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Capítulo 3: De Masticatione Mortuorum in Tumulis.

De masticatione mortuorum in tumulis (De la masticación de los muertos en sus tumbas) es un curioso tratado sobre vampirismo compuesto en 1725 por el pastor luterano Michaël Ranft. El libro, utilizado por H.P. Lovecraft en su abultada biblioteca apócrifa, es una refutación del Dissertatio historico philosophica de masticatione mortuorum (Disertación histórico filosófica de la masticación de los muertos), escrita cincuenta años antes, donde se afirmaba que el diablo suele cebarse con la carne de ciertos cadáveres.

Ranft, por su parte, aplica un racionalismo excéntrico, y afirma que los cementerios no son en modo alguno un sitio de descanso. Por el contrario, desliga al pobre Lucifer de todo placer por esta dieta cadavérica, y señala que los verdaderos causantes de la mutilación que revelaban las exhumaciones eran consecuencia del apetito insaciable del propio muerto. Acto seguido, se burla de los remedios folklóricos para retener a los muertos en sus tumbas, tales como enterrarlos boca abajo, llenarles la boca con tierra o piedras, en incluso sellarles la mandíbula mediante tiras de cuero húmedas. De Masticatione Mortuorum in Tumulis, casi sin desearlo, se convierte en un magnífico recorrido por estas creencias necrófagas.

Eran pocos los que creían en la resignación de los muertos. Al contrario, era común pensar que la vida de intratumba hervía con una actividad sobrenatural. Los muertos tienen un apetito feroz, apunta el mito, implacable, eterno; lo cual los impulsa a efectuar pequeños reconocimientos en torno a sus sepulcros. Muchos enterradores y sepultureros aseguran haber extraído jirones de mortajas de las bocas de los muertos, incluso restos de su propia carne pútrida. Ranft cita un caso muy interesante sobre la exhumación de una tumba ocupada por un matrimonio que se devoró mutuamente en la oscuridad.

Ya el título del libro, De Masticatione Mortuorum in Tumulis hace referencia a una costumbre habitual entre los espíritus intrépidos de la época: pasear por el cementerio, de noche, y detenerse a oir el ruido de los muertos al masticar sus propias extremidades bajo tierra. Pero De Masticatione Mortuorum in Tumulis es algo más que un intento de explicar porqué los muertos royen sus huesos. Su verdadera intención es explicar el vampirismo como un fenómeno natural. Para ello se basa en el famoso caso de Peter Plogojowitz.

Kisilova, Hungría, 1724. Peter Plogojowitz es acusado de levantarse periódicamente de la tumba para asesinar a sus vecinos. Las muertes, que para algunos ascienden a nueve, generaron una histeria como nunca antes de había visto. En ningún lugar, antes o después, se creyó en vampiros tanto como en aquella remota región de Hungría. De Masticatione Mortuorum in Tumulis racionaliza estos hechos, aunque de un modo que escandalizaría a nuestros sabios modernos. Ranft menciona que todos los muertos relacionados al caso habían tenido contacto con el cadáver de Peter Plogojowitz, ya sea físico, es decir, táctil, o bien ocular; y relaciona sus muertes con alguna enfermedad que elude las interpretaciones ortodoxas. Aquellos afortunados que no habían visto el cuerpo de Peter Plogojowitz, organizaron una expedición al cementerio de Kisilova. Armados con hazas y palas e iluminados por antorchas abrieron la tumba del vampiro.

Michaël Ranft describe el hecho de este modo:

"Estos valientes hombres perecieron de una muerte súbita y violenta. Esta muerte, sea cual sea su origen, parece causar terribles visiones en los que han atestiguado su faz. Repentinamente, el occiso se alza del sepulcro e inquieta a su círculo familiar, la inquietud trae dolor, el dolor trae melancolía, la melancolía engendra noches de sobresaltos y sueños tortuosos. Estos sueños, sin duda, producen una extraña enfermedad que conduce eventualmente a la muerte." De Masticatione Mortuorum in Tumulis continúa su largo periplo por la dieta de los muertos. A continuación cita un caso de Leipzig, donde un verdugo, no se sabe bajo qué condiciones, desentierra el cadáver de un hombre enterrado junto a su mujer. De su garganta extrajo una larga cinta de seda blanca que habria sido colocada en la cabeza de la mujer durante la inhumación. En Bohemia, durante 1345, una mujer fue exhumada bajo orden judicial. En su boca se encontró la mitad de la mortaja que la envolvía. Otro caso interesante es el de ciertos cadáveres de Moravia con la inoportuna tendencia a roer sus propias entrañas.

Ranft no se deja llevar por vanas tradiciones populares, y enfoca el problema del vampirismo desde una óptica científica; claro que la ciencia de aquella época variaba notablemente con las férreas normas aceptadas hoy en día, de modo que sus argumentos pueden sonar insólitos al académico fundamentalista. Según el autor, el vampirismo podría ser un residuo psicológico de los muertos en el mundo de los vivos, especialmente de aquellos que han muerto de forma repentina, causando inquietud y horror entre familiares y vecinos que, sugestionados, darían la forma del muerto a ese terror vago e informe que sigue a los dolores espirituales intensos.



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En el texto hay: hechizos, maldiciones amorosas

Editado: 19.03.2018

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