Libro 2. No te dije adiós, el diario de Susan

22. Alguien más

Alguien más 🤍
 


Los días pasan desde la noche de aquel terrible accidente en donde Gary casi pierde la vida y la mía junto con él, aunque yo no me hubiera ido en alma, ni cuerpo, si se me hubiera ido la vida. Desde aquella noche Gary cada vez está más distante, cada vez se aleja más, y lo pierdo. Entiendo, que no logra recordarme, entiendo que su memoria nos ha puesto a prueba, así lo siento yo, pero me duele tenerlo lejos y que no sea yo quien pasee cada noche por sus pensamientos y lo que más dolor me causa es que su padre haya decidido apoyarlo en cuestión de alejarse, desde el hospital que le dieron salida no lo he vuelto a ver, al menos no de cerca.

Todas las noches antes de dormir mirando al vacío me pregunto ¿Y si nunca me recuerda? ¿Qué hago con este amor? y los ojos se me nublan, se empañan y empiezo a llorar desconsolada y temerosa, un miedo tan profundo que me abraza y por toda la noche no me suelta, no hay respuestas ante mis preguntas.

¿Cómo saberlo? No sé cómo funciona el cerebro en estos casos, cómo se recupera. He investigado un poco con respecto al caso, y en su mayoría las personas que sufren de este trastorno no recuperan la memoria. O al menos no recuerdan gran parte de su vida, como sucede con Gary, el recuerda a sus padres, a Mathias, algunas cosas de su vida, su infancia. Es a mi a quien no recuerda. ¿En serio la vida puede ser más jodida?

-Debes buscarlo y hablar con él ¿acaso te piensas rendir? de eso se trata el amor, de luchar, levanta tu lindo trasero de ese sofá y sube a darte un baño y ponte hermosa, si Gary no te recuerda lo vas a volver a enamorar, tienes una gran ventaja esta vez.

- ¿A qué te refieres con tener una gran ventaja? -cierro mi diario y lo dejo a un lado.

-Lo conoces cariño, sabes lo que Gary ama, y Gary te ama a ti, ayúdalo a recordar, de lo contrario si pasan los años y algún día te recuerda, nunca te lo va a perdonar, haberlo dejado así, sin luchar.

- ¿Eso crees? - fijo mi mirada hacia la chimenea que se encuentra apagada, ya ni vida tiene.

-Acaso tú no, Tú crees que si fuera el caso al contrario, él no lucharía por ti ¿Eso crees? que se rendiría así no más. Tu Gary nunca te hubiera dejado ir, sin antes luchar hasta ya no tener opciones. Y aún así se iría amándote en silencio.

-Tienes razón madrina -me levanto del sofá y le doy un abrazo fuerte, de esos que te estrujan hasta el alma- gracias por estar aquí para mí.

-Ahora ve cariño, ve por él.

-Madrina -me detengo sin mirar atrás- tengo miedo.

-Debes tenerlo, cariño.

. . . 
 


Creo que no hay nadie que pueda consolarme, al menos alguien que no sea él, y no buscare consuelo en nadie, solo me quedare aquí tumbada sobre mi cama escuchando a Beret, es lo que necesito por ahora, estar sola y llorar hasta que ya no hayan más lágrimas, llorar hasta que esto acabe, o acabe conmigo, no imagine el dolor tan grande que implica amar, como duele ¿por qué mierdas debe doler tanto? como arrancarme el corazón y desecharlo junto con todo lo que siento, y no. No. No quiero escuchar a nadie más decir que no debo rendirme, no quiero escuchar a nadie más opinar sobre esto, nadie lo siente, nadie lo sufre, así que nadie puede entenderme, ¿Como mierdas luchas contra la pérdida de memoria? y más cuando esa persona ya está saliendo con alguien más.

El amor no se aloja en el pecho, no viene del corazón, solo se siente ahí, pero eso no significa nada, cuando dicen que te llegan en el corazón, es mentira, mienten, te llevan en la cabeza, en la mente, en el cerebro, en recuerdos, memorias, imágenes, pero si pierdes todo eso, ya no hay vuelta atrás, el corazón ya no siente, el corazón tampoco reconoce, no importa que tan grande haya sido ese amor.

. . . 
 


-¿Qué te parece madrina?

-Estas hermosa cariño.

Estoy nerviosa, esto lo he sentido antes, ese sentimiento intenso, pequeño, que se hace por segundos cada vez más grande, no dejare que esta noche me detenga, me acorrale, me llene de dudas de si debo o no ir hacia él, quizás solo son los nervios, nada malo puede pasar.

Me miro por quinta vez al espejo antes de salir, recordando eso que me dijo mi madrina "Haz que se vuelva a enamorar" para ello primero debo llamar su atención y que me deje acercar, solo así poder entrar en su vida otra vez, como una completa desconocida, eso duele, ser un nadie para la persona que tanto amas, pero así empezó todo esto, siendo un par de desconocidos, que se vieron solo una vez y con eso bastó, debo hacerlo de nuevo. Por un momento lo pienso, mientras ajusto bien la chaqueta de cuero a mi cuerpo, ni siquiera como su amiga me ha dejado acercarme, es como si tuviera algo en mi contra, una lágrima sale hacia mis mejillas incendiando todo a su corto paso, eso tras luego de llenar mi mente de pensamientos vagos y dañinos, y si Gary no me olvido, si solo me aleja porque me culpa por el accidente.

Mi madrina se acerca y seca esa lágrima ardiente e hiriente.

-Todo estará bien cariño -me gustaría poder confiar tanto en sus palabras, y que me calmaran al menos un poco, pero eso nadie lo sabe, ella no lo sabe en realidad, de que todo estará bien ¿cómo saberlo?

Decido callar y mirarla a través del reflejo en el espejo, solo puedo asentir con la mirada.

-Y estas guapísima, así que ve por él.

-Deséame suerte.

Le doy un beso en la mejilla y ella me regala otro, nos despedimos con un abrazo, cuando veo que saca las llaves del auto, las miro y dudo en tomarlas, sin embrago me prometí que esta noche seria fuerte, comenzando ya por tomar mi auto. Ya ha pasado el tiempo, es hora de permitirme vivir y dejar los temores que me están alejando de todo y todos.

Las calles de Hannah están húmedas y solas, a veces no sé qué se suele hacer la gente, ahora no se aprecia nadie caminando por ahí, solo escasos autos que pasan a mi izquierda, con sus ventanillas hasta arriba para guardarse del frio. De noche algunas calles sí que parecen una ciudad fantasma, las transitas y ves los colores de las casas de un tono neutro, oscuro, opaco, como si esta calle solo fuera de abuelitos. Tomo un chicle de mi cartera y lo llevo a mi boca, sandia, me encanta. Estoy muy nerviosa, y solo quiero masticar, masticar, masticar. No sé si a alguien más le suceda, siento que con este tipo de nervios voy a vomitar, quizas desmayarme, se me revuelve el estómago, parece que quisiera ir al baño, así me ponen, aunque hay algo más, algo que me tiene inquieta. Esa punzada en mi corazón, esas que te advierten de algo, por eso mismo es que voy manejando despacio, evitando cualquier tipo de accidente, aunque algo me dice que esta palpitación acelerada y molesta tiene que ver más con Gary, que con algo que pueda sucederme a mí.



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En el texto hay: diario, romance, drama

Editado: 16.03.2023

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