —mi madrina me conoce, sabe lo temeraria que estoy, coge mi mano, al percatarse de que estoy temblando, el jugo baila dentro del vaso, es algo que no logro evitar, se apodera de mí, y más aún cuando siento miedo de perder, cuando siento miedo del dolor.

Habitación 305, oí a la enfermera cuando le daba esa información a mi madrina, ella iría a ver a Gary por mí, además de saber cómo se encuentra él, quiere que yo este tranquila, mi madrina coge de su cartera lápiz y papel para que yo le pueda enviar una nota, y él pueda responder, y solo eso me mantendrá en calma, mientras pueda ya levantarme de aquí para ir por él y no separarme más de su lado.

"No estamos tan separados, solo son unas cuantas habitaciones de diferencia, iré a verte más tarde, quizas deba escapar para eso, pero no se lo digas a nadie, ponte guapo para mi"

Tu Susan.

Le entregue la nota a mi madrina luego de encargarle muchas veces, quiero que él pueda leerla, es una de nuestras maneras favoritas de comunicarnos.

—Cuando la lea, por favor dile que el posdata, es; te amo.

—Cariño, el posdata se lo puedes dar tu ahora cuando vayas hacia su habitación, ahora descansa.

—Díselo por favor —mis ojitos se empañaron.

—Lo haré.

Mi madrina toma la carta y antes de salir de la habitación me regala un cálido beso en la frente. El amor te sana, tiene un poder tan grande en nosotros, solo con su cercanía, solo con sus caricias, con su amor, te sientes fuerte.

Espere ansiosa desde que ella salió de la habitación, espere por más de 10 minutos a que regresara, y no entendía porque demoraba tanto, su habitación está en el mismo pasillo no debe tomar el ascensor, no debe bajar o subir escaleras, no debe ni siquiera cruzar el pasillo, cuál es su demora, esto me pone ansiosa.

Quise levantarme y averiguar cuando la veo entrar nuevamente, junto con mi madre.

—Cariño —mi mamá me abraza fuerte, me lastima un poco, pero está bien, me da el amor que necesito ahora.

—¿Estás bien?

Asiento con la cabeza y le muestro mi cuerpo y me puedo mover para que esté tranquila.

—¿Le diste la nota? Escribió, te dijo algo, ¿cómo está? —ahora dirijo mi mirada hacia mi madrina.

—Cariño calma, Gary estaba dormido, espere unos minutos fuera de su habitación, pero la enfermera me dijo que ya tenía rato durmiendo y que era mejor dejarlo descansar.

—¿Y la nota?

—Aquí esta.

—La hubieras dejado debajo de su puerta, o no, está bien, cualquiera la pudo haber tomado.

Sentí una desilusión tan grande tenerla de nuevo en mis manos, eso me puso mal. Comencé a llorar, cogí la nota y la rompí, sé que esta mal, sé que no es la manera, pero el dolor nos lleva a reaccionar de la forma más negativa que podemos hacerlo.

—Mi niña no te pongas así. Gary está bien, solo duerme, solo descansa —mi mamá intenta consolarme.

—Entonces que me dejen verlo ya mamá. Entiende, tengo miedo.

—Cariño debes tener calma, ya sabes que te pueden sedar.

—Y si eso fue lo que sucedió, si estaba tan desesperado como yo por verme, que lo tuvieron que sedar.

—No lo sé cariño, solo me dijeron que descansaba.

_Él debe estar tan asustado mamá, deben decirle que estoy bien, por favor ve y dile que estoy bien.

—Cariño si no te calmas tendré que llamar al doctor.

—No, por favor, no lo hagas.

—Yo ire nuevamente más tarde —me dice mi madrina para que pueda tener calma.

Respire profundo un par de veces, no quería que me sedaran, sabía que mi madre debía ir hasta la casa por algunas cosas, por ropa, ya mañana me darán de alta, y le han pedido que vaya por algo cómodo para mí. Me mantendré tranquila, solo esperare estar sola y levantarme de aquí. Sé que hay algo que me ocultan, lo sé. Lo puedo sentir.



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En el texto hay: diario, romance, drama

Editado: 16.03.2023

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