Normalmente nos ejercitábamos con otros tres grupos de niños, todos de nuestra misma edad dentro de uno de los gimnasios del sector. Vimos un fluir constante de personas, pero siempre compuesto de grupos. Algunos coincidían con nosotros en más de una actividad.
Al pasar el tiempo se nos fue dividiendo en más conjuntos, dependiendo de nuestras capacidades. Mis amigos y yo empezamos a fingir desde las primeras semanas para que no nos separaran, lo que uno no podía hacer bien los demás tampoco, en lugar de perfeccionar nuestros talentos los escondimos. Yo era la más rápida por mucho, así como la más ágil, silenciosa y temeraria. Solo lo sabía Ezra, en el momento en que me descubrió corriendo más rápido que él me detuvo, unos días después del enfrentamiento con el cuidador.
Nuevamente estábamos en el gimnasio, tenía una gasa pegada al rostro, a diferencia del primer día usaba un nuevo calzado, suficientemente cómodo para querer probarlo. Cuando no habían cuidadores a la vista o estaban distraídos podía sentirme un poco más libre.
- Vamos Canary, compite conmigo.
-No quiero Kamy - el nuevo apodo que había adoptado para mí- está el cuidador Mason, sabes que desde ese día no me quiero acercar a él.
- Pero no nos acercaremos a él- Brinqué a su alrededor con la energía que me consumía.
Normalmente en mi casa salíamos a un paseo por el bosque desde muy temprano, mi madre siempre me acompañaba, era la única que seguía mi ritmo, podíamos continuar por horas y horas.
-Kamra, no molestes a Canary.
-Vamos Kyle, sabes que no haré nada para lastimarla.
-Claro que sí, si no, no lo olvidarías.
-Déjala en paz Kyle, quiere jugar.
-Juega entonces tú con ella Ezra- volteó a verlo y levantó una ceja, como retándolo.
Antes que jugara una niña con un niño podría haberse visto extraño pero no más, convivir entre niños era algo extraordinario, la falta de más pequeños hacia difícil el compartir tiempo con alguien de la edad así que Kyle solo intentaba molestar a Ezra, cosa que jamás sucedía.
Ezra tomó mi mano y me alejó hasta una línea de meta que estaba pintada en el suelo, la más alejada de los cuidadores, no es que tuviéramos una aversión como lo hacía Canary pero no nos fiamos de ellos.
Brincaba alrededor de él. Mi cabello rebotando en una coleta alta, me gustaba tenerlo atado de esa manera. Siempre me hizo sentir como un equino, un caballo o un unicornio.
-Vamos Kamy, no te distraigas. Hagamos esto antes de que nos noten. - Ezra sujetó fuerte mi codo para llamar mi atención. Inmediatamente desistí. No había forma alguna en la que no fuera a tomar en cuenta las palabras de Ezra.
-Entonces vamos a hacerlo.- dije frotando mis manos, emocionada.
Amaba competir con los niños, me daba una sensación de superioridad. Normalmente siempre estaba discutiendo con Kyle, que se empeñó en proteger a toda costa a Canary incluso de mí, así que nuestras competencias eran un poco personales, no entendía su afán por molestarse conmigo por querer jugar con la única otra niña de nuestro grupo.
En la familia de Kyle de alguna manera le habían enseñado que tenía que ser mejor que las niñas en lo físico, pero en lo que se refería a mí no podía ser, por cada reto que hacía lo cumplía sin chistar.
Ezra me colocó en la línea de meta, sostuvo mis brazos y miró a los ojos. El bochorno del gimnasio no hizo nada para evitar que mi piel se pusiera china donde tocaban sus manos.
-Vamos a hacer esto Kamy, daremos una vuelta. No hay que pasar cerca de los cuidadores. No importa quien gane solo será esta ocasión ¿De acuerdo?
Empecé a vibrar bajo su escrutinio. Quería empezar de una vez. Rápidamente asentí para que me dejara y pudiéramos correr.
- A la cuenta de tres. 1..2...- No terminó de contar tres cuando salió corriendo antes de que me diera cuenta.
Ezra podría parecer un niño muy serio, pero lo sabía mejor. Debajo de sus capas de seriedad y protección se encontraba un niño igual o más inquieto que yo.
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Editado: 14.01.2020