Anhelos
Lágrimas, no fluyan más
Y si vuestro anhelo es fluir,
Hacedlo con suavidad.
Lord Herbert.
Capitulo 1
Lunes
Al despertar sientes dos sabores desiguales: dulce y ácido. El dulce porque no hay mejor placer que dormir y el ácido porque miras el reloj que te índica que faltan veinte minutos para la siete de la mañana; buscando una traducción en mi diccionario personalizado eso quiere decir que estoy tarde para ir al trabajo.
Una persona con dos dedos de frente correría para estar lista en la menor cantidad de tiempo posible para no llegar tan tarde; he agotado todas las excusas habidas y por haber. Ya no puedo usar las siguientes excusas: “Se me pichó una goma” “me intoxiqué con un pescado” “creo que estoy embarazada” hasta “llegué tarde por que sentí que me estaba persiguiendo”.
Solo me falta incluir la muerte de un familiar, y que mejor que mi suegra para empezar. Tengo bastante material gracias a “Mil formas de morir”. Lo malo es que no soy buena fingiendo, en vez de presentarme con una cara afligida y triste, me aparecería feliz y radiante como si me hubiera sacado la lotería nacional.
Giro ligeramente en la cama hacia la derecha para encontrarme con Rodrigo, mi esposo. Mi amada pareja desde hace años. Acaricio suavemente su cabeza e inmediatamente le escapa un ronquido, el doctor le ha dicho que eso desaparecería si perdiera un poco de peso en mi caso la bariática sería la mejor solución.
Vuelvo a ver el reloj, marca las la siete con ocho minutos. “Hora de levantarse” imitando mi subconsciente la voz off de los Teletubbies. Salgo de la cama a rastras y a puro topetazos llego al baño.
Mi reflejo me brinda el fatal aspecto que tengo. Pudiera enumerar las causas de esto como por ejemplo nunca me desmaquillo además que no cuido mi piel como debería. A pesar de haber nacido en un país tropical en donde la piel mulata es lo predominante; mi hermana y yo somos lo que aquí llaman gringa del Caribe. Saqué los ojos azules y cabellera rubia de mi padre ya que él es de ascendencia canadiense. De mi madre saqué la mejor exportación del país, un trasero de 14 quilates, labios carnosos sin contar el temperamento de los mil demonios típico de una mujer que nació en el mismo trayecto del sol.
Lo del cuerpo despampanante lo perdí cuando me casé, reconozco que me he descuidado un poco. En mi defensa ¿Qué haces cuando tu esposo en vez de traerte comida dietética, te trae comida chatarra? ¿Qué haces cuando compras manzanas para cenar en cambio tu esposo compra pizza con extra queso? Nada más que argumentar su señoría. Lavo mis dientes aparte de hacer mis necesidades. Al terminar de ducharme, cubro mi cuerpo con la toalla, no me gusta mi cuerpo.
Levanto la mirada y encuentro a Rodrigo en el marco de la puerta, él es el único que no vive acomplejándome pero tampoco puedo decir que me estimula a cambiar en mis hábitos. Se posiciona detrás de mí para abrazarme y decirme la misma oración de siempre.
—Debes de perder un poco de peso bebe—besa mi hombro—Pero todo a tu ritmo.
— Págame la bariática—. le sonrió mordazmente. —Y luego hablamos.
La última vez que me pesé tenía 95 kilos es decir 209 libras de más. Con mil dietas por hacer y un millón de razones para no hacerla aún guardo la esperanza de que la dieta de la fe resulte en mi caso.
*********
El tráfico a primeras horas de la mañana es sumamente caótico. Los policías de tránsito en vez de ayudar, empeoran las cosas. Sin sumarle que salimos de la casa extremadamente tarde. Termino de maquillarme en el auto además de enviarle un mensaje de texto a Aimé, comunicándole que una vez más entraré tarde.
—Estás muy bella, amor —. Me dice Rodrigo al tocarme la mejilla sin apartar la vista del volante.
— Es un mal en mi—Me gusta fastidiarlo. —Es un defecto familiar.
Después de decirnos esas palabras, pasamos el trayecto en silencio como siempre. Y no es que no me guste hablar con Rodrigo. No obstante el tiempo nos ha demostrado que es mejor que estemos callados.
Llevo 5 años casada con Rodrigo, mi matrimonio es sumamente monótono y tranquilo, no nos caracterizamos por hacer cosas juntos. A veces pienso que no debimos de pasar la línea de la amistad. Además aún me encuentro descifrando el dilema de que si me casé con Rodrigo o con mi suegra Carlota.
*********
Mi trabajo se encuentra en el 9 piso dentro de un edificio gubernamental hecho en los años de Ulises Heureaux, sé que estoy siendo exagerada empero los los ascensores son un asco, la electricidad también. Muchas veces nos vemos obligados a abrir las ventanas para que circule un poco de aire hasta que encienda las plantas eléctricas que también son un asco.